Creador: Derek Simmonds
¿Domingos de series? ¿Es así como se llamarán ahora? No lo sé. No estaría mal destinar los domingos a las series, pero no prometo nada, además ya hubo una vez en que propuse la misma cosa y luego no llegamos a buen puerto. ¿Domingos de series? Bah... Sí estamos ante una nueva edición de "series de Netflix que en realidad no son de Netflix". Ya saben, series de determinadas cadenas de cable o televisión abierta que son emitidas en determinadas fechas y horarios, y que después son distribuidas por la plataforma online bajo el sello "original de Netflix", así como para que los incautos crean que Netflix es la gran cagá. Pasa con "Better Call Saul", de la cadena AMC. Pasa, por ejemplo, con la de ahora, "The Sinner", de la cadena USA (misma casa televisiva de "Mr. Robot", por ejemplo). Y sí, por supuesto, sigo en modo borrego, pero es que de verdad me interesaba echarle un vistazo a "The Sinner", sobre todo para hacer paralelismos con "Alias Grace" (serie canadiense de la cadena CBC... ¿y de Netflix?), con la que parece compartir importantes rasgos argumentales y sustanciales. Me demoré un poco, recién la terminé durante la semana que acaba de terminar, pero qué importa. Acá estamos.
Como "Alias Grace", "The Sinner" trata sobre una mujer acusada/condenada por homicidio. Pero hay más diferencias que similitudes. En "Alias Grace", si bien las causas y acontecimientos que rodean al célebre crimen no se dejan en la penumbra, se puede afirmar que en realidad no importa si Grace es culpable, o no, de los hechos que se le imputan; al contrario, el crimen, que por lo demás al final aún mantiene la misma ambigüedad e incertidumbre sobre la culpabilidad de la protagonista que había al inicio (a pesar de haber aclarado variedad de interrogantes por el camino), es una suerte de McGuffin que permite al relato adentrarse en aspectos más profundos y complejos, tales como los distintos niveles de abuso que Grace, y por extensión una gran cantidad de mujeres como ella, debe soportar en su día a día (en el fondo, ella siempre sería culpable de algo), entre otras dinámicas que pueden observarse en la relación entre hombres y mujeres. No obstante, "Alias Grace", en tanto relato y discurso, es demasiado plano, obvio y expositivo, descansando de forma contraproducente en la descriptiva y sosa narración de Grace, limitando a su mínima expresión las cualidades expresivas de la imagen audiovisual. Y claro, esto también significa que le falta fuego, furia, emoción, energía. Le falta Bikini Kill. (Para más detalles, acudir al post dedicado a "Alias Grace"... Uy, pero qué formal). Por su parte, sí, "The Sinner" también gira en torno a un crimen y cómo éste refleja, ya a mayor escala, el escrutinio al que se ven sometidas las mujeres en algún punto de su vida (sobre todo las que se salen de la norma). Pero hasta ahí llegan las similitudes, al menos las esenciales y cruciales.
Jessica Biel interpreta a una mujer, madre de un hijo y esposa de un hombre que parece buen sujeto, que un buen día en la playa acuchilla a un joven que pasaba el tiempo con sus amigos, provocándole la muerte. Biel es arrestada, la cosa va a juicio. El asesinato, claro, no tiene explicación, Biel debió haber explotado y listo, nada que hacer, mató a un tipo inocente. Acá comienzan las diferencias. En un inicio pensé que la serie no se centraría tanto en el crimen, en "resolverlo", como en ese sentir subyacente que impulsó a la protagonista a cometer semejante crimen (bastante sangriento y brutal, por lo demás). Pensaba eso porque la realización era elocuente; a diferencia de la de "Alias Grace", la puesta en escena de "The Sinner" es más de piel, de miradas, de silencios, de abismos mudos: Jessica Biel es una mujer que lo tiene todo, tiene un buen trabajo, una buena familia, vive en una ciudad casi paradisíaca, en el fondo, no se puede quejar. Y ahí radica el problema, su problema. Tampoco tiene mucho que decir, sus síes y sus noes se pierden en la corriente cotidiana: la suegra la pasa a llevar en la crianza del niño (sin mala intención, pero lo hace maldita sea), el esposo no se detiene a ver si ella quiere tener sexo o no, pareciera que Biel no tiene vida privada y que no le queda más que aceptar lo que le digan, porque "lo tiene todo" (qué más querría una mujer aparte de un esposo y un hijo y un trabajo y una casa propia). Tiene la vida perfecta... una vida ajena a ella misma, pero perfecta para otros, así que ¿cómo arruinarles esa seguridad y estabilidad? No es de extrañar que su mirada perdida refleje tamaña alienación. Y luego el sentimiento de culpabilidad. Sin embargo, el detective de policía interpretado por Bill Pullman (al que le encargan el caso del asesinato en la playa) intuye que tras la mirada perdida y alienada de Biel hay más que sólo frustración o resentimiento; vislumbra daño, violencia, abusos. Comienza a hacer preguntas, a obtener respuestas, y de repente este crimen irracional parece adquirir sentido y, sobre todo, explicación. Así, veremos que detrás del asesinato en la playa se esconde en amplio entramado de personajes y acontecimientos que "justifican" los tajos que Biel le propina al jovencito. De esta forma, los ochos episodios oscilan entre la mirada de Biel y la de Pullman (que mide 1.87 mts); entre el drama y el relato policial.
Ambas vertientes quedan bien equilibradas, especialmente en los primeros tres o cuatro, en donde la reconstrucción del pasado de Jessica Biel sirve para explorar en su compleja personalidad, en ese sentimiento de culpa con el que carga, que le han cargado de tantas maneras durante tantos años. Ya en el tramo final de la temporada esta reconstrucción se aboca casi exclusivamente a responder las interrogantes surgidas en los primeros episodios (qué significan tales recuerdos; qué responsabilidad tiene tal personaje; etc.), lo que conlleva dos problemas fundamentales: primero, naturalmente, se descuida el retrato de Biel, que es lo mejor de la serie, y; segundo, como toda serie que tiene la imperiosa necesidad de ramificarse y abarcar más de lo necesario, el relato se dilata y la sustancia (el dolor, el desgarro, el despojo) se diluye en este aletargado entramado argumental. Y aunque el final me gusta y me parece bonito (siempre es bonito cuando la verdad sale a la luz, especialmente para ayudar a los indefensos y los abusados), se puede cuestionar que la satisfactoria resolución de los conflictos sea también una solución a todos los problemas de Jessica Biel como mujer. En este sentido pierde frente a "Alias Grace", pues en ella queda claro que Grace de todas formas tendrá que vivir con un estigma por el resto de su vida (sea inocente o culpable), sin mencionar que aún así debe amoldarse a la necesidad de los hombres que la rodean. El final de "The Sinner" es bonito, ¿pero es realista esa catarsis total que propone? Aunque Biel encuentre paz consigo misma y logre deshacerse de esa carga de culpabilidad que le pesaba en la espalda, ¿queda libre de toda sentencia social?, ¿de todo peligro?
Por lo demás, me permito criticar cierto efectismo en la cara policial de "The Sinner". A medida que se reconstruye la historia previa de la protagonista, ciertos personajes surgen desde la oscuridad de la memoria en tiempos y espacios inciertos y, con frecuencia, inquietantes. El problema es que el tratamiento de algunas escenas contradice y contraviene el tratamiento de otras, más aún, hace que los mismos personajes se contradigan, todo en función de la atmósfera del momento más que de una consistencia narrativo-dramática global. Podría dar un ejemplo, pero me alargaría demasiado y tampoco es difícil de imaginar lo que les digo. Sé que la reconstrucción juega con la subjetividad y la emotividad de la protagonista, sumamente afectada por el asesinato y este salto dentro de su memoria, pero es fácil diferenciar una narración que mantiene coherencia interna en su ramificación de otra que aborda determinados sucesos sólo con el fin de, no lo sé, crear un buen cliff-hanger.
Con todo, "The Sinner" es una serie bien pensada y desarrollada, especialmente en lo que a personajes (ojo a la relación entre la protagonista y su hermana), así como a conflictos internos y externos, se refiere. Por supuesto, cuando este aspecto tiene mayor preponderancia dramática, la imagen logra expresar de forma diáfana y honesta la perturbación moral-emocional de sus personajes. Lo policial, el misterio, aunque otorga estructura a la reflexión y la exploración apuntada, de por sí no genera mayor interés y realmente pudo haberse acortado bastante, pero tampoco provoca daños irreversibles a los logros mencionados. Finalmente, vale la pena mencionar lo arriesgada y adulta que es esta serie en varios aspectos (en la sexualidad de los personajes, por ejemplo). Oh, y no olvidar la potente interpretación de Jessica Biel, así como la convincente y delicada labor de Bill Pullman, al que le toca interpretar a un personaje que también tiene un pasado turbulento del que, sin embargo, no sabemos nada salvo lo que dejan traslucir sus ojos.
Así que sí, les recomiendo "The Sinner". No es una maravilla ni una obra maestra absoluta, pero es una propuesta digna de ver. Y no es larga: ocho episodios de cuarenta minutos cada uno. Playa.
...I'm a nice guy... ¡I'M A NICE GUY!...