‘The Private Eye’ da un vuelco a la distribución de cómics

Publicado el 27 marzo 2013 por El Ninho Naranja @NinhoNaranja
27 mar 2013   BigLoke
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En un futuro distópico no muy lejano, el concepto de la nube y las redes sociales no existen. Está totalmente prohibido obtener información de cualquier persona que no pueda obtenerse por los canales habituales de información. Paralelamente surgen los papparazzi, detectives privados ilegales que se dedican a recopilar información de personas bajo pedido. Y aquí entra Patrick Immelmann, un paparazzi que recibe un misterioso encargo de una joven de alta posición. Bajo esta introducción nos presentan Private Eye, una serie de diez números guionizada por Brian K. Vaughan el cual ya ha trabajado en series como ‘Runaways’ o ‘Y: El último hombre’, dibujada por Marcos Martín, un dibujante de trazo inconfundible que lo mismo se lía a dibujar la linea de Spiderman que a viñetear a la Liga de la Justicia y coloreada por Muntsa Vicente, ilustradora en diferentes medios como Elle Magazine.

¿Y qué tiene de especial The Private Eye?
Lo que tiene de especial es su distribución a través de la página web del proyecto que es únicamente por Internet y el precio de venta al público: El que tu quieras. The Private Eye puede salirte desde totalmente gratis, como por la cantidad que desees aportar a esta idea. Una propuesta arriesgada totalmente y subjetiva a cada uno, pues recordemos otros “paga lo que quieras” previos que no acabaron de salir del todo bien, además de la reticencia que tenemos muchos todavía en las compras digitales.  Recientemente Vaughan comentó que consideraba en 99 centavos el precio justo por el cómic, estando la media de compra en 2$. Una situación que, de momento,  garantiza la salida del segundo número muy pronto, pero no el tercero…

¿Pero vale la pena?
Rotundamente si. La premisa por la que gira toda la trama es muy interesante, Brian K Vaughan es uno de los guionistas más populares del panorama actual, el dibujo de Marcos Martín es perfecto y totalmente pensado para tables o pantallas panorámicas, con grandes paisajes y escenarios en una sola imagen. El color personal que aporta Muntsa Vicente convierte este número en algo casi de culto, rozando el pop art en un baile de máscaras y colores continuo. Además, su distribución y la manera en que ha salido a la luz, puede marcar un precedente de la misma manera que Carmina o revienta removió las turbias aguas de la  distribución cine hace poco tiempo. Una lectura casi obligatoria para todo aquel que no tema probar algo nuevo.

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