He leìdo esta mañana a primera hora una entrevista de Joseba Egibar, en el diario El Correo, en la que asegura, entre otras muchas cosas, que “Batasuna rechazrá expresamente la violencia de ETA porque cree en la vías políticas“. Personalmente, en este punto coincido con el dirigente nacionalista. En mi opinión, y así lo he manifestado en este blog en repetidas ocasiones este último año, la apuesta de la izquierda abertzale por las vías exclusivamente pacíficas y democráticas es sincera y no tiene marcha atrás. Tengo la convicción, además, de que una parte mayoritaria de ETA comparte este camino, aunque es razonable deducir que haya voces minoritarias, críticas con este proceso que, por primera vez, aboga por la desaparición definitiva de la violencia sin contrapartidas previamente pactadas. Recientemente, un representante de la sensibilidad abertzale me aseguraba que Batasuna arrastraría en esta nueva etapa a ETA por unanimidad, más allá de que hubiera sectores reticentes a decir adiós por y para siempre a las armas sin obtener más rédito político que su retorno a las instituciones. Ojalá tenga razón, pero así como no tengo ninguna duda de que la izquierda abertzale, llegado el caso, rechazará la violencia, sí tengo reservas en relación con la actitud que puedan adoptar quienes, en el seno de ETA, no han asumido todavía que el tiempo de las armas ha tocado a su fin porque el futuro de Euskadi lo decidiremos quienes vivimos aquí. El comunicado de ETA, que se anuncia como inminente para favorecer la presentación del nuevo partido de la izquierda abertzale el mes de enero, arrojará luz en este sentido y permitirá contar con más elementos de juicio para llevar a cabo análisis más profundos.