THE WHIPPOORWILL - Blackberry Smoke, 2012. Crítica del álbum. Review. Reseña.

Por Bluemonday @BlueMonday1971

Más de 250 shows al año han propiciado que una banda como Blackberry Smoke sólo cuente en 10 años de carrera con tres álbumes de estudio, pero eso es algo que no debe preocupar al aficionado más exigente dada la calidad de cada uno de los maravillosos artefactos con que el grupo nos ha obsequiado. Desde el southern hard rock de su debut en 2004, "Bad Luck Ain't No Crime", hasta la sudorosa mezcla de rock sureño y country del "Little Piece Of Dixie" de 2009, Blackberry Smoke llevan aunando talento, pasión e inteligencia a partes iguales, todo ello aderezado, por supuesto, con un magnífico manejo de sus instrumentos.
En 2012, y para Estados Unidos, Blackberry Smoke publicaban su tercer álbum de estudio, "The Whippoorwill", un artefacto lanzado por Southern Ground, la compañía de Zac Brown, quien les rescataba tras una serie de litigios con su anterior casa de discos. Recientemente Earache Records ha publicado para Europa "The Whippoorwill", dos años después de su lanzamiento oficial. Si los dos primeros trabajos de los de Atlanta ya dejaban ver ante que tipo de banda nos encontrábamos, su "The Whippoorwill" de 2012 confirmaba, sin ningún lugar a la duda, que el southern rock todavía tiene quien enarbole su bandera.

"The Whippoorwill" es un álbum que dejará satisfecho al más exigente aficionado al rock sureño, desde su profundo aroma a Lynyrd Skynyrd, The Allman Brothers Band, 38 Special, Blackfoot o ZZ Top, pero este disco es algo más que un disco de aquel género fabuloso, y es que lo mezcla de un modo perfecto con las adecuadas dosis de country, de blues y de soul. No encontramos defectos en la estela que deja la más pura tradición del rock and roll americano de raíces sureñas. Rock, country y viejas improvisaciones que hacen que una vez escuchado el álbum carezca de importancia el género en el que se le quiera encasillar.
La producción de "The Whippoorwill" corre a cargo de la propia banda con la inestimable ayuda de Zac Brown y sus compañeros de grupo Matt Manglano y Clay Cook, y se ha centrado sobre manera en huir de cualquier artificio que pudiese desmerecer las geniales composiciones que durante kilómetros y kilómetros de carretera habían pergeñado los miembros de Blackberry Smoke. Letras, sonido, música e interpretaciones de gran nivel para el que fuese uno de los mejores trabajos de 2012. El resultado fue realmente glorioso.

Slide guitars, pianos de tugurio, riffs familiares y temas conducidos con extraordinaria pasión por una banda con una bien granjeada reputación en directo. Temas frescos y familiares para un álbum del que una de sus principales virtudes es la variedad sonora que acompaña composiciones sobre la vida urbana frente a la vida en el campo, sobre amor y pérdida o sobre delicados asuntos familiares, letras clásicas en el southern rock que los Blackberry Smoke manejan con emoción e inteligencia. 
La banda al completo brilla en "The Whippoorwill", pero es Charlie Starr el que se lleva la palma. Su voz poderosa, grave y caliente es perfecta para los géneros del sur, y salta con facilidad de uno a otro atrapando desde la primera escucha. Pero el carismático frontman es también un excelente guitarrista, y domina sin despeinarse el slide guitar, el banjo y la eléctrica, con la que construye sudorosos riffs junto a su compañero Paul Jackson. Pareja de guitarristas decisiva a la hora de definir el sonido generado en el tercer álbum de estudio de Blackberry Smoke.
Brandon Still es otra pieza clave en el álbum. Su piano de tugurio y su órgano Hammond proporcionan las texturas adecuadas en aquellas piezas en la que son protagonistas. El bajo de Richard Turner y la batería de Brit Turner conforman una sección de ritmo de sabor absolutamente sureño. La colaboración de Clay Cook en las percusiones, de Matt Mangano con la guitarra acústica o de fabulosos coros femeninos no hacen más que engrandecer el resultado final de un fabuloso álbum.

"The Whippoorwill" abre con el rock grande de "Six Ways To Sunday", de fuerte aroma AC/DC, muestra clara de la confluencia de los grandes sonidos. La sureña "Pretty Little Lie" deja su hueco a "Everybody Knows She's Mine", un tema de pegadizo estribillo empapado de ambientazo honky tonk. Después "One Horse Town", probablemente el mejor tema del álbum. Un precioso corte que retrata esa vieja realidad americana de las pequeñas ciudades y el sentirse atrapado en ellas.
El sabroso toque gospel protagoniza "Ain't Much Left Of Me", un tema profundamente triste que deja paso a "The Whippoorwill", un corte que ofrece un nuevo registro de un Starr absolutamente emocional en medio de una fabulosa melodía de Hammond para una historia muy personal. Una maravillosa pieza de soul sureño en el más puro estilo Black Crowes con armonías bluesy y lamentos de steel guitar. Luego "Lucky Seven", un tema de gran gancho lleno de energía.
El rockabilly bailable y pegajoso de "Leave A Scar", corte de filosofía muy particular, antecede al riff pantanoso de "Crimson Moon", un tema basado en Romeo y Julieta con la diferente visión de la huida a ninguna parte sólo cobijado por una potente moto. Coescrita por Zac Brown precede al country más tradicional de "Ain't Got The Blues" y al estrepitoso ritmo de "Sleeping Dogs".
El rock and roll sureño de aroma ZZ Top y las reminiscencias a AC/DC protagonizan "Shakin' Hands With The Holy Ghost" antes de la aparición de "Up The Road", el tema que sirve para cerrar la versión estadounidense del álbum. Un corte que por extraño que parezca deja sabor a Beatles tardíos y al Joe Cocker de las baladas más blueseras. Todo ello empapado del característico sonido sureño de Blackberry Smoke.
Blackberry Smoke se han metido de lleno en el folklore y la tradición de su tierra en "The Whippoorwill", y lo han hecho para ofrecer un disco de rock absolutamente relevante. El southern rock más emocional como excusa para un artefacto de sonido terrenal y orgánico fuertemente anclado en sus predecesores de los 70. Pasión y talento al servicio de la música. Veremos que nos depara su próximo proyecto, pero las expectativas son más bien altas.

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