'The Spectator'. Addison y Steele. La Inglaterra del siglo XVIII

Publicado el 08 mayo 2017 por Carm9n @Carmenyamigos
En Inglaterra al período de la Restauración  (1660) y los primeros años del siglo XVIII se la suele denominar era Augusta. El término Augusta surgió en el mismo período aunque usado en más de un sentido. Así a Londres, a la que antes se referían los autores como la Nueva Troya, se la denomina ahora Augusta, heredera de la Roma ImperialFue este un período de grandes trabajos de traducción- Dryden tradujo a  Virgilio, Pope toda la obra de Homero- pero también lo fue de imitaciones más o menos libres de las obras de Horacio y Juvenal. 

Y el siglo siguiente, el XVIII, es comúnmente denominado como el siglo de la Razón. Pero esta denominación es tan solo una verdad a medias. El respeto a la razón se muestra en la búsqueda del orden, de la simetría, del decoro, del conocimiento científico; pero, por otro lado, el cultivo de los sentimientos estimuló la filantropía, la exaltación de las relaciones personales de índole doméstica, el culto al sentimiento y la sensibilidad.  Estas dos corrientes fueron sincrónicas aunque puedan parecer contradictorias. En literatura, la primera impulsó la sátira, la discusión, la prosa ingeniosa mientras que la segunda inspiró la novela psicológica, la poesía de lo sublime.

El llamado mercado literario vio su establecimiento en este siglo XVIII con la creación del copyright de los autores en 1709, y empezaron a florecer los periódicos y sus posibilidades didácticas y de entretenimiento.

El artículo periodístico inventado en los últimos años del siglo XVII alcanzó su cumbre a principios del siglo XVIII en el trabajo conjunto de Richard Steele y Joseph Addison y en sus periódicos The Tatler y The Spectator. The Tatler, que se publicaba los martes, jueves y sábados, y The Spectator, que salía a la venta todos los días a excepción del domingo, eran muy superiores a otros periódicos del momento


The Spectator comenzó a publicarse el 1 de marzo de 1711 y no cesó de sacar su tirada diaria (que llegó a ser de 3.000 ejemplares) hasta el 6 de diciembre de 1712. El motivo de su cierre no fue otro que el agotamiento de las ideas que podían ser debatidas en The Spectator. A los autores, así lo explican ellos mismos, acabó por no ocurrírseles asuntos que tratar de Londres; y es que a excepción de algún artículo más campestre, el periódico se centraba básicamente en la ciudad de Londres y sus habitantes.
La temática tratada era variada; moral, religión, crítica social, retrato de la vida cotidiana de la metrópoli,... evitando en todo momento la política y manteniendo una manifiesta neutralidad entre Whigs y Tories. Aún así y a pesar de esos principios apolíticos, puede percibirse una sutil tendencia Whig.
El ejemplar que lleva en casa unos meses tratado con el cuidado y mino que merece, y que os muestro en las imágenes, es un original The Spectator publicado el sábado 31 de mayo de 1712. El formato es el de una hoja, paper,  de 19,5 cms x 32'5 cms con texto por ambas caras.

La cita de Virgilio bajo el título reza,

"Nescio qua praeter folittum dulcedine laeti.""eufórico más allá de lo habitual por un cierto placer inexplicable"y nos prepara ya para el artículo, unalectura muy agradable e ideal para una relajada mañana de sábado, como así era en este casoComienza con una carta de un amigo que ha estado recientemente en Dinamarca- carta que se desconoce si es real o un artificio literario-  y que lleva al autor a reflexionar sobre la excelencia de la primavera inglesa (este ejemplar se publicó en mayo) para poco a poco derivar en la placidez de la observación de la Naturaleza y en el carácter agradecido a esta Naturaleza y a su Creador que debe regir y prevalecer en nuestro día a día, "a philosophy of life". Un artículo este amable y relajante, diferente en tono a otros más agudos y críticos con la realidad del momentoInglaterra durante la primera mitad del siglo XVIII era un país incivilizado y Londres estaba separado del resto del país por carreteras impracticables y muy peligrosas. La capital estaba llena de clérigos en prisión por deudas y otros delitos; de matrimonios concertados como meros asuntos de negocios o por clérigos impostores; de frecuentes duelos; de violencia; de abusos del alcohol no solo entre la clase baja sino entre caballeros y altos mandatarios; de groserías y de ademanes por caballerosos hacia las mujeres; de una crueldad manifiesta en los castigos infligidos, en las brutales diversiones populares, en el desprecio por el sufrimiento humano; de obsesos del juego, uno de los más destacados vicios entre todo tipo de gente... La vida cotidiana en Londres no era precisamente refinada en tiempos de la reina Anne y de George I.

The Spectator- reflejo de su tiempo- sintonizó con el espíritu de la época y logró mejorarla al crear debate y hacer reflexionar alos ciudadanos de la metrópoli sobre estos y otros asuntos y problemas públicos y/o domésticos.

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