The Purge: carnaval y catarsis

Publicado el 01 julio 2013 por Juan Pablo
El carnaval es un espectáculo que se desarrolla sin rampa y sin separación entre actores y espectadores. Todos sus participantes son activos, todos comunican en el acto carnavalesco. No se mira el carnaval, y para ser más exactos, habría que decir que ni siquiera se le representa sino que lo vive, se está plegado a sus leyes mientras estas tienen curso, y se lleva así una existencia de carnaval. Esta sin embargo se sitúa por fuera de los carriles habituales, es una especie de "vida al revés", "Monde á l¨envers" (Bajtín 1976: 312)

'The purge. La noche de las bestias', la primera cinta de James DeMonaco, es el último acercamiento del cine de ciencia ficción a uno de sus subgéneros más frecuentes, el de la distopía. Esos mundos ideales y maravillosos, que llegados a ciertas cuestiones como la vejez, la enfermedad o la disidencia frente al poder, dejan de serlo para convertirse en auténticos infiernos (en los que la utopía se transforma en horror), ya se registran en los albores literarios de la 'fantaciencia'. Así, el destino del viajero que protagoniza 'La máquina del tiempo' (1895), de H. G. Wells, no es otro que una sociedad dístópica. Es la formada por los hedonistas eloi, siempre entregados al placer pero temerosos de servir el alimento de los embrutecidos morlocks. Siendo el gran Wells -junto con Julio Verne- uno de los pilares de la ciencia ficción moderna, cumple concluir que la distopía (esas utopías negativas en comparación con la sociedad descrita por Tomás Moro en su 'Utopía') ya eran uno de los temas más frecuentes en los albores de la actual ficción científica. Dos han sido las versiones llevadas a la pantalla de la inmortal novela del gran Wells. La primera, dirigida por George Pal en 1960, consta en los anales del cine de ciencia ficción. A decir de muchos comentaristas, también es el título que inaugura ese fabuloso retrofuturismo que es el cine 'steampunk'. La segunda fue dirigida en 2002 por Simon Wells, el biznieto del escritor. También cuenta entre las cintas canónicas del 'steampunk'. En ambas películas, los eloi siguen dedicados al ocio contemplativo en el exterior y los morlocks, morando en sus catacumbas, siempre dispuestos a comérselos.
Convertida la ciencia ficción en uno de los géneros favoritos del público lector, como también lo es de los espectadores cinematográficos, fueron tres las distopías canónicas que alumbró: 'Un mundo feliz' (Aldoux Huxley, 1932), '1984' (George Orwell, 1948) y 'Fahrenheit 451' (Ray Bradbury, 1953). La obra de Huxley inspiró una celebrada serie de televisión en 1980, mientras que tanto de '1984' como de 'Fahrenheit 451' hay adaptaciones cinematográficas notables. De la distopía de Orwell, tres en concreto. La primera fue dirigida para la BBC por el brillante guionista Nigel Kneale en 1954. Rodada en directo y sin cortes, como requerían las emisiones televisivas de entonces, el gran Peter Cushing interpretaba al desdichado Wiston Smith. Aún hoy parece la mejor de las tres versiones. En 1956, Michael Anderson llevó a cabo la primera adaptación cinematográfica de la sociedad totalitaria imaginada por Orwell, claro trasunto del estalinismo. Edmond O'Brien y Jan Sterling fueron los protagonistas en aquella ocasión. El Gran Hermano volvió a vigilar a Smith en el nuevo acercamiento a esta distopía de Orwell estrenado por Michael Radford en el año aludido en el título. John Hurt fue el infeliz Smith, quien, según las órdenes de O'Brien (Richard Burton), imaginaba el futuro, "como una bota aplastando un rostro humano". El estalinismo allí denunciado desapareció. La mirada omnipotente de su Gran Hermano, evidentemente, no.
Robado acá -------> 3:)
Ya se anunció que habrá secuela...
La crítica de hoy la hace Charles Xavier pero el de Star Trek: