Arcade Fire se ha convertido en el grupo de moda. Tod@ niñ@ mon@ cultureta lo flipa con ellos desde este verano. Mi menda, ha de reconocer que un poco, también. Será que encajo en la etiqueta, aunque lo mío ya venía de antes. El indie es el nuevo mainstream y ni nos habíamos dado cuenta.
Es difícil contar algo que no se haya dicho ya (ver aquí, aquí o aquí). Versando a Carlos Delfino en un día de lucidez, he de decir que The Suburbs es un polvo. Pero ¿es un gatillazo o tantra?
Soy de la opinión de que el inicio es tan demoledor que la aventura sexual queda descafeinada después de las seis primeras canciones (algunas realmente orgásmicas como Ready to start o Rococo). No digo que lo demás desmerezca, pero no sigue las normas. Obviedades aparte (ya sé que no es un recopilatorio), los dos tercios finales del álbum nos sumergen en atmósferas más sugerentes, menos rítmicas y directas, alcanzando una sublimación más cercana al sexo tántrico (¿eso existe?) que al orgasmo post-misionero (eso existe), con clímax como Deep blue o The sprawl II.
Sí me gustaría resaltar la concepción casi operística del trabajo, con canciones solapadas (algo efectista y simple, pero resultón, qué coño) y cerrando con un reprise del tema inicial. Un círculo deliciosamente vicioso. Un polvo. He dicho.