Quizás no acabe el tiempo de las sombras
y solo permanezca la esperanza
buscando indicios de luz
entre los juguetes oxidados de la infancia,
en aquellas urgencias de la juventud,
en los frutos de la madurez.
Quizás vuelva el sol
a hacer vibrar las amapolas
sobre el cielo de mayo,
a lustrar los horizontes
perdidos entre el sepia ceniza de los días.
Quizás,
y yo no sea solo
destino ingrato del anochecer
ahogado en la pálida luz de la luna.
Quizás