Es imposible no experimentar una disociación un tanto esquizofrénica al ver una película (The Road, J. Hillcoat, 2009) hecha a partir de una novela que has leído (The Road, C. McCarthy, 2006). No dejas de asombrarte con los saltos en el tiempo, las elipsis, las condensaciones, las trasformaciones, las simplificaciones llevadas a cabo. Pero obviando estas cuestiones -porque en líneas generales es una adaptación fiel a la novela-, me quedo con las imágenes de un mundo devastado -extraordinaria fotografía de Aguirresarobe-que seguramente serán un referente de cómo hemos pensado el futuro que nos espera -los temores que engendramos-, desde la perspectiva de la primera década del siglo XXI.
Es imposible no experimentar una disociación un tanto esquizofrénica al ver una película (The Road, J. Hillcoat, 2009) hecha a partir de una novela que has leído (The Road, C. McCarthy, 2006). No dejas de asombrarte con los saltos en el tiempo, las elipsis, las condensaciones, las trasformaciones, las simplificaciones llevadas a cabo. Pero obviando estas cuestiones -porque en líneas generales es una adaptación fiel a la novela-, me quedo con las imágenes de un mundo devastado -extraordinaria fotografía de Aguirresarobe-que seguramente serán un referente de cómo hemos pensado el futuro que nos espera -los temores que engendramos-, desde la perspectiva de la primera década del siglo XXI.