Tiburón 3D: La Presa -estas cosillas no nos las podemos tomar en serio

“Una imagen puede resumir una película. Un culo, un tiburón y una víctima chapoteando” -Snake

Coincido con mi compañero cinéfago Harry Powell en cuanto a nuestra mutua aversión hacia los tiburones. No los soporto. Me dan pavor y se me pone el pelo de los brazos erizados en cuanto veo una imagen de ellos. De ahí que dichos bichillos -por llamarlos de alguna manera- me produzcan un sentimiento algo masoquista. Digo eso porque lo que no te gusta no tendrías que volver a catarlo, y más si sientes aversión, pero siempre acabo viendo dichos productos que de vez en cuando se estrenan en los cines o acaban en las estanterías de los videoclubs. Sea Deep Blus Sea, Open Water, The Reef o la que hoy nos ocupa. Indudablemente, la mejor, la número 1 y la que ostenta la primera posición por su inmensa calidad, siempre será la dirigida por Steven Spielberg.

Hoy hablamos de Shark Knight 3D: La Presa, donde el asesino de turno (sea con hacha, motosierra, machete, etc.) es suplantado por dicho escualo (o escualos, que aquí hay varios) de armas tomar. Con lo que el plantel de víctimas serán las rubitas, morenitas, chulitos y graciosetes que todos conocemos y que irán cayendo uno a uno siguiendo los parámetros establecidos. Los productores lo saben y el público creo que también, cachos de carne andantes y parlantes para disfrute del asesino de turno, en esta ocasión no-humano.

No hay mucha diferencia, diría que ninguna, entre esta película y Piraña 3D. Te importan un pimiento los protagonistas y sus situaciones. Ni sus chistes chabacanos ni sus indirectas para que la pibita de turno acabe en la cama con el maromo chulete. Todo ello es una excusa para mostrar una historia donde lo que impera son los bocaos mortales y la sangre a borbotones. No hay empatía por nadie ni la suele haber cuando lo vital e importante es hacer un productito medianamente digerible y olvidable, digno (o no) de ver un fin de semana aburrido donde no quieres que tus neuronas funcionen a pleno rendimiento.

Sin embargo, nuevamente está el suspense de mostrar al ser humano en un hábitat que no es el suyo, el agua. Nadie puede superar a algo que vive ahí y que tiene todo a su favor, de ahí que pueda haber algún momento medianamente digno e interesante (que no de gran calidad en líneas generales, ya que la jaula donde el Tiburón hace de las suyas ya nos lo enseñó el director de Minority Report). Shark Knight 3D: La Presa no tiene el desparpajo y los tintes de comedia que poseía Deep Blue Sea (donde la escena que protagoniza Samuel L. Jackson acaparó susto y sonrisa a partes iguales), algo que también poseía el remake que antes he citado, Piraña 3D. El terrorífico cartel de esta película, ver la boca abierta de un Tiburón creo que siempre es cautivador, prometía. Podía hacer pensar que estábamos ante una película medianamente interesante, aunque bien es cierto que un libro no se puede valorar simplemente por un vistazo a sus tapas.

Si alguien pregunta por el argumento bastará con que le responda que unos amigo/as universitarios (osea, jovenzuelos, a no ser que sean muy repetidores) se reúnen en la casa del lago de uno de ellos y al final acaban siendo la consabida carnaza de dichos depredadores naturales. A todo esto hay que sumar a unos personajes malvadetes que les ponen más problemas de los que tenían y dan alguna explicación sobre lo que está ocurriendo. ¿De verdad tengo que profundizar mucho más en este tipo de productos? Creo que no. Realmente las reseñas o críticas de estas películas pueden ser cortadas por el mismo patrón. Exceptuando honrosas excepciones nos encontramos con todos los tópicos posibles y que sólo varían dependiendo de las ganas del director o del presupuesto que han conseguido para que el maquillaje o los efectos especiales puedan ser medianamente buenos.

Tranquilos, el elenco de actores son de los que han salido de un molde de producción, todos iguales y con caras clónicas a las de otras películas del género de terror. De vez en cuando hay alguno o alguna que destaca y acaba haciendo alguna cosa de interés o teniendo algo de renombre en la industria (caso de Jessica Biel cuando protagonizó La Matanza de Texas -El Remake-, aunque anteriormente ya se había dado a conocer en una serie). Tipazos, cuerpazos y normalmente unos diálogos que parecen haber sido escritos en ese rato que pasamos en la taza del váter (creo que ahí se suelen conseguir mejores ideas).

Al final esta nueva película sobre tiburones acaba siendo, una vez más, una tontería que ya hemos visto con anterioridad mil y una vez, pero además sin gracia y con poquísima originalidad. Os recomiendo algunas de las que he citado antes como, Open Water -y secuela- o The Reef, al menos el suspense es mucho mejor.