Poética, dura, emocionante. Las imágenes y los silencios resuenan por encima de los relinchos de los caballos y los escuetos diálogos de los cowboys del siglo XXI.
Entre el documental y la ficción. Los personajes hacen de ellos mismos. La historia es real, pero el filme, es ficticio.
Un ejercicio de estilo elegante, donde la belleza de la luz duele por dentro.
Un western crepuscular, un relato de la América profunda y de las cuitas y los deseos de unos personajes pequeños y a la vez universales.
(The Rider, dirigida por Chloé Zhao. EEUU, 2018).