Revista Opinión

Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.

Publicado el 17 mayo 2020 por Santiagomiro
Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.   Ilustración de Verónica Montón Alegre.

El pasado martes, una serie de profesionales de la salud fueron los firmantes del blog “Coronavirus en positivo”, aparecido en Público con el título “El paciente oncológico y la covid-19”. Entre ellos, Isabel González, médica radióloga; Carmen Montón, ex ministra de Sanidad; Ricardo Campos, médico oftalmólogo; Rafael Sotoca, médico de familia y activista sanitario; Begoña Frades, psiquiatra; José Antonio López Cócera, enfermero especialista en salud mental; Enrique Ortega, médico especialista en enfermedades infecciosas; Ana Boned Ombuena, Técnico Superior de Salud Pública de la Consellería de Sanitat Valenciana; Antonia García Valls, asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica; Pere Herrera de Pablo, médico de familia y médico SAMU; Roser Falip Barangué, doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos; Aurelio Duque Valencia, médico de Familia y Comunitaria; Verónica Montón Alegre, artista interdisciplinar y Juan Domene, médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. “Después de que el tiempo se detuviese un día del mes de marzo –confirman estos profesionales–,  parece que se vislumbra la luz al final del túnel:  las personas curadas aumentan, las contagiadas y fallecidas disminuyen, empezamos a pisar las calles pero esa luz, como el confinamiento, no es  igual para todos porque nuestra  sociedad, fruto de la austeridad provocada por las políticas durante  la anterior crisis, es muy desigual y, si para unos, el confinamiento no pasa de ser una incomodidad, para otros es la falta de espacio físico, la falta de  una ventana desde donde aplaudir todas las tardes, el despido, incluso  para algunos es la falta de techo y comida. Pero si a esto añadimos la enfermedad, aparcada por la atención sanitaria centrada en el COVID, convendrán conmigo que el encierro se convierte para muchas personas, en una pesadilla”. Los afectados por esta pandémica han vivido un confinamiento físico y psicológico, fueron prisioneros y prisioneras de su enfermedad y el estado de alarma los pilló sin claves para gestionar esta situación. Pero no solo pilló desprevenidos a los pacientes, también a los y las profesionales que, sobre la marcha y con escaso conocimientos sobre el comportamiento del virus, tuvieron que buscar fórmulas para continuar contactando con los pacientes, intentando mantener los tratamientos y alguna cirugía, no todas. De esta manera la COVID se adueñó de las UCI, de las plantas de hospitalización y de las pruebas diagnósticas.

Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.       Dos personas usan la bicicleta en la Gran Vía de Madrid.“¿Saldremos mejor como personas y como sociedad de esta crisis? ¿Qué lecciones aprenderemos? ¿Cambiará el mundo tal y como lo conocemos? Son preguntas que están siendo recurrentes durante los dos meses que llevamos de confinamiento y explosión de la pandemia en nuestro país. Las diferencias, además, entre los entornos rurales y urbanos se han puesto de manifiesto. En este sentido, y dentro de la gravedad general, las grandes ciudades han sido las más perjudicadas por su modelo. Expertos en movilidad sostenible llevan tiempo denunciando la hostilidad de las ciudades hacia su propia ciudadanía. Ahora, con la pandemia, esperan que se convierta en una oportunidad para darle la vuelta”. Así comienza el reportaje “La pandemia, una oportunidad para darle la vuelta al modelo de las ciudades” escrito por Miguel Muñoz y publicado el domingo pasado en Cuartopoder.es. En el mismo, reflexiona Adrián Fernández, responsable de movilidad en Greenpeace: “Dentro de las muchas enseñanzas, a mí particularmente sí me queda la conclusión de que la salud pública es un bien que hay que preservar a toda costa, tomando todas las medidas necesarias”. Por su parte, Blanca Valdivia, integrante de la cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas Col.lectiu Punt, argumenta: “Para nosotras la crisis lo que ha hecho es evidenciar problemas que ya existían, se llaman capitalismo y patriarcado. Estos se concretan en la producción del espacio doméstico y de las ciudades”. Con la gran mayoría de parques cerrados, especialmente en Madrid, se han visto imágenes de personas con poco margen para pasear o correr manteniendo la distancia de seguridad en algunas zonas. “La crisis ha servido para visibilizar una gran injusticia que ya sufríamos. El coche, que apenas llega al 25% de desplazamientos, acapara el 80% del espacio urbano”, explica Fernández. Recuerda, además, una obviedad que muchas veces no se tiene en cuenta: “La misma gente que cabe en un autobús equivale a 40 o 50 coches y evidentemente este ocupa menos espacio”. Fernández explica: “Había cierto Síndrome de Estocolmo de los peatones, aceptando que había mucho espacio para el coche porque había muchos. Cuando estos vehículos desaparecen de la ciudad y se nos pide algo tan básico como mantener metro y medio con la persona de al lado, nos damos cuenta de que es imposible”. Son varias organizaciones las que vienen reclamando a los ayuntamientos más espacio para peatones o bicicletas. Ahora el propio Gobierno lo recomienda, tal y como apareció en el BOE del pasado 1 de mayo. También desde Ecologistas en Acción ven imprescindible esta necesidad. “Para nosotros es una demanda histórica y se está viendo que es más necesario que nunca. No podemos ir apelotonados como en otros momentos”, explica Nuria Blázquez, coordinadora de transporte en esta organización.
Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.      Vista aérea de la boina de contaminación en Madrid antes de la cuarentena.

Fernández añade que, si las ciudades realmente cumplieran la ley de accesibilidad, habría que empezar a quitar plazas de aparcamientos para hacer aceras más anchas. “Una acera tiene que permitir que al menos pase una silla de ruedas. Y sin embargo hemos estado priorizando ciudades en donde era más importante el derecho a aparcar en la calle frente al de transitar de todas las personas. Algunas ciudades están tomando medidas que esperamos hayan servido de despertador de conciencias y de visibilizar que el espacio es un bien valioso que no podemos malgastar como hasta ahora”. Eso sí, destaca que “hay que cambiar el modelo de movilidad de forma permanente y con cierta estabilidad”. Por su parte, Valdivia apunta que “muchas medidas de las que se están tomando, que son de las del denominado urbanismo táctico, para nosotras son demasiado superficiales y cortoplacistas. Es una oportunidad para cambiar las prioridades en la ciudad, de cambiar, ya que se ha priorizado siempre lo productivo, el beneficio económico y el capital a poner en el centro la sostenibilidad de la vida de las personas”. Adrián Fernández es un firme defensor del transporte público y alerta sobre los mensajes que se lanzan, incluso desde instituciones, para usar el coche masivamente en tiempos de pandemia. “No están teniendo en cuenta los efectos secundarios que pueden tener eso. Nos podemos encontrar al pasar esta crisis con escenas de atascos como las que vemos en las series de televisión cuando salen en Los Ángeles, de tres horas para ir y tres para volver. Todas las ciudades están al borde de la saturación, al añadirle un 10% o 20% de coches tendríamos unos niveles de congestión como no hemos conocido ni imaginado”, advierte Fernández, quien pone en duda que pueda ser más seguro usar un coche si, por ejemplo, tienes que compartirlo con algún compañero de trabajo. Y, además, destaca que no hay estudios que certifiquen que el transporte público sea un lugar de transmisión generalizada del virus. En otros estudios de virus parecidos, indica, se apunta a que los lugares habituales de contagios son centros de trabajo, escuelas o el propio hogar. “Las instituciones tienen que hacer labor pedagógica de que las empresas de transporte público son las que más rigurosamente han tomado medidas. Los vehículos se desinfectan de una manera minuciosa todos los días”, destaca.

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La famosa boina de contaminación que coronaba la capital ha desaparecido en la cuarentena.Desde Ecologistas en Acción proponen una serie de acciones concretas especialmente enfocadas a los meses venideros. Por un lado, habría que gestionar la demanda de movilidad. “Debería haber un escalamiento a la hora de entrar al trabajo, que se determine entrar a distintos horarios para que no coincida toda la gente en el transporte público o en la calzada. Esto sería algo que, a largo plazo, nos podría ayudar mucho. El transporte público está dimensionado para atender a la hora punta, si esa hora punta no existiera sería más fácil de gestionar”, apunta Nuria Blázquez. “Se lanzan mensajes como que, si el aforo del transporte se tiene que reducir por higiene se va a poder mover menos, gente. Eso no es verdad. Eso es asumir que el transporte público iba lleno a todas horas. Sabemos que no es así, se dimensiona en la hora punta”, explica Fernández Heredia. E indica, al igual que Blázquez, la necesidad de evitar esa hora punta, escalando las horas de entrada al trabajo. “En determinadas zonas es muy fácil hacerlo”, afirma. “Otras medidas propuestas –señala Blázquez– serían fomentar desplazamientos a pie y bicicleta, la ampliación de aceras donde sea posible o calles compartidas con prioridad peatonal”. “Si no hacen nada, en esta ocasión, se notará más”, apunta Blázquez sobre las decisiones que tendrán que tomar los ayuntamientos próximamente. Puede que veamos el colapso en la ciudad y luego se haga algo. “Hemos visto que había poca intención desde muchas administraciones de proteger el transporte público, nos preocupa particularmente”, añade. Fernández destaca: “No podemos omitir que cuando hablamos de cambiar el uso de las calles hablamos de hacer política porque hablamos de cambiar derechos adquiridos de unos, potenciales de otros, etcétera. De quitarle un poco al que más tiene, en este caso al coche. Todo lo que suponga un cambio en el equilibrio es política, no podemos disociarlo”.
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Madrid, limpio e impoluto.

“Desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo se ha producido una reducción drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas, reducción que se ha cuantificado en un 58 % de los niveles de contaminación habituales en estas fechas durante la última década”, apunta el informe sobre la calidad del aire urbano elaborado por Ecologistas en Acción. “Sabemos perfectamente cuales son los daños de la contaminación del aire y sus causas. Sabemos también cuáles son las soluciones para al menos paliar ese daño que se lleva por delante solo en España 40.000 muertes prematuras al año”, destaca al respecto Fernández. Y el integrante de GreenPeace apunta, además, a la existencia de algunos estudios que empiezan a relacionar la letalidad del coronavirus con la mala calidad del aire en algunas ciudades. Una palabra que se ha escuchado mucho en determinados sectores ha sido la de los “cuidados”. Un concepto que ponen muy en valor desde colectivos como el de Blanca Valdivia. También, para el modelo de ciudad. “Se tienen que satisfacer necesidades diversas, la movilidad y el hecho de poder salir a caminar, que implica también un tema de socialización, porque te encuentras con vecinos, aunque no te puedas tocar o dar un abrazo ya es diferente a hacer una videollamada. Todo esto está muy vinculado con la salud y la salud mental. Para nosotras es una carencia en esta crisis, se ha hablado mucho de salud paliativa casi o preventiva para la covid-19 y no se han visualizado casi las consecuencias que este confinamiento tiene para la salud mental de las personas y lo que puede pasar a corto y largo plazo”, argumenta la integrante de Col-lectiu Punt 6. Según señala, se va a generar masificación en usos del espacio público, algo que puede provocar problemas de gente que led dé pánico salir a la calle. “Se tienen que proporcionar las circunstancias adecuadas para que la gente pueda estar de forma segura en el espacio público”, destaca. Valdivia plantea dos escenarios posibles para la salida de la crisis. Uno, “distópico”. Aquí, para ella entraría todo lo relacionado con los sistemas de control a las personas, que se pueden acabar concretando en “modelos o sistemas tecnificados de control social urbano”. En este escenario, Valdivia incluye cambios como una nueva ley del suelo que ya se ha planteado en Madrid. “No creemos que hay que construir más en un momento de crisis por coronavirus y climática en la que nos deberíamos replantear el crecimiento límite de nuestras ciudades, porque son mucho más grandes de lo que deberían ser”, explica. Por otro lado, Valdivia plantea un “escenario utópico”. En él, “pensamos ciudades para las personas, que puedan caminar, que se amplíe la movilidad sostenible, que haya cuidados”. Sobre estos cuidados, señala que en esta crisis se habla mucho de ellos dentro de la unidad familiar. “Pero no se tiene en cuenta que muchas personas tienen lazos de apoyo mutuo fuera, que le permiten conciliar y hacer corresponsabilidad. ¿Qué espacios urbanos tenemos para la corresponsabilidad?”, se pregunta.

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Bill Gates, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos y otros multimillonarios de EEUU se han vuelto 10% más ricos durante la pandemia de Covid-19.Juan Torres López titula “Los millonarios, la pandemia y nosotros, los payasos” un artículo aparecido en Público en el que dice: “El Institute for Police Studies de Washington acaba de publicar un estudio sobre la situación de los multimillonarios en Estados Unidos mientras se extiende la pandemia con datos que son realmente estremecedores. En él se indica que, en el mismo periodo en el que más de 22 millones de personas perdieron sus empleos –del 18 de marzo al 10 de abril de este año–, la riqueza de los multimillonarios estadounidenses aumentó en 282.000 millones de dólares, un 10 por ciento. Entre 2006 y 2018, casi el 7 por ciento del aumento real en la riqueza de Estados Unidos se destinó a los 400 hogares más ricos del país, los cuales tienen una riqueza acumulada equivalente a la del 64% más pobre de la población. Desde la última crisis, concretamente de 2010 a 2020, la riqueza de quienes disponen de un patrimonio superior a 1.000 millones de dólares aumentó un 80,6 por ciento, más de cinco veces la mediana del aumento de la riqueza de los hogares estadounidenses. Mientras tanto, las familias sin patrimonio o con deuda neta han aumentado en todo ese tiempo… Entre 1980 y 2018, la carga fiscal de los multimillonarios de Estados Unidos, medida como un porcentaje de su riqueza, disminuyó un 79 por ciento. Y también ha contribuido especialmente el que las leyes les hayan abierto la posibilidad de ocultar sus ingresos en los paraísos fiscales, donde se estima que los multimillonarios estadounidenses disponen de una fortuna equivalente a los 21 billones de dólares… No se puede decir que todos esos multimillonarios sean ajenos a los problemas que sufren las personas normales y corrientes. La revista Forbes mantiene un rastreador para dar a conocer las donaciones y obras de caridad que hacen los multimillonarios de todo el mundo (aquí). Son de agradecer, aunque claramente insuficientes. Las estimaciones del Institute for Police Studies señalan que, en Estados Unidos y en conjunto, sólo suponen el 0,00001 por ciento de sus fortunas y, además, porque lo que se necesita no es sólo caridad y buenos sentimientos, aunque estos sean muy valiosos, sino un sistema fiscal justo, leyes que prohíban la explotación laboral y políticas económicas que fomenten la creación de riqueza y el empleo en lugar de la especulación financiera”.

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Torres López también reconoce que muchos de esos multimillonarios comienzan a ser conscientes de lo que representa su situación en un mundo con tantas carencias y que incluso reclaman más impuestos sobre sus propias fortunas. “En varias ocasiones lo han hecho en los últimos años y más recientemente, en junio del año pasado, un grupo de ellos envió una carta al presidente Trump para pedirle un impuesto del 1% sobre el patrimonio de quienes dispusieran de un patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares. Con él, decían, se podrían obtener ingresos para ‘financiar el desarrollo de energías limpias, para mitigar el cambio climático, para el cuidado infantil universal, el alivio de la deuda de préstamos estudiantiles, la modernización de la infraestructura, los créditos fiscales para las familias de bajos ingresos, para dar soluciones a la salud pública y otros recursos’, todo lo cual permitiría mejorar la economía, decían, y ‘fortalecer nuestras libertades democráticas’. Es cierto. Cada día resulta más imprescindible pensar en fórmulas de reparto que equilibren la balanza sin necesidad de desincentivar la creación de riqueza, en normas que impidan que los más ricos dispongan de mayor capacidad de decisión política y en sistemas de derechos y obligaciones sociales que eviten que el enriquecimiento exagerado conviva con la extrema necesidad. En España conocemos de vez en cuando los gestos caritativos de algún multimillonario, muy de agradecer en lo personal, aunque insuficientes, pero estamos lejos de que entre ellos cunda la idea de que una sociedad tan asimétrica, con tantos privilegios para la minoría más poderosa y basada en la desigual contribución de unos y otros a las necesidades comunes terminará siendo un infierno para todos. Es una significativa casualidad que haya tenido que ser justamente el diputado más rico de todos los del Congreso, o al menos el que ha declarado un mayor patrimonio, Marcos de Quinto, quien califique al vicepresidente Pablo Iglesias de payaso por hacer propuestas como él un ingreso mínimo vital (que, con una cuantía u otra está ya en todos países de la Unión Europea), o algún tipo de impuesto sobre las grandes fortunas: ‘Ladran, luego cabalgamos’.

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Después de llamar “payaso” a Pablo Iglesias, el expresidente de Coca-Cola se ríe de su forma de vestir y pone en duda la democracia en España. Por su parte, Pablo Iglesias, le contesta: “Hay pocas profesiones más hermosas y dignas que la de payaso. Si defender el Ingreso Mínimo Vital y la justicia social en Europa me da el honor de serlo, solo puedo decir: Payaso a mucha honra, señor de Quinto”.
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      “La salud de todos les importaba una mierda. Salen a la calle pidiendo libertad para seguir bebiendo Gin tonics en sus azoteas favoritas y para reemprender sus negocios inmobiliarios”.“Cayetanos: ¡dejad de hacer el gilipollas, estáis poniendo en riesgo la salud de todos!”. Con este mismo titular escribía el jueves pasado Guido Ohlenschlaeger Gómez, en SpanishRevolution.com. De esta manera pasamos de un tiempo de incertidumbre al de los contrates: “Un fantasma recorre el mundo, es el fantasma de los patriotas de pacotilla. En EE.UU, salen a la calle bandera de barritas y estrellas colgada al cuello cual capa de super héroe; portan carteles en los que puede leerse ‘Yo no tengo por qué hacerme cargo de los demás”’ y gritan ‘¡Queremos trabajar!’. En Brasil, el presidente se reúne con ellos y les da la mano y presume de marabunta. En EE.UU, Trump niega el fenómeno y recomienda beber lejía. En España, no gobiernan ellos: los patriotas de pacotilla; los negacionistas, pero en la oposición tenemos a unos cuantos de esa raza; los abascales y su séquito. La máxima en todos los casos es la misma: la economía por encima de todo, incluido de la vida de las personas. En EE.UU, llevan semanas saliendo a la calle, armas en mano incluidas. Aquí han empezado a salir en los últimos días auspiciados por el partido de extrema derecha, VOX, a pedir libertad y la dimisión del Gobierno. Hemos visto aglomeraciones de cientos de personas ataviadas con banderas de España y fachalecos. Ah, y mascarillas verdes con la banderita de España, que no falte, eso les hace invencibles. Piden libertad y volver ya a la normalidad y, ya de paso, la dimisión del Gobierno y no sabemos si la conformación de un Gobierno de concentración con Rosa Díez, Jose María Aznar y Felipe González a la cabeza, como pedía hace unos días Macarena Olona.

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Protestas en Núñez de Balboa.

“Los mismos ‘cayetanos’ que estos días salieron a la calle con gritos y gestos de protesta –termina diciendo Guido Ohlenschlaeger–, llevan dos meses criticando al Gobierno sin piedad por permitir que se organizase el 8M. En aquel momento teníamos poco más de 100 muertos. Hoy tenemos más de 28.000. Ellos enmascaraban sus argumentos tras la ‘responsabilidad’ y las razones sanitarias. Hoy sabemos que la salud de todos les importaba una mierda. Salen a la calle pidiendo libertad para seguir bebiendo Gin tonics en sus azoteas favoritas y para reemprender sus negocios inmobiliarios. Les importa una mierda la salud de los demás. Total, si enferman se pagan un buen hospital. A ellos la saturación de la sanidad poco les afectará en caso de repunte. Y mientras celebran su derecho a la libertad a costa de la tuya y la de todos, incluidos nuestros mayores, la mayoría de la población que no se puede permitir vivir en uno de los barrios más caros de España lleva meses respetando las normas sanitarias y haciendo malabares con la economía familiar para poder salir adelante. Que no os engañen, las manifestaciones de estos días han puesto de manifiesto que cuando criticaban el 8 M la salud les daba igual. Que a nadie se le olviden estas manifestaciones si hay un repunte de casos en Madrid”.

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Vecinos del madrileño barrio de Salamanca se lanzan a la calle, protestando contra el Gobierno por su gestión en la crisis del coronavirus.Mientras la Delegación del Gobierno en Madrid avanza que desplegará un dispositivo en la calle Núñez de Balboa, en el barrio de Salamanca, para asegurarse de que las manifestaciones, que llevan ya una semana celebrándose, “cumplan con la ley” —es decir, con las medidas del estado de alarma—, PP y Vox han salido en clara defensa de los vecinos, recordando al Ejecutivo central que la alarma en ningún caso impide el derecho a la manifestación. La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en plena polémica por su estancia en un apartahotel de la cadena Room Mate desde hace dos meses, reprochó al Gobierno “estar aprovechando el mando único y el encierro de las familias en sus casas” para que “no puedan salir a manifestarse libremente ni un ratito por la tarde, mientras se dedican a imponer todo tipo de barbaridades”. Ayuso advirtió a sus rivales políticos de que el descontento en la calle podría no haber hecho otra cosa que empezar: “Esperen a que la gente salga a la calle, porque lo de Núñez de Balboa les va a parecer una broma”. Y el alcalde, Martínez Almeida, apoya a los vecinos advirtiendo: “Mientras se cumpla la normativa del estado de alarma, cada uno puede manifestarse libremente”. El primer edil llamó incluso a una “reflexión” al recordar que las protestas con cacerolas “las inauguró Podemos contra el Rey”, y se reconoció sorprendido de que “los que alientan a hacer caceroladas contra el Rey y el Gobierno de la Comunidad se quejen ahora de una forma pacífica de manifestarse cuando va en su contra”. Pero no solo el PP. También Vox defiende las protestas y anima a los ciudadanos descontentos a unirse a las manifestaciones convocadas, siempre que se respeten las normas sanitarias. De hecho, el partido de Santiago Abascal ya tiene convocada una manifestación en coche para el domingo 23 de mayo en todas las provincias de España. Y el portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, desvinculó la concentración en Núñez de Balboa de su formación, aunque sí trasladó “su apoyo” a todos aquellos ciudadanos que estén participando en protestas de ese tipo. “Si la gente quiere salir a su balcón o a la calle tranquila y pacíficamente, tiene su derecho”, insistió el número tres del partido, subrayando su “comprensión” ante estos actos espontáneos. La misma que parece embargar a la propia Policía. Vallecas acumuló más propuestas de sanción de la Policía que el barrio de Salamanca pese a las protestas. Unidas Podemos es el partido que más ha criticado a estos manifestantes. Pablo Echenique tildó de “ridículas” las protestas de estos días, dudando que pudieran calificarse como tal por tratarse de “la clase alta, que golpea señales de tráfico con palos de golf y cucharas de plata”. Y asegura que “la cosa es seria”, denunciando que “una minoría privilegiada se esté saltando las normas y poniendo en peligro a todos”, y conminando al alcalde Almeida a “actuar ya” para frenar los riesgos que puedan estar provocando.

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Todas las noches, los “cayetanos” golpean todo tipo de instrumentos de cocina y hacen ruido, golpeando señales de tráfico y contenedores de basura, mientras desde los balcones hacen sonar a todo volumen el himno de España.La calle Núñez de Balboa ha sido durante la transición foco de la extrema derecha. En la actualidad tiene uno de los niveles de renta más altos de todo el país y alrededor del 80% de sus vecinos votan a opciones de derecha o extrema derecha. En la misma calle se instalaba hace años la sede del único partido de extrema derecha que, hasta la llegada de Vox, había conseguido representación parlamentaria: Fuerza Nueva. Su líder era Blas Piñar y el barrio de Salamanca, que acoge la citada calle, era el bastión de la extrema derecha o, mejor dicho, el de los restos del fascismo patrio. Y los hogares situados en esta calle madrileña tienen una renta media de alrededor de 89.000 euros por hogar, situándose en el 1% más rico a nivel nacional y albergando la milla de oro de la ciudad. El escritor, ensayista y filósofo, Santiago Alba Rico, explica que “el barrio de Salamanca, al contrario de lo que pueda pensarse, es el más ideologizado de Madrid. Los ricos, en general, están mucho más ideologizados y son, al mismo tiempo, mucho más irresponsables porque saben —o se creen— mucho más poderosos, incluso a la enfermedad”, señala el filósofo. Y Cristina Monge, politóloga y profesora de Sociología en la Universidad de Zaragoza, explica que “lo que se ve de alguna forma en las protestas de Núñez de Balboa es un espíritu de impugnación al Gobierno, pero no una reivindicación concreta de querer más medidas de prevención, más medios o una reclamación para que Madrid cambie de fase. Parece una protesta muy genérica que muestra el malestar con el Gobierno y una intencionalidad política de desacreditar al Gobierno al completo”, explica. Monge destaca que en estos momentos es “difícil” saber si hay una relación directa con algún partido político, pero señala que “sí se puede apreciar un vínculo claro con la extrema derecha a raíz de las declaraciones de determinados políticos y sus estrategias de desprestigio del Gobierno”. “Son movimientos que se van generando dentro de la extrema derecha. Están intentando hacer caso omiso de las medidas recomendadas para protegernos de la pandemia y desprestigiando al mundo del conocimiento y de la ciencia. Recalca que se trata de protestas de personas que se concentran en una calle, de un barrio, de una ciudad, que es Madrid. “Hay que ver cómo evoluciona”, explica. “La extrema derecha pedía mano dura y la declaración del estado de alarma. Se quejaba de la manifestación del 8M y decía que había sido el gran hervidero del virus y, ahora que el estado de alarma está en vigor, denuncia que ya no tiene sentido y apoya o promueve manifestaciones que se saltan los más mínimos principios de seguridad. Es una estrategia de desgaste constante”, denuncia Monge.
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Maria Luisa Fernández, coordinadora de Resistencia Democrática.

La protesta contra el Gobierno, concentrada en la calle de Núñez de Balboa de Madrid, se presenta como movimiento bajo el nombre de “Resistencia Democrática”. En una página web, María Luisa Fernández, coordinadora general de la misma, publica un comunicado en el que se hace una enmienda a la totalidad de la gestión de la crisis por parte del Ejecutivo socialista y alerta del riesgo de que España acabe siendo un “estado fallido”. Arguye ser “un movimiento ciudadano independiente, no afiliado políticamente, por la defensa de la libertad y el fin de la destrucción económica”. En cualquier caso, matiza que este mensaje “no supone una convocatoria de manifestación en ninguna de sus formas tipificadas por la ley, ni la conculcación de la legislación vigente en modo alguno, ni la desobediencia a las fuerzas del orden público, que cumplen las normas que le son impuestas en el ejercicio de su deber”. María Luisa Fernández es candidata por un partido llamado Cilus (Ciudadanos Libres Unidos) y se define como experta en Inteligencia. En su formación académica incluye estudios de Derecho en Icade, un máster en empresas, una diplomatura en Estudios Internacionales y otra en Defensa por el Centro Superior de Estudios de Defensa Nacional (CESEDEN), que dependen del Ministerio de la Defensa. La coordinadora del “Movimiento Barrio de Salamanca”, defiende un colectivo que ensalza y jalea las protestas en el centro de Madrid y que, desde hace cinco días, se salta las normas de seguridad del confinamiento. Se trata, según ella, de un movimiento transversal, que no se considera político y al que se pueden sumar gentes que votan a diferentes partidos. “Donde está uno, estamos todos”, declara Fernández. Voces discordantes con este movimiento contestan a la abogada que debería leerse la Constitución para entender, si es que no lo entiende y lo sabe, pero se hace la tonta, que “El Estado de Alarma es una herramienta constitucional, la más garante que contiene la Constitución para garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos y proteger sus vidas en una situación de emergencia sanitaria tan brutal y mundial como la que estamos viviendo”. De hecho, todos los países de nuestro entorno europeo, democracias muy consolidadas como Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, así lo aplican.

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Andreu Buenafuente ha ofrecido desde 'Late motiv', el programa de televisión que presenta y produce para Movistar+, su opinión sobre las concentraciones con cacerolas que se están llevando a cabo en varios puntos de Madrid para protestar contra el Gobierno de España sin respetar las normas ante el estado de alarma por Covid-19. Sin pelos en la lengua, el catalán ha dicho lo siguiente. “No sé si habéis visto las imágenes en las últimas horas de algunos vecinos del barrio de Salamanca de Madrid manifestándose contra el Gobierno, pero ya en la calle tomando una calle mítica de ese barrio, la calle Núñez de Balboa. Ni estado de alarma ni distancia social, nada, todos allí a mogollón. Es como pedir silencio gritando ¿no? tiene algo de contrasentido”. Luego, mirando a cámara ha seguido con su discurso: “Yo he visto esas imágenes y digo '¿cuál es la estrategia de esta gente concretamente? ¿les da igual contagiarse?', me pregunto. Igual dices 'claro, como igualmente le van a dar la culpa al Gobierno'. Hombre, pero estamos hablando de la salud ¿no? En fin... se gritó 'libertad, libertad', que ahí te digo yo que a muerte con quien grita libertad, ¿quién se va a oponer al grito de libertad? es una palabra maravillosa. Aunque mucho me temo que, viendo la naturaleza de los manifestantes, yo creo que era más deseo propio que por el conjunto de la sociedad. Me da esa sensación. Ah, y también te digo, lo del palo de golf como icono en la lucha social, eso sí que no lo veo. Esa es mi modesta opinión”. 

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Fotomontajes, imágenes y fotos sorprendentes:


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 El fascismo en dos fotos.
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 Aznar y su muñeco.
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Dos iguales.
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 Santiago Abascal.
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 ¡¡LA PORTADA!! Más que fase, desfase! Inmortalizada, al fin, por los pinceles de Pedro Vera.
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Amor en tiempos de Covid.
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La naturaleza derrota la tecnología.
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 Pasan los días...
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Toda una vida resumida en un segundo
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Entrada de una librería de Lyón.

El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Manel F., Pat, Toni Ortifus, Eneko, Harca, Vergara, Sabiote, J.R. Mora…

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 Salud o economía.
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 Coronabanksy
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La tumba política de Ayuso 
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 La revolución Cay Tana.
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Sorber y soplar.
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 Los de la cacerola.
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 Sabiote.
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Pep Roig, desde Mallorca: Las joyas de la corona, No estamos solos, No, no, no, no…, Lo mío, Lo sabía, ¿Qué es una cacerola?…

Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.

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Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.

Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.

Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.

Tiempo de incertidumbre y los gritos y gestos de protesta de los “cayetanos”.

Los vídeos de esta semana: 
CONFINEMENT. TIMELAPSE 4K EN MADRID DESDE MI CONFINAMIENTO El efecto positivo del Coronavirus en el mundo María Luisa Fernández, coordinadora de Resistencia Democrática. Polònia - 14/05/2020 'Los abrazos prohibidos', la nueva canción en apoyo a los trabajadores de la Sanidad Pública en plena crisis del coronavirus, ha sido compuesta, grabada y producida por Vetusta Morla durante las semanas de confinamiento con la colaboración de un amplio grupo de artistas que han querido sumar solidariamente sus voces al proyecto. La canción se ha publicado acompañada de un videoclip cuyos protagonistas son profesionales sanitarios del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid), quienes actúan en representación de todo un colectivo que ha inspirado la canción. Todos los beneficios económicos que genere serán donados a perpetuidad al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para contribuir en la investigación sobre el coronavirus SARS-CoV-2. Vetusta Morla - Los Abrazos Prohibidos feat Joaquin Sabina, Leiva, Kase.O, Rozalén...

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