Porque la Cuaresma no es más que eso, la espera. La espera de lo que está por llegar, nuestra Semana grande, donde Sevilla se viste con sus mejores galas, con su luz y su color tan característicos, con ese aroma embriagador a azahar y jazmín que hace que se nos erice la piel como si fuese la primera vez que tuviésemos esa sensación y la certeza de que ni por todo el oro mundo quisiéramos estar en otra parte, se hace más fuerte que nunca.
Poco más, como dijo alguien alguna vez, "nosotros los sevillanos disfrutamos más con la espera de la Semana Santa". 40 días desde el miércoles de ceniza hasta el Domingo de Ramos, 40 días para disfrutar con la espera antes de volver a ver a nuestras Hermandades recorriendo las calles para hacer Estación de Penitencia en la Catedral. 40 días para volver a vivir y sentir nuestra Pasión por todas las callejuelas de la ciudad más hermosa del mundo...
No tengas prisa, que todo llega, y al mismo tiempo se acaba. Disfruta de la espera.