The wall no contiene una historia normal, por dejarla un poco al margen de la generalidad se puede decir que la misma está contada prácticamente en un continuo flash back. Pink (Bob Geldof) es el protagonista de la misma, una estrella del rock que a pesar de su éxito vive marcado por su infancia. Con muy pocos diálogos Parker es capaz de ponernos en situación y descubrir la carencia de afecto que sufre nuestro principal debido a la carencia de la figura paterna, muerto en la segunda gran contienda.
El soporte musical sirve para que la narración se torne más metafórica si cabe, acompañado por imágenes de animación que de vez en cuando irrumpen en el film. Todo esto hace que el espectador piense que está en ocasiones ante un videoclip más que una película. La mezcla entre drama, música y animación hacen de este un trabajo único, que incluso pasado el tiempo se haya convertido en un icono para toda una generación.
Hay que pensar que este trabajo no es quizás para todos los estómagos, puede que haya gente que ni siquiera entienda o quiera entender la metáfora total de la historia. Lo que si que no se puede negar es que se convierte en un ejemplo único que merece la pena, tanto para personas que conozcan aquella época en la que se confeccionó, como el que quiera aprender más de aquella particular década de los ochenta.
TRONCHA