Audrey Tautou vuelve a vestirse con trajes de época para encarnar a Thérèse D. Al igual que ocurriera con su papel en Coco, de la rebeldía a la leyenda (2009) la mirada de la actriz francesa transmite firmemente las sensaciones de tristeza, ira y desaliento experimentados por la protagonista. Lejanas parecen ya las que inspiraban ánimo, alegría y esperanza en la eterna Amelie.
Frente a ella, Gilles Lellouche se presenta como el marido simplón preocupado por sus tierras y quehaceres diarios que no se plantea la infelicidad de su esposa llevando una vida que no desea, pero a la que llega a comprender al término de la historia.
Retrato costumbrista de la encorsetada vida de provincia a comienzos del siglo XX en los que la familia y el qué dirán son las piedras angulares del comportamiento de los personajes de la película afectando, especialmente, a las mujeres obligadas en todo momento a guardar las formas.
Ambientación y música exquisitas que invitan a la reflexión y la contemplación de las escenas. Detalle del que peca en demasía Claude Miller, director y coguionista del film, que se deleita excesivamente en la cotidianidad teniendo como resultado un ritmo demasiado pausado que se acopla al estado de ánimo de la protagonista.
Basada en la novela Thérèse Desqueyroux, escrita por el Premio Nobel Françoise Mauriac, la cinta se presentó fuera de competición en la Sección Oficial del Festival de Cannes poco después del fallecimiento del director.