Tenemos las recientes y aun activas revueltas del mundo árabe, alguna que otra catástrofe natural, algún que otro escándalo (cierto exdirector del FMI que recibe un pastón por lo que debería ser sencilla y únicamente punible)... En estos días, los distintos movimientos antisistema (¿o altersistema? Contra lo negativo del actual sistema. La historia no variaría, la humanidad no evolucionaría, de no ser por los cambios que propician aquellos que en algún momento se oponen al sistema imperante: al régimen de privilegio por la sangre, a la esclavitud, al totalitarismo... a todo aquello que debe ser superado) en distintos puntos de la vieja Europa y, ahora para mi orgullo -y el de tantos otros-, en nuestro propio Estado. La llaman la Spanish Revolution.
Cuántas veces nos habremos quejado por esa especie de 'espíritu vegetativo', 'conformista', 'comodón' y 'falto de hemoglobina' de los penisulares... "Los franceses sí que saben salir a la calle", "mira los griegos", "¿viste lo que pasó en Islandia?". Y ahora... ¡sorpresa! Una convocatoria que nos llega a través de nuestros conocidos, por facebook o twitter, a la que va añadiéndose gente -hi assistiré-, que te despierta más curiosidad que verdadera esperanza. Miles de personas reunidas en distintas ciudades. "Fue bello. Deberíamos hacerlo más a menudo..."
.... Pero, ¿qué? Concentraciones día tras día en los distintos ayuntamientos, primera plana en numerosos periódicos, luego en diarios extranjeros, movimientos de apoyo en otras ciudades europeas, las inevitables críticas de "graciosos" ignorantes, y las constructivas. ¿Qué está pasando? ¿Es nuestra primavera? ¿De verdad está surgiendo esta ola de demandas de cambio, desde abajo? Pellizquémonos bien fuerte... porque algo está pasando.
Me parece que es un acontecimiento realmente bello. Saldrá o no saldrá, pero al menos seremos conscientes de haberlo intentado. No podrán decir: "fuisteis la primera generación desde las guerras mundiales a la que esperaba un futuro peor que el de sus padres y ni siquiera levantasteis el culo del sofá". ¡Pues lo levantamos y lo llevamos hasta la calle! ¡Lo meneamos en público, y en conjuntos de miles! Luchamos por nuestro futuro, de la manera más pacífica posible. ¿Se nos debe reprender por ello? Resulta que los ciudadanos no estaban tan idiotizados, que la generación ni ni no era ni absoluta, ni hegemónica. Que aun existe una opinión crítica capaz de movilizar población, que las llamadas son escuchadas, que tal vez no tengamos que arrepentirnos en esta generación -siguiendo las palabras de M. L. King- "del pasmoso silencio de la gente buena".
El no ya lo tenemos. ¿Qué podemos perder por intentarlo?
Pensé
en que nada podría hacer.
Lo pensé,
mas no lo vi.
-
A la vista son los hechos
y el resto nada es.
Mas, para ver,
antes hay que hacer.
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Haz pues, amigo,
antes de que el ideal se apague.
Antes de que llegue el olvido
y se lleve tu alma consigo.
http://qkantton.files.wordpress.com/
Me ha quedado muy carpe diem, pero es lo que hay. Aprovechemos los de "alma joven" -sea cual sea la edad del cuerpo- para dejar nuestra huella en la historia. Ya que, como diría Raimon: en som molts més dels que ells volen i diuen.
¡Nos vemos en la próxima entrada!Saludos