Por una vez no podemos menos que estar de acuerdo con el Sr. Iglesias. La corrupción es un problema generalizado que debe atajarse con la suficiente fuerza y energía para que “caigan todos”; es vergonzosa la alocución del Sr. Pujol defendiendo décadas de comisiones, pagos en dinero negro y secretos inconfesables. Tal vez no pase por renovar el gobierno a través de una formación cuya garantía de pureza reside precisamente en no haber alcanzado aún cuota de poder alguna; tal vez un partido próximo a la filosofía política cubana o venezolana no sea lo idóneo para este país, que tampoco puede permitirse el lujo de tener un gobierno con imputados, ministros encarcelados y una oposición implicada en el asalto al dibero destinado a los EREs, es decir, a la clase trabajadora que prometían defender. Los responsables deben sufrir todo el peso de la ley y la renovación en las grandes formaciones políticas es más imprescindible que necesaria.