The Red Riding Trilogy: 1974, 1980 and 1983, Reino Unido 2009

Publicado el 03 febrero 2011 por Cineinvisible @cineinvisib

Las series televisivas de los últimos años han alcanzado un nivel de calidad, originalidad e innovación digna de las mejores películas. El británico Channel 4 llevó a cabo en 2009 un proyecto de miniserie que acabó estrenándose en las salas comerciales de medio mundo. Se trataba de llevar a la pantalla el negro universo del ciclo Red Riding del escritor David Peace.

Una investigación criminal que se prolonga durante 9 años y que, por problemas de presupuesto, se redujo a tres de las cuatro novelas que lo componen. Tres directores diferentes, Julian Jarrold, realizador de Jane (2007) con Anne Hathaway como protagonista, James Marsh, que cosechó todos los premios existentes en 2008 con su aclamado documental Man on Wire y Anand Tucker, que compagina su trabajo de director con el de productor, junto a lo mejores intérpretes ingleses han logrado una trilogía apasionante e hipnótica.

1974: en el condado de Inglaterra del Yorkshire, controlado por la policía que ha establecido un sistema generalizado de corrupción y violencia, un joven periodista, interpretado por el inspirado Andrew Garfield (Boy A, La red social), intenta descubrir que se esconde detrás del secuestro de varias niñas que aparecen violadas, asesinadas y con unas alas de cisne cosidas a la espalda. La extraordinaria recreación de la década de los años 70 nos traslada a una época, no tan lejana, que produce escalofríos, en una película donde el suspense se palpa desde la primera escena. Posiblemente la mejor de la trilogía.

1980: la policía del condado no avanza en la investigación desde hace años, evidentemente por un interés bien particular. Frente a la presión social las autoridades se ven obligadas a solicitar ayuda exterior. En esta segunda parte, las tres han sido concebidas para poder ser vistas de manera independiente, le toca a Paddy Considine interpretar el papel de un inspector de Manchester que intentará esclarecer los asesinatos. La más melancólica y pesimista de la trilogía, con una visión de una Inglaterra sumida en el marasmo de sacrificios económicos exigidos por Margaret Thatcher a las clases populares.

1983: el destripador vuelve a secuestrar, nueve años después de la primera desaparición, a otra niña. Un negro final a esta epopeya de sangre, corrupción y violencia que mezcla imágenes de archivo y el final de una espiral infernal, una serpiente que acaba mordiéndose la cola y envenenándose, al mismo tiempo. Una fotografía sepia añade el tono adecuado a una historia inspirada en hechos reales.

La trilogía compone un ciclo de la reciente historia de la oscura Inglaterra, la que poco a poco, la prensa y las películas van mostrando. Un periodo en que se sentaron las bases de un modelo económico que hoy ha llevado al país a la bancarrota, con unas drásticas medidas para superar un déficit histórico que quizás, en los próximos meses, provoquen una reacción social.

Un lúcido análisis de instalación de corrupción en un sistema, que podría servir de ejemplo para proyectos de otras televisiones. ¿Alguien se atreverá a llevar a la pantalla la magnífica novela 2666 de Ricardo Bolaño, con tanto acierto como lo hizo Àlex Rigola en teatro?