The Whybirds (2014) Sala Boite Live. Madrid

Por David Gallardo @mercadeopop
Lugar: Sala Boite Live. Madrid
Fecha: 19 febrero 2014
Asistencia: 150 personas
Artistas Invitados: -
Precio: Desde 8 euros
Músicos: Dave Banks (guitarra y voz), Ben Haswell (bajista y voz) y Luke Tuchscherer (batería y voz)

Sabrosa exaltación de honradez rockera
Después de ver en directo a los Whybirds uno saca varias conclusiones, algunas más relevantes que otras. Primero, que son la golosa criatura (curiosamente británica) resultante de cruzar apasionadamente a Allman Brothers con Foo Fighters mientras Bruce Springsteen y Tom Petty contemplan la escena y Eddie Vedder hace como que se escaquea. Pero suya también es parte de la culpa, es tan obvio que no hay duda que despejar empíricamente.
Segunda, que durante el concierto de un trío uno puede beber agua (guitarra), otro cerveza (bajo) y otro vino tinto a morro directamente de la botella (batería), y aquí no pasa nada, todos tan amigos. Además, ojo, porque anoche en Madrid quedó también claro que se puede aporrear la batería y cantar mientras se hace esto último (engullir tintorro) entre canción y canción. Es más, se canta más y mejor a medida que el líquido elemento va haciendo su función y se va dispersando por el interior del cuerpo cual bomba de racimo. Eso Luke, baterista con aspecto a lo Ginger Baker pero en grandote abrazable, lo tiene clarísimo, vaya.
Tercero, que eso de que los tres miembros de un grupo vayan turnándose en las tareas vocales funciona a las mil maravillas cuando cada uno se adapta a las canciones más propicias para sus dotes. Eso sí, personalmente encontré más placer en las que entonaba el bueno de Dave, eficaz guitarrista bebedor de agua (que cayó en la birra al final, ay) con destellos de virtuosismo en determinados desarrollos instrumentales, encargado de los temas tal vez más setenteros. El resto se los reparten baterista y bajista, siendo éste último encargado de los más melódicos.
Cuarto, que es un gusto poder disfrutar de recitales de bandas como The Whybirds gracias al empeño de promotoras como The Mad Note Co., que creen en un tipo de música esplendorosamente viva, pero que más allá de los grandes nombres ya mencionados, incomprensiblemente tal vez no tendría cabida en la programación de esta gran ciudad en la que todo quisqui va a su frenética bola. Pero allí había más de un centenar de personas en la céntrica Sala Boite Live degustando y paladeando con palpable felicidad, dándose el gustazo, por lo que aún hay motivos para mantener la esperanza y seguir creyendo en canciones que irradian veracidad.
Quinto, que los músicos vestidos con camisas de leñadores prácticamente nunca defraudan, pues por lo general les mueve una sudorosa pasión musical fuera de toda duda. Si llevan barba y melenas despeinadas, mucho mejor. Y si el guitarrista esgrime una Gibson Les Paul dorada como si estuvieran talando secuoyas en Yosemite, mejor que mucho mejor. Es una cuestión de actitud que finalmente se contagia, aunque admitamos que en la Boite la conexión costó un poquito por un comienzo frío que casi por inercia rápidamente se tornó en cálida comunicación.

Y bueno, que The Whybirds están ahora de gira por España presentando las canciones de su reciente último álbum, 'A Little Blood', en el que se aprecia una madurez compositiva la mar de excitante, gracias a canciones como la que abre dicho trabajo y abrió la velada, 'Cheating Heart'. Tras ella, notables tónadas como 'Before I Let You Down', 'A Little Blood', 'The Crow's Caw', 'The Cure' (absolutamente grunge), 'Nobody Knows Me' y 'More than he could stand'.
En el tramo final, turno para 'Jenny Can We Take a Ride?' (imposible no imaginar a Springsteen sonriendo y meneando la cabeza mientras golpea su Fender en una canción que bien podría ser suya), 'The Losing End' y la que tal vez sea su baza más fiable, esa siempre certera 'Morning Light'.
Tras una visita a los camerinos que bien pareció una entrada a boxes por su asombrosa fugacidad (apenas ocho segundos en entrar y salir), la banda se despidió con 'Before I Go Crazy' y sonrisas de satisfacción por haber cumplido con ese loable deber de mantener con vida el rock sincero, verídico, auténtico, franco, noble, fidedigno, honesto y honrado. Y el mundo pues así es un lugar un poquito más bonito.