Tiempo de crisis, tiempo de oportunidades.

Publicado el 15 diciembre 2020 por Jordi Mulé @jordimule

Hace pocos días que se publicó una imagen bastante inquietante en la que, de manera gráfica, se veía cómo la economía española está sufriendo actualmente la mayor recesión del mundo desarrollado. Veamos una reflexión personal al respecto.

Corría comienzos de enero 1939 y la Guerra Civil estaba encarando su última fase, ya hacía días que la ofensiva franquista sobre Cataluña estaba consiguiendo sus frutos y sólo era cuestión de días que fuera totalmente conquistada por el ejército sublevado contra la República; ante esta situación y ante el peligro de caída inminente de un territorio tan crucial en manos franquistas, las autoridades militares republicanas diseñaron un plan ofensivo destinado a distraer la atención del ejército franquista y así conseguir ganar tiempo. El día cinco de enero de 1939, las tropas republicanas pasaron a la ofensiva en un frente totalmente secundario, el Frente de Extremadura, empezando así la última ofensiva del Ejército Popular antes de su total derrota, una ofensiva que ha pasado muy desapercibida en los libros de Historia debido a su poca importancia estratégica pero que, analizada desde el punto de vista humano y material, quizás no fuera realmente tan poco importante. Entre los días cinco de enero y comienzos de febrero de 1939, en Extremadura, se llevó a cabo la llamada "Ofensiva de Valsequillo", una batalla que costó seis mil muertos republicanos y dos mil franquistas y en la que la República conquistó la extensión más grande de terreno conquistada nunca antes en cualquier ofensiva del Ejército Popular en toda la guerra, pero en un terreno sin alguna importancia estratégica y sin conseguir distraer ni una sola de las divisiones franquistas que entonces asediaban Cataluña. Al final, como había pasado en tantas y tantas ofensivas republicanas durante la guerra, la ofensiva se agotó y, a comienzos de febrero de 1939, los contendientes volvieron a los puntos de partida. La ofensiva republicana en Extremadura no sirvió para nada que no fuera incrementar el número de víctimas de la Guerra Civil y el sufrimiento de tanta y tanta gente y, por supuesto, no evitó la caída de Cataluña; Tortosa cayó el día trece de enero, Reus el día quince y Barcelona el día 26 de enero, siente los últimos reductos republicanos de Cataluña tomados por los franquistas los días diez y once de febrero.

Este ejemplo de la Historia del siglo XX sirve también para sacar alguna conclusión y la misma versa exactamente sobre cómo encarar los problemas y cómo encontrar las soluciones. La República tuvo claro desde muy pronto que su ejército era inferior al ejército sublevado y decidió una estrategia basada en ir lanzando ofensivas en lugares concretos, de importancia secundaria y relativamente desguarnecidos, con ánimos de distraer recursos del enemigo y así ir ganando tiempo esperando el milagro en forma de Segunda Guerra Mundial en Europa, hecho que le hubiera permitido aliarse con las democracias occidentales y así poder hacer frente al fascismo. Desgraciadamente, la Historia no fue exactamente así, hubo Segunda Guerra Mundial contra el fascismo, sí, pero no en España.

Por lo tanto, queda claro que para encarar cualquier problema, la estrategia del diferimiento, si bien puede innegablemente tener momentos en los cuales pueda ser útil, no consigue el objetivo final que no debe ser otro que la superación del problema y, además, consume muchos recursos. En estos momentos de pandemia hemos podido ver varias fases de la lucha contra ésta, una primera en la cual la estrategia versaba sobre intentar erradicarla a base de eliminar casi totalmente el contacto social y así ir dejando al coronavirus sin huéspedes donde alojarse ya que se esperaba que, si nadie se contagiaba, el virus al final acabaría desapareciendo. Esta primera estrategia se demostró errónea porque que el virus es mucho más tenaz de lo que se esperaba y, además, el coste económico de una medida así excede en mucho al beneficio a conseguir. Ahora parece que la estrategia versa más en aplicar medidas " quirúrgicas " en momentos concretos, con una estrategia que parece más encarada a ir ganando tiempo, a ir apaciguando los efectos de la pandemia intentando hacer el mínimo daño posible a la economía y todo en espera de la llegada de la vacuna, momento en el cual, si se hace un plan de vacunación efectivo y masivo, aparentemente, la pandemia irá desapareciendo y podremos así volver a algún tipo de normalidad.

A pesar de esto, la estrategia de diferimiento que ahora se está llevando a cabo también implica aplicar medidas drásticas en ciertos momentos y que pueden afectar sectores enteros de la Economía, como lo pudimos ver hace poco con el caso del sector restaurador catalán. Ahora bien, si hacen falta medidas drásticas en ciertos momentos, también hacen falta ayudas extraordinarias que colaboren a minorar sus efectos y esto, mal que me sepa decirlo, de momento no ha sido así. Hace pocos días, la misma Consellera portavoz del Govern reconoció que no se dispone de los recursos suficientes para dar ayudas a todo el mundo; entonces no puedo evitar hacerme la siguiente reflexión, ¿por qué el Gobierno Central ha derivado en las Comunidades Autónomas el poder decidir sobre ciertas medidas si éstas no tienen los recursos económicos para ayudar a los afectados?, y, todavía más, ¿por qué las autoridades catalanas han "recogido el guante" y han acordado las medidas restrictivas más duras de todo el Estado sin tener estos recursos preparados para ayudar quién lo necesite? Es decir, por un lado, los unos han delegado y, por el otro, los otros han asumido la responsabilidad yendo más lejos que otros Territorios en las medidas tomadas y sin los recursos necesarios. Me parece kafkiano.

Hace pocos días, un diario económico de tirada nacional publicó una imagen en la cual, de manera gráfica, se puede ver cómo la economía española previsiblemente sufrirá en 2020 la mayor recesión del mundo avanzado. Mucha gente lo explica por el alcance de las primeras medidas de confinamiento, que en España fueron mucho más restrictivas que en ninguna parte, también por la pérdida este año de los ingresos derivados de uno de los principales motores económicos españoles, el Turismo, y también por las disparidades regionales existentes dentro del Estado Español, existiendo muchas zonas de bajo desarrollo y permanentemente subvencionadas. El modelo turístico español es una historia de éxito desde hace muchos años, entonces, ¿el hecho de la aparición del coronavirus tendría que implicar la quiebra del modelo turístico? Yo creo que no, que la pandemia marca claramente un hecho disruptivo que plasma claramente las carencias estructurales de la economía española, pero ello no implica necesariamente que estamos viviendo el principio del fin del Turismo masivo en nuestra tierra, más bien al contrario, opino que la crisis actual y, en concreto, la del sector turístico, nos da una buena oportunidad también de reconvertir este sector y hacerlo más eficiente.

Una buena reconversión sería poder diversificar nuestra oferta turística para así llegar al máximo de público posible y no sólo usar el modelo de "turismo de guiris" que tanto de éxito ha tenido pero que depende de la llegada de extranjeros. En concreto, este verano en las "Terres de l'Ebre" hemos podido vivir un pequeño experimento, no diseñado aposta, sobre qué puede pasar si ofreces un destino seguro y de proximidad en un momento como el actual. Me explico, este año mucha gente al decidir donde pasar sus vacaciones de verano ha decidido variar su destino y ha venido a pasar sus vacaciones al Delta, a Sant Carles de la Ràpita y a otros destinos del Territorio; la consecuencia, que a pesar del desastre general sufrido por el sector turístico, en el caso particular del turismo " ebrenc", mucha gente del sector ha podido terminar la temporada de manera " exitosa ". Por lo tanto, ya tenemos una primera idea de por dónde aparecen oportunidades dentro de esta crisis, apostar por el turismo de proximidad ofreciendo servicios de calidad y a un justo precio en un entorno natural que, hasta la fecha y espero que por mucho tiempo, todavía es bastante desconocido para el gran público; en pocas palabras, hay que aprovechar bien los recursos al alcance y las posibilidades del Territorio.

Y es que las "Terres de l'Ebre" se están convirtiendo en unas Tierras de oportunidades, oportunidades que, si las aprovechamos bien, nos pueden llevar a desarrollos sostenidos y sostenibles y no sólo en el sector turístico, sino también en el sector industrial; por ejemplo y por dar una idea, si sabemos aprovechar los mejores precios del suelo industrial de aquí y la gratuidad de la AP7 recién conseguida para poder competir con otras zonas más desarrolladas industrialmente pero también mucho más caras, podremos disfrutar, en el tiempo, de un interesante desarrollo industrial del Territorio. En pocas palabras, en toda crisis aparecen oportunidades, pero hay que saberlas encontrar y tomar decisiones valientes y meditadas, no tenemos que hacer estrategias de diferimiento ante situaciones así, sino saber reconvertir de manera efectiva sectores enteros sin renunciar a sus esencias y hacer valer las fortalezas que tengamos al alcance.

A pesar de ello, una reconversión de un sector tan estratégico como el Turismo no es cosa de un día, pero sí que es cierto que la crisis actual tiene que servir como claro aviso, hay que diversificar la oferta para hacerla atractiva para cualquier público y esto implica no sólo usar el modelo de "" que tanto de éxito ha tenido, sino que implica también innovar. Mientras tanto, tocará ver si la estrategia del diferimiento actual sirve efectivamente para llegar al momento de las vacunaciones masivas y si éstas son efectivas para poner fin a esta maldita pandemia. No obstante, tenemos que aprender de la crisis, hay que reconvertirse, diversificar e innovar, nunca más nos tiene que volver a pasar algo similar.

Tortosa, 15-12-2020 Economista C.E.C. núm 13147