Thor, el dios del trueno, el señor del martillo, ya tiene su propia adaptación cinematográfica, realizada por Kenneth Branagh e interpretado por Chris Hemsworth, el poseedor del martillo más poderoso del universo tendrá que demostrar que es digno de ser llamado hijo de Odín (Anthony Hopkins) y rey de Asgard; en esta particular aventura estará ayudado por dos humanos del planeta Tierra (Stellan Skarsgård y Natalie Portman).
La fiebre por realizar adaptaciones de cómics al cine sigue su curso a velocidad de vértigo, la carrera por presentar al mayor número posible de superhéroes cuanto antes no descansa, y todo ello de cara a los dos grandes estrenos protagonizados por un reparto coral de superhéroes (Los vengadores y La liga de la justicia, en sus correspondientes sellos), pero se está cobrando víctimas inocentes a su paso, y una muestra de ello es la adaptación de Thor.
Kenneth Branagh debía estar muy desesperado (económicamente) para aceptar realizar esta película y no demuestra en su realización el más mínimo interés ni por la historia, ni por los personajes; ofreciendo una constante repetición de planos que remarcan su descarada apatía y hastío por el producto final. Branagh ha realizado una película impersonal y distante, se limita a mostrar gráficamente el guión sin aportar nada de su parte; consiguiendo una película correcta y simple, pero que no profundiza ni indaga en los personajes o en el guión.
A Chris Hemsworth se le puede perdonar su trabajo artístico por el esfuerzo y empeño que ha demostrado para alcanzar la masa muscular similar a la de un titán que requería el personaje (sus escenas mostrando los resultados seguramente estaban pactadas en el contrato), a Natalie Portman por su afán desmesurado de tener un estreno al mes en las carteleras (debe aprovechar, ahora que le llueven las ofertas), pero Anthony Hopkins y Rene Russo deberían replantearse seriamente sus futuras elecciones cinematográficas o cambiar de agente (sobre todo Russo, que no es más que un florero entre tanta pantalla verde; demostrando lo que están cansadas de repetir las actrices: a ninguna mujer de más de 40 años le ofrecen un papel interesante).
Thor no es aburrida, ni lenta, pero es la típica adaptación de superhéroes al cine que no se sale de los límites, aunque parece que tiene la misma estructura que el Superman original de Richard Donner, está mucho más cerca de la fallida adaptación al cine de la serie de juguetes de Masters del universo de los ochenta. Y, además, decepcionará a los seguidores del cómic y de la mitología nórdica y germánica, ya que mezcla ambas con resultados poco satisfactorios para los puristas, reduciendo a horas lo que en la mitología o en los cómics son años.
El correcto y lineal guión se ve influido en exceso por anteriores éxitos ultra taquilleros y recurre a escenas sacadas de las batallas de El señor de los anillos (que dada la indumentaria de los contrincantes parece más un episodio de la serie de animación Los caballeros del zodíaco) trasladados al mágico mundo de Oz (el reino de Asgard se merecía algo más serio que arcoiris, brillos, purpurinas y reflejos celestiales) en su primera parte, para continuar con el robot destructor de Ultimátum a la Tierra arrasando el típico pueblecito americano y terminar con una resolución suave, muy predecible y poco espectacular: un final anticlimático, muy poco explotado y mucho menos apocalíptico de lo que se prevee.
La desafortunada y estúpida obsesión por convertir todo estreno en tres dimensiones tiene en Thor su máximo exponente, no sólo es innecesario, absurdo y poco práctico, sino que además está totalmente injustificado y desaprovechado y sólo servirá para obtener más recaudación de los incautos que acudan a las salas a ver la película transformada en 3D, porque fue rodada en dos dimensiones.
Ésto sumado al abuso desmesurado de la pantalla verde (tanto en las escenas interestelares e interplanetarias, como en las situadas en La Tierra) convierten a esta película en Furia de titanes parte 3 (porque se está rodando una continuación de la aberrante película); aunque, como es predecible, estas escenas harán las delicias de las nuevas generaciones de espectadores adolescentes que pueblan los cines actualmente.
Cuando terminan los títulos de crédito hay un nuevo adelanto de Los vengadores, que va camino de convertirse en la película más promocionada dentro de otras películas de la historia del cine; y que, además, sirve como epílogo al descafeinado y predecible final de esta discreta y asequible adaptación tan poco arriesgada.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.