A finales de los noventa leí un libro de divulgación llamado "Cyberia, la vida en las trincheras del ciberespacio" el escritor era un joven investigador llamado Douglas Rushkoff, la obra hablaba del incipiente cambio del internet gracias a la realidad virtual, los hackers y todos los cansinos temas del cyberpunk.
Veinte años después y muchos de los temas de ese libro apenas comienzan a florecer, pero Rushkoff a enfocado sus intereses a temas mucho más realistas e incómodos.
El titulo de la obra alude a un ataque recibido por un camión de personal de Google, en California. Cuando las compañías informáticas se mudan a una ciudad, el costo de vida aumenta indiscriminadamente, a este fenómeno se le conoce como gentrificación. Esté es tan sólo un ejemplo de lo mucho que afectan las compañías tecnológicas a nuestra sociedad y lo poco que les importa.
Rushkoff hace un análisis del abuso de la herramienta más útil de la humanidad: el dinero. Y como el nacimiento del dinero digital podría ayudar a modificar la manera de invertir en nuestra civilización. También la creación de corporaciones menos interesadas en extraer los recursos de las ciudades y en su lugar promover el mercado entre individuos.
Después del colapso de la burbuja de las punto com a finales de los noventas, el siguiente paso a sido la creación de herramientas y proyectos que en conjunto se denominaron la Web 2.0, pero en lugar de promover un cambio social han adoptado el esquema corporativo antiguo. Es la obligación a crecer, dice Rushkoff, lo que erosiona el funcionamiento de las corporaciones actuales, impidiendo un crecimiento lento pero mejor controlado.
Rushkoff sugiere que una economía digital guiada solamente por la venta de publicidad y la notoriedad en las redes sociales es un juego de suma cero que no nos permitirá avanzar a nuevos y mejores esquemas económicos.
El mayor invento de principios del siglo XXI es el blockchain, el algoritmo que otorga confianza a las transacciones digitales del Bitcoin. No tanto el propio Bitcoin, que sera pronto reemplazado por monedas más robustas e "inteligentes".
Al final del libro el autor ofrece algunas alternativas del modelo actual, centrándose en el desarrollo humano, y nivela, de forma pragmática y optimista, lo deprimente del análisis del presente oscuro y amenazador que estamos viviendo.
Ya que no tengo tiempo para leer y escucho audiolibros de divulgación, es probable que la proporción de los libros de literatura fantástica contra estos disminuya. Lo cual me parece bien, ya que el futuro se vislumbra cada vez más inestable.