The Walking Dead T4: Segunda parte

Publicado el 13 octubre 2014 por Mike_lee
La comunidad de la prisión se ha disuelto, y sus integrantes vagan ahora sin rumbo aparente por un mundo plagado de caminantes no-muertos y de humanos todavía más peligrosos. Rick cree haber perdido a su familia, y sólo puede contar con su hijo Carl, quien se ha visto obligado a madurar de golpe. ¿Queda esperanza para los supervivientes?

Esta noche se estrena en Estados Unidos la esperada quinta entrega de The Walking Dead, la serie de la AMC basada en el exitoso cómic de Robert Kirkman, que en 2014 cumple diez años de vida. Nos toca, entonces, recordar qué panorama nos dejó el final de la anterior entrega: la derrota del Gobernador se saldó con la pérdida de personajes queridos y con el fin de la prisión. En la segunda mitad de la cuarta temporada, asistimos a varias historias paralelas que contaban el viaje de los distintos supervivientes hasta su reencuentro, dejándonos dos hechos destacables: el descubrimiento de la comunidad de Terminus y sus intenciones caníbales, y la entrada en escena del pintoresco trío formado por Abraham, Rosita y el científico Eugene, que prometen jugar un papel fundamental.

El tramo final de la cuarta temporada se basó así en los volúmenes 9, 10 y en el comienzo del 11 del cómic original, recogiendo la confianza que Rick deposita en su hijo y en Michonne, la contundente ejecución de dos jóvenes personajes, y el panorama rural desolado por el que deambulan los personajes. Hace tiempo que la serie decidió tomar un rumbo con notables variaciones respecto al cómic, y en este sentido sorprende el papel que están jugando personajes como Carol y Tyrese, en contraste con la ausencia de Andrea y Dale; y también la gran incorporación que supuso Daryl, uno de los personajes con más pliegues de la ficción.

Basta con echar un vistazo a su terrible segunda temporada para darse cuenta de que The Walking Dead no es una serie planeada al milímetro ni tan crítica o contundente como Breaking Bad, la joya de la cadena. Sin embargo, hay que reconocer que estamos ante un producto de entretenimiento televisivo de alta calidad, especialmente gracias a sus dos últimas temporadas. Se trata de una serie capaz de aprovecharse de las convenciones del género zombi (gore incluido) y de mantener el interés en el lado humano de los protagonistas, sus decisiones y viaje moral, como ya hicieran Robert Kirkman y Charlie Adlard en su obra magna. ¿Qué nos deparará la quinta temporada? La espera concluye en breve.