Sheen, es Tom Avery, un oftalmologo de EEUU, que recibe la noticia de que su hijo, a muerto al iniciar el camino de Santiago en tierras francesas. Se traslada al lugar para recoger el cuerpo, y tras meditar, decide incinerar el cuerpo de su hijo, y a modo de redención por la poca relación que tenían, decide acabar el viaje que su hijo había empezado, y así poder llevar los restos de su hijo, hasta el lugar que quería ir.
La película, viendo el trailer, podría decirse que parece una promo del Xacobeo, pero tras el visionado de la película completa, como espectador te sientes emocionado, por ver el afán de superación del personaje magistralmente interpretado por Sheen, y su anhelo de perdón por parte de su hijo recién fallecido.
Como buena road movie, lo que más puede gustar, es la relación entre los compañeros que hacen el mismo viaje, así, podemos ver como se transforma Tom Avery, a medida que se va relacionando con los tres compañeros que le acompañan caminando. Entre ellos, tenemos a Deborah Kara Unger, James Nesbitt y Yorick van Wageningen. Los tres muy bien en sus papeles, y ayudan a reforzar la buena labor de Martin Sheen. También, nos permite disfrutar de unas cuantas anécdotas del camino, que a buen seguro, los que de verdad participan en estos viajes, seguro tienen similares.