Chicago, años treinta. Johnny Hooker (Robert Redford) y Henry Gondorff (Paul Newman) son dos timadores que deciden vengar la muerte de un viejo y querido colega del gremio a manos del más poderoso gángster de la ciudad (Robert Shaw). Para ello urdirán un ingenioso y complicado plan con la ayuda de todos sus amigos y conocidos.
Ward le entregó el guión al productor Tony Bill, quien encantado con la idea le ofreció al guionista llevar la historia a la pantalla grande, la cual inicialmente sería dirigida por el mismo Ward, convirtiéndose en su debut como director. Sin embargo, cuando el productor contactó a Robert Redford para que este interpretara el papel protagónico de la cinta, este se mostró reacio a la idea de que Ward dirigiera el film. Por lo complejo de la historia, el actor consideraba que se necesitaba un director más experimentado para llevar al proyecto a buen puerto, por lo que aceptó participar en el film siempre y cuando fuese otro el director. Al poco tiempo después, Redford llamó a su amigo el director George Roy Hill y le contó acerca del guión de “The Sting”. Tan pronto como Hill se unió al proyecto, dirigió sus esfuerzos a alivianar un poco el tono de la historia. Originalmente, David Ward había escrito una historia con ribetes bastante oscuros. Hill en cambio, quería convertir el relato en un pícaro homenaje a los viejos films de gangsters realizados en el Hollywood de los treinta.
La cinta se ambienta en el Chicago de los años treinta. Johnny Hooker es un joven timador que trabaja en compañía de Luther Coleman (Robert Earl Jones), quien además de ser su compañero es su mentor. Para su fortuna (o su mala fortuna) timan a un hombre que lleva consigo una gran suma dinero, sin saber que este trabaja para el peligroso gangster Doyle Lonnegan. A raíz de esto, Coleman termina siendo asesinado, mientras que Hooker termina huyendo para salvar su vida. Recordando un consejo que recibió de Coleman antes de que este fuera asesinado, Hooker viaja en búsqueda de Henry Gondorff, un avezado timador que ha visto tiempos mejores. Hoy, retirado de las estafas y convertido en un alcohólico, ve con desconfianza la propuesta de Hooker, quien desea vengarse de Lonnegan mediante una compleja estafa. Sin embargo, el deseo de honrar la memoria de su viejo amigo y volver a sentir la adrenalina propia de una estafa, hace que Gondorff ponga en marcha un complejo plan para el que necesitará la ayuda de un gran número de sus viejos colegas. Esta es la base de “The Sting”, una película que si bien no presenta personajes ambiguos o extremadamente complejos (uno sabe que esperar de cada personaje salvo algunas excepciones), tiene una serie de vueltas de tuerca interesantísimas e inesperadas que logran imprimirle algo de suspenso y complejidad a la historia.
La cinta está narrada a través de episodios, los cuales corresponden a cada uno de los pasos que debe seguir Hooker y compañía para llevar a cabo su plan. Con cada nuevo logro del grupo de timadores, se presenta alguna dificultad que deberán superar. Lo interesante es que cada uno de los segmentos del film esconde alguna sorpresa, lo que permite que la historia en ningún momento se torne predecible. En ese sentido, el director es lo suficientemente inteligente como para esconderle cierta información al espectador con el objetivo de tomarlo por sorpresa en algunos momentos del film (por lo que en cierta medida nosotros también somos víctimas de este grupo de timadores). Esto sumado al dinámico ritmo narrativo que Hill le imprime al relato, ayuda a que los 130 minutos de duración del film se pasen bastante rápido. “The Sting” obtendría diez nominaciones al Oscar, de las cuales ganaría siete entre las que se encuentran mejor película, mejor director, mejor banda sonora, mejor diseño de vestuario, mejor edición, mejor guión, y mejor dirección de arte. Aunque para algunos “The Sting” es una película algo sobrevalorada, la verdad es que a estas alturas ya es un entretenido clásico recordado tanto por ser la segunda y última colaboración entre Newman y Redford, como por su música y por su inteligente historia.
por Fantomas.