Rüdesheim am Rhein (Hesse) es una de las pintorescas poblaciones de la orilla del Rin en un entorno cuyas laderas están cubiertas por cuidados viñedos que invitan al paseo. El núcleo urbano es pequeño pero con el suficiente atractivo para ser una referencia del turismo interior.
Las barcazas en continuo trasiego por el río y los visitantes tienen como referencia el enorme monumento Niederwalddenkmal (1883) de 38 metros de alto y que levantado sobre la cima recuerda la unificación de Alemania. A la cumbre se puede ascender mediante un telecabina.
Lejos del colosalismo que no nos emociona, quizá lo contrario por las desgracias que ha conllevado, la bajada entre viñedos es ensoñadora.
Nos fijamos en un modesto reloj solar vertical declinante hecho con todo detalle a un lado de uno de los muchos zigzagueantes senderos. La inscripción de la placa (1951) nos recuerda que durante la guerra todos los viñedos quedaron destrozados. Como condena de Sísifo, hubo que volver a empezar a reponerlos. El reloj da cuenta del paso monótono de los días y de lo efímero. Preferimos la modestia del reloj a las exhibiciones grandilocuentes del poder.
El reloj es casi completo: horas, hipérbolas zodiacales y ecuación del tiempo en cada línea. El cálculo del movimiento solar fue una de las primeras razones para la actividad matemática.