Thor: Ragnarok
Año:
2017
Fecha de estreno:
27 de Octubre de 2017
Duración:
130 min
País:
Estados Unidos
Director:
Taika Waititi
Reparto:
Chris Hemsworth, Tom Hiddleston, Cate Blanchett, Anthony Hopkins, Mark Ruffalo,Tessa Thompson, Benedict Cumberbatch, Idris Elba, Jeff Goldblum
Distribuidora:
Disney
Este 2017 fue el año en que el universo cinematográfico de Marvel Studios cumplió una década y, con todo lo que se le puede criticar, no se le puede negar, sin faltar a la justicia, que ha sabido transformarse año tras año para estar a la vanguardia del mercado del blockbuster norteamericano. Suena raro hablar de vanguardia aplicado a un estudio que profesa el cine más comercial y estandarizado posible, y que ejerce un férreo control de estudio con cada una de sus producciones, sin embargo es evidente que nos referimos a su capacidad para liderar el mercado anticipando o incluso creando la masiva demanda que sostiene hoy todos sus productos. La última gran estrategia de Kevin Feige, la mente detrás de todo, ha sido apuntar a emergentes talentos del cine independiente y ficharlos para diferentes producciones: James Gunn, Jon Watts, Taika Waititi y en el futuro próximo Ryan Coogler, son todos directores que empezaron con pequeñas películas que supieron ganarse el favor del público y crítica y que hoy le sirven a Marvel para barnizar sus producciones con un aura de legitimidad que antes estas películas no tenían o no les interesaba tener. Hoy el blockbuster tiene la imperiosa necesidad de venderse como cine de calidad y ha dejado de lado a una vieja generación de cineastas especialistas en explosiones para buscar un producto que le pueda discutir de tú a tú a otras producciones que siempre han sido consideradas inherentemente superiores. Tener a Taika Waititi en una película de Thor apunta en esta dirección pero genera una interrogante evidente: ¿cómo se trabaja de forma independiente dentro de los límites tan estrictos que una productora de Marvel te impone?
Thor Ragnarok se anunció varios años antes de que Waititi fuera elegido como director y aquí se presentó la primera dicotomía seria: un director de pequeñas comedias se tenía que hacer cargo de una película sobre el fin de un mundo, sobre el apocalipsis de Asgard. ¿Cómo podía salir bien eso? En un principio daba la sensación de que Marvel daba un paso atrás con su idea original para la película y que buscaba algo más ligero, lo que se evidenciaba con la elección del director. Pronto fue muy notoria la disconformidad de mucho sector del fandom con lo que podía pasar con un tema que en los cómics es fundamental y es posible que la productora decidiera meter algo de mano. El producto final dista mucho de esa road movie de hora y media de la que Waititi había hablado tiempo atrás. En todo el metraje de Ragnarok se nota que hay una película de Waititi enterrada en kilos y kilos de película de Marvel. La película de Marvel es la de la acción grandilocuente, la del fin de Asgard, la del drama familiar enlatado y el juego de referencias con el resto del universo. La película de Waititi es una comedia con una puesta que, por momentos, es sorprendentemente minimalista para una superproducción, con un humor atrevido y rupturista con toda esa tradición de ‘blockbuster épico’ que en algún momento se puso de moda y con varios personajes que distan mucho de ser los clásicos de la factoría Marvel. La obra queda en un espacio intermedio entre los Guardianes de James Gunn y la Spiderman de Jon Watts: en la primera el director lograba hacer suya la película de Marvel y la avasallaba, mientras que en la segunda el director desaparecía por completo. Guardianes de la Galaxia era una película dirigida por Gunn mientras que la del arácnido la dirigía un robot. En Thor Ragnarok se siente una codirección entre una persona y una máquina, porque Waititi nunca logra transformar aquello que se le impone en algo propio pero sobre todo porque en aquellas partes en que claramente no está haciendo lo que quiere hacer no parece haber siquiera una correspondecia en el registro. Todo es aburrimiento y rutina cuando Hela (rutinaria interpretación de Cate Blanchett) está en pantalla: abundan las peleas, los diálogos rimbombantes, los planos generales y los efectos especiales. Sin embargo, cuando nos trasladamos a ese planeta/basurero llamado Sakaar, donde está ocurriendo la verdadera película de Waititi, es donde la película entra en un registro muy cercano al mumblecore, ayudado mucho por esos coloridos escenarios cartón piedra y la presencia de extraterrestres con vestuarios baratos.
6/10