Los partidos convencionales se están pudriendo en su propia corrupción y los padres de la patria, los que antaño prometieron libertad y democracia, nos ofrecen hoy el espectáculo indigno de estar infectados de avaricia y mezquindad. Utilizaron las instituciones en beneficio partidista o, lo que es peor, en su lucro personal, sin importarles traicionar la confianza de quienes creyeron sus promesas y refrendaron aquellos programas que prometían cambio, honradez y progreso. Todo fue una gran mentira. Se burlaron del pueblo.
Los partidos convencionales se están pudriendo en su propia corrupción y los padres de la patria, los que antaño prometieron libertad y democracia, nos ofrecen hoy el espectáculo indigno de estar infectados de avaricia y mezquindad. Utilizaron las instituciones en beneficio partidista o, lo que es peor, en su lucro personal, sin importarles traicionar la confianza de quienes creyeron sus promesas y refrendaron aquellos programas que prometían cambio, honradez y progreso. Todo fue una gran mentira. Se burlaron del pueblo.