Aunque esté la cosa muy mal -no puedo, no puedo-, ya se sabe cómo se las gastan estas multinacionales en sus procesos de expansión, colonización, evangelización económica. Quedan todos ustedes reciclados, resucitados, despedidos.
Al tiempo, gente desagradable y desagradecida, que no sabe valorar el alcance de la misión divina que ambos prebostes desempeñan en momentos tan lindos, emprenden cruzadas para forzar a los políticos a bajarse el sueldo del tirón, a dar ejemplo, a reconvertir la palabrería en hechos concretos y a dejarse de pamplinas. Puede suceder entonces, todo es posible en domingo, que los políticos pasen a ejercer de asesores externos, los ejecutivos agresivos cambien la corbata por el micrófono y el plató, y las estrellas de la pantalla acaben gobernando nuestras vidas desde el púlpito multimedia. Si no está ocurriendo ya. Tiembla Latinoamérica.