Han pasado varios meses desde que escribí la tercera parte de esta serie. Fueron meses muy intensos, en los que directamente me olvidé de desear Tiempo para Mí, tan imposible y lejano me parecía.
Lo patético es que la razón ha sido simplemente laboral. Tengo un trabajo que me absorbe la energía como un vampiro, mis colegas de Europa tiran de mí sin pausa ni tregua durante todo el día, y por las noches, debido a la diferencia horaria, me toca pelear con mis colegas de las Américas. Termino de trabajar cuando caigo rendida, las pocas fuerzas que me quedan son para estar un poco con mi Pitufo. Para mi esposo y para la casa ya no me queda ni tiempo ni energía. Pensar en Tiempo para Mí, estos días es directamente inimaginable.
La casa hecha un lío me agobia, los emails, llamadas y constantes interrupciones del trabajo me agobian. Los fines de semana de hacer las compras, limpiar y vuelta a empezar me agobian.
Cuando por milagro consigo ir a correr al parque, lo siento como una bocanada de aire fresco, pero al regresar a casa, vuelvo a ahogarme. Quisiera poder ir a darme un masaje. Quisiera darme un baño de inmersion. ¡Quisiera depilarme! El que los días se pasen sin poder haber hecho nada de lo que mínimamente necesito para sobrevivir, me desespera. Y lo peor de todo es que si consiguiera ir a darme un masaje, y volviera toda relajada caminando como sobre nubes, al entrar a casa o a la oficina el ahogo volvería a empezar, y sentiria que he gastando tiempo y dinero para nada. Sentiría que intenté apagar un inciendio con una tacita de agua – ayuda, pero no es suficiente.
Hoy, 21 de Diciembre día más corto del año, siento que he tocado fondo y vengo a hacer la gran confesión: he engordado. Sé bien lo que me hace adelgazar y mantenerme: buscar la felicidad cada día. Y no estoy consiguiendo intentarlo.
Cuando mi trabajo no era la locura que es hoy, cada día era una nueva oportunidad para ser feliz, y yo la tomaba como quien sube a un toro mecánico, agarrada de los cuernos y disfrutando de los altibajos normales, gritando “¡yuuuhuuu! ¡más placer menos dieta!”. Hace rato me caí, el toro me está pisotea y mis pocas fuerzas son para intentar respirar para sobrevivir. Y para llenarme la boca de comida chatarra a lo largo del dia, y sobre todo por la noche. Porque el agobio, el tedio, y la desesperacion son sensaciones que queremos callar, y comer hasta hartarse es un sedante que te deja tan llena y nauseada frente a la tele hasta que se te cierran los ojos.
Hoy toco fondo y digo BASTA. Se acabó.
Necesito calma y descanso, y tengo que obligarme a tomarlo. No puedo tomar vacaciones, pero algo tengo que hacer porque no quiero caer enferma. Necesito buscar la forma de descansar regularmente y a lo largo del día. Los pequeños oasis de calma serán pausas de 3 minutos por hora, una pequeña inversión de 5% de cada hora laboral para intentar recuperar la energía y combatir el estrés.
El gran desafío de estas minidosis de Tiempo Para Mí será parar lo que estoy haciendo por 3 minutos, algo que me cuesta muchísimo porque siempre quiero terminar algo más, responder otro email, completar otra tarea de la lista, antes de sentir que merezco el premio de la pausa.
Pero la pausa no es un premio, es simplemente necesaria para funcionar mejor. Esto es algo que entiendo intelectualmente, pero en el momento de estrés, cuando más necesito parar, es cuando menos posible me resulta. Te has dado cuenta que cuánto más nerviosa estás, más ínutil es que te digan, o te digas, que te tienes que calmar.
Parece que al estrés no hay que convencerlo diciéndote “cálmate”, sino que hay que engañarlo actuando como si ya sintiéramos la calma. Y la respiración profunda, intentando llevar el aire hasta el abdomen, es una herramienta para calmarnos casi inmediatamente.
Mi reto personal será simplemente parar lo que estoy haciendo por tres minutos, respirar profundamente llevando el aire al abdomen, y blanquear la mente para no pensar en nada más que en la respiración.
Y si no puedo blanquear la mente porque me distrae con un pensamiento tras otro, en plan “monkey mind“, voy a enfocarme en buscar algún mantra para repetir, me pregunto cómo se dirá en sánskrito “me importa un carajo este trabajo de mierda“. OM.
Por algo se empieza… estos tres minutos serán mi débil intento de Tiempo para Mí. ¿Lo conseguiré?
Cuéntame en los comentarios, ¿tienes estrés en tu trabajo o vida familiar? ¿cómo haces para combatirlo?