Más bocados de la discusión sobre el concepto de "perfección" en "Dialéctica y Analogía"..
Jesús: ¿Cuál es el valor de la vida de la rosa? Pues el que le dé CADA sujeto que se pueda molestar en valorarla. Los "fines" son una ilusión..Juan Antonio: Porque tú lo digas, vamos. Igualmente, es una ilusión que existen células, Jesús: No, no es lo mismo los fines que las células. En las células o las plantas pasa como en el agua: el agua se reduce a la combinación de hidrógeno y oxígeno, pero no deja de existir por ello, y de tener las propiedades que tiene. Igualmente, las plantas no dejan de tener muchas de las propiedades que les atribuimos, por el hecho de estar formadas por elementos químicos, p.ej.En cambio, el color FENOMÉNICO se reduce a la interacción de la luz con el sistema nervioso, y eso significa que NO EXISTE REALMENTE EN LAS COSAS (que tienen "color" en un sentido físico diferente, no fenomenológico). Incluso un anti-reduccionista no muy avispado es capaz de darse cuenta de la diferencia. La cuestión, por tanto, es si los "fines" en un ser vivo son como el agua (que sigue siendo una sustancia real, a pesar de que sepamos su naturaleza química) o son como los colores fenomenológicos (que sabemos que son una ATRIBUCIÓN PSICOLÓGICA nuestra a los objetos, no una propiedad que estos tengan realmente, aunque, por supuesto, depende de las OTRAS propiedades que sí que tienen). Y lo que muchos (aunque ciertamente no todos) los que se dedican al tema consideran que es más probable que sea lo segundo que lo primero: lo que INGENUAMENTE llamamos "finalidad" es meramente una forma intuitiva de decir que la selección natural y las leyes termodinámicas han generado ciertos sistemas con ciertas relaciones de retrocausalidad entre ellos, que soportan una cierta ruptura estable del equilibrio termodinámico. De tal forma que, dado que nuestro sistema cognitivo está naturalmente adaptado a entender las cosas en términos funcionales (porque eso es lo que nos permite construir herramientas, planificar acciones, etc.), pues al encontrarse ese tipo de cosas EN LAS QUE EN REALIDAD NO HAY "FINALIDADES" (COMO SÍ LAS HAY EN UN COCHE, P.EJ.), pero que son MUY PARECIDAS en algunos aspectos, pues tendemos a interpretarlas casi inevitablemente también en términos funcionales.Enrólate en el Otto Neurath