The Prisoner Wine Company
The Prisoner Red Blend 2012
Zinfandel – Cabernet Sauvignon – Syrah – Petite Syrah – Charbono – Grenacha
15,2% Grad. Alc.
Napa Valley, Oakville, Napa County, California, Estados Unidos.
Es extraño y hasta injusto estar en una vinoteca norteamericana y no reparar en vinos estadounidenses, y es que los bajos precios de los vinos argentinos y chilenos –en comparación a Sudamérica, increíblemente- y de otras latitudes atraen la atención, pero no siempre tiene que ser así, ambos aquí coincidimos en que en relación a vinos hay que ser infiel y aventurero pues en una botella venida de un país lejano puede estar guardada aquella experiencia diferente, aquella sensación a gloria que ya sintieron los franceses en aquel famoso Juicio de Paris donde descubrieron que aquel placer no era producido por caldos de su país sino –Oh merde! Comment puis-je modifier mes notes du vin?- por vinos estadounidenses. Aunque no es lo más importante éste tinto atrae desde la belleza de su etiqueta, un cuadro que podría ser enmarcado, pero eso sólo se torna realmente importante luego de descorchar la botella y encontrar aquel goce del presente caldo que desconocíamos por completo hasta ahora.
De un púrpura que coquetea con lo azulado, denso, lágrimas enormes, intensas y extremadamente persistentes.
Muy afrutado, a la media hora de servida la primera copa hay una fuerte sensación vainilla, un toque de madera y un leve tostado.
Primera copa: afrutado, ciruelas negras, moras, frambuesas, mucha fruta madura, como de compota. Toque de especiado y la rica y marcada sensación a vainilla. De una estupenda acidez, marcada, muy presente. Final largo, retrogusto algo alcohólico, algo mentolado, y con un toque de clavo de olor. En la segunda copa el retrogusto es como a licor de casis, algo cálido, entiéndase, algo alcohólico, no incomoda, pero sigue ahí, aunque esa sensación media acaramelada resulte muy sabrosa.
Lástima que por aquí no lleguen tantos vinos de la tierra de Tim Howard, y los pocos que llegan son de líneas básicas (o por ahí) en su país de origen, y aquí (y en Perú también) son ofrecidos a precios exorbitantes. Para graficar mejor tres pequeños ejemplos:
Francis Coppola Diamond Collection Merlot (sí, el vino del afamado director de cine) en Brasil: US$ 79,00 dólares; en Estados Unidos: US$ 11,00 dólares.
Robert Mondavi Private Selection, en Brasil: US$ 35,10 dólares; en Estados Unidos: US$ 8,50 dólares.
Robert Mondavi Fume Blanc, en Brasil: US$76,25 dólares; en Estados Unidos: US$ 13,50 dólares.
Pero volvamos al presente tinto. Entonces, ¿cuánto costaría un vino como el bebido ahora? Éste no lo venden, y no quiero ni imaginar a cuánto sería ofrecido en un hipotético caso. Con eso de poner ahínco en aquella frase trillada de que “el vino es elitista” se aprovechan y quieren vender estatus –de hecho lo hacen- poniéndole el precio que quieran, si queda, pues queda, lamentablemente. El estatus no da placer, ya un buen vino sí.
El vino de este post fue adquirido en Total Wine de Chesapeake, VA, a US$ 39,90 dólares (RS 90,60 reais ó S/. 110,50 soles) a inicios del presente año. No es un vino económico pero por estos lares costaría más del triple de ese valor, así que al precio adquirido y por todo lo que ofrece creemos que cuenta con una excelente rpc.
Es muy aterciopelado, de taninos muy sedosos y elegantes, de una extrema sutileza de inicio. Además de enólogo el responsable por este tinto tiene que tener alma de arquitecto y espíritu de alquimista pues para fusionar tan bien todas estas cepas –ojo: son seis uvas, de las cuales cuatro no son tan familiares, al menos por estos lares, de hecho para estos dos entusiastas- tiene que serlo: todo un artista. Quizá el único defecto, para nosotros, es aquella cierta calidez que se deja sentir en el retrogusto. Ojo, no incomoda, estamos en casa y a nuestras anchas, pero es algo que preferiríamos no encontrar. No es demérito para dejar de considerarlo todo un vinazo, digno para ser alabado al mejor estilo musulmán, como solemos decir por aquí, posterior a la venia que hacemos ante las copas, ya que aquella tradición ancestral de ofrecer un chorrito a la pachamama agradeciendo muchas veces no va; todo directo al gaznate. And my blood is my own now / don't care where the past was / i know where i'm going…, out! Realmente este tinto emociona.
Resultan pocos y hasta injustos los adjetivos que le podamos adherir. Si gustan de vinos tintos y alguna vez se cruzan en su camino con éste caldo es el destino que quiere que ese encuentro sea impostergable; no dejen pasar la experiencia. Tremendo representante estadounidense.
The Prisoner - Iron Maiden
Este tema viene en el lp The number of the beast de la mítica banda británica Iron Maiden a inicios de los años 80's. Recuerdo que hacia finales de aquella década llegaban amigos a casa con el casete pirata de ésta y otras bandas -habían originales pero con la tremenda inflación de ese entonces era utópico pensar en hacernos con ellos-, yo todavía no era tan fanático como mis amigos pero quedaba anodadado viendo las diversas carátulas en la copia blanco y negro e intentando imaginar cómo serían las originales a colores, para luego esbozar un dibujo distorcido de aquellas portadas, y el lp donde viene este tema era uno de los favoritos a ser dibujado y/o calcado; buenos recuerdos.