The Walking Dead se despide hasta febrero

Publicado el 13 diciembre 2011 por Lapalomitamecanica
Y nos deja con la miel en los labios tras un final sobrecogedor

Hace una semana que terminó la primera parte de la 2ª temporada de The Walking Dead, pero viendo todos los comentarios que hay en la sociedad bloguera y los que nos piden aún reviews de los episodios, nos vemos obligados a reconocer que pocas series han abierto tanto debate como la creada por el  despedido Frank Daranbont. A grandes rasgos, el sentir general es que The Walking Dead aburre y entusiasma a partes iguales, y sabiendo que seguramente me lleve más de una colleja del respetable yo tengo que sumarme al segundo grupo, porque en líneas generales esta segunda temporada ha superado la primera con creces por más razones que unos últimos 5 minutos brillantes. 
Y cuidado, porque tras el salto hay una granja plagada de SPOILERS.
Nadie discute que el primer capítulo con el que Frank Daranbont sorprendió a todo el mundo inaugurando una de las series más esperadas y que mayores alegrías le ha proporcionado a la cadena  AMC fue mucho mejor que la mayoría de cintas del género que llegan a las salas. A partir de este punto, la serie tendió ligeramente a la baja aunque sin llegar en mi opinión al catastrofismo como muchos se han empeñado en calificar (como mi colega Pablo, con el que no consigo estar nada de acuerdo respecto a esta serie aunque si comparta ciertas meteduras de pata recogidas en su análisis del 2x01). 
La segunda entrega que hasta febrero no podremos seguir disfrutando ha girado sobre dos pilares: la búsqueda de la pequeña Sophie y la granja. Muchos se han quejado del excesivo metraje ocupado en la búsqueda de la niña desaparecida, sin embargo, no ha sido más que un medio para un fin. Sencillamente, la estancia en la granja mientras se procedía a la búsqueda ha servido para dejar crecer a los personajes exponencialmente, y sobre todo para dar un sentido al hecho de seguir respirando en un mundo donde apenas existe razón para ello como se nos evidenció en el final de la primera temporada con el Dr. Jenner.

Desde luego, no es sencillo mantener la esperanza en un mundo desolado, y es que la granja representa un pequeño oásis en el desierto como bien dice Rick. Una rendija de optimisto en la creencia de que quizás algún día vuelvan todos a encontrar un lugar en el mundo donde la muerte y la locura sean ya palabras olvidadas. Todo personaje siempre necesita un fin para continuar, para desarrollarse y seguir girando a pesar de que el resto del mundo haya dejado de rotar, Rick y Lori son la prueba de ello (y su niño no nacido). Sí, quizás el excesivo positivismo e incansable determinación del protagonista sean un poco inverosímiles, pero ya habrá tiempo para el derrumbe. De momento, ya contamos con Shane para devolvernos a la cruda realidad.
Porque si hemos tenido un personaje protagonista durante estos primeros siete capítulos ha sido sin lugar a dudas el propio Shane. En el 1x03 Guarda la última  tuvimos uno de los mejores momentos de toda la serie cuando el compañero de Rick se vio obligado a hacer un acto poco heróico con el fin de salvar el pellejo. Lo que más aprecio de este personaje es que de momento no le han colgado la clásica etiqueta de “malo de la película”, sino que tan solo lo han dibujado como un hombre tan común como cualquiera, ¿O es que alguien puede jurar que no hubiera actuado de la misma manera con Otis si una jauría de caminantes ya estuviera saboreando el inminente bocado de tus entrañas? Nunca sabemos como vamos a actuar en las situaciones límite, tal y como Danny Boyle nos demostró con su sobresaliente 28 Días Después con un Cillian Murphy espectacular donde vemos la expresión más darwiniana de la adaptación al medio.

Respecto a los demás personajes del grupo, la serie siempre ha flojeado en este sentido, quizás por la falta de carisma en los actores o porque aún no han llegado a un punto en el que consigamos simpatizar con los role. Quizás, de entre todos destacaría al motero Darryl y su incansable determinación por encontrar a Sophie como una forma de redimirse de toda la mierda en la que seguramente haya estado involucrado. Pero si hay un personaje que no termina de convencer en absolutoes el viejo Dale y su obsesión con Andrea, sobre todo respecto a su preocupación de con quién se acuesta o deja de acostarse, algo que me pareció totalmente fuera de lugar. Por no hablar de su fijación  con Shane a partir de la muerte de Otis en un mundo en el que perder a un conocido es el pan de cada día, sobre todo teniendo en cuenta que todo fue para salvar la vida del hijo de Rick
Pero vamos al meollo del debate, ¿Es The Walking Dead realmente lenta? Depende de quién la mire. La producción de la AMC no tiene un ritmo mucho menos dinámico que compañeras de cadena como Mad Men o Breaking Bad y es por eso que me cuesta mucho entender la cantidad de críticas al respecto. Es cierto que en estos últimos capítulos los guiones se han caracterizado por hacer hincapié en ese ritmo pausado, pero como pretexto al servicio de una atmósfera candente hasta la brillante eclosión en su séptimo y último episodio del año. Además, sería un error abusar continuamente del gore que unos zombis hambrientos proporcionan y no racionar los giros de guión para que den continuidad a la serie sin caer en la soporosa repetición. 

La graja ha supuesto para el grupo un duro golpe a la realidad. El excesivo optimismo de Rick ha sido compensado por la crudeza de Shane, un personaje que sin duda ha mostrado ser el más humano del grupo en ramalazos de miedo, ira y frustración (¡Ojo, también de lógica!), y que finalmente ha encontrado su justificación en las profundidades del granero. Personalmente no me esperaba la sorpresa final con la aparición de Sophie-zombi ("salvada" por Hershel a saber cuándo, lo que otorga nuevas lecturas al comportamiento del personaje) y que resitúa un panorama donde la supervivencia y el temor han vuelto para ser los protagonistas en detrimento de las quimeras y falsas esperanzas de un cielo que, al menos por ahora, tendrá que esperar. 
Y es, en definitiva, por ese salto que ha dado The Walking Dead desde sus expectativas hasta el momento actual -el piloto, como ya hemos dicho, es otra liga- que podemos hablar de una segunda temporada que cumple al consolidar el peso dramático por encima de cualquier otra cosa y que promete un gran futuro por delante.