Autora: Anna Starobinets
Traducción: Viktoria Lefterova y Enrique Maldonado
ISBN: 978-84-17553-90-6
Editorial: Impedimenta
Páginas: 176
Publicación: marzo 2021
Sinopsis:
En 2012, la escritora Anna Starobinets descubre, en una visita rutinaria al médico, que el hijo que espera no vivirá. Lo que comienza siendo la crónica de una decisión familiar, acaba convirtiéndose en una historia de terror. ¿Qué hacer cuando el futuro se desmorona en la pequeña pantalla de un ecógrafo? Starobinets narra con desgarradora humanidad el peregrinaje por las instituciones sanitarias de su país, su posterior viaje a Alemania y el duelo por el hijo perdido. Tienes que mirar es la radiografía íntima de un trauma silenciado, el testimonio de una mujer que se enfrenta sola a un sistema que no la tiene en cuenta, un descenso a las simas más profundas del dolor y a la vez un canto a la vida. Un revelador texto cuya publicación desencadenó una tormenta en su país al abordar el tema tabú del poder de las mujeres sobre su propio cuerpo, y las secuelas personales y familiares de la pérdida de un hijo.
Opinión:
Impresión: Duro
La culpable de que me decidiera a leer este libro fue la reseña de Mientrasleo, que os recomiendo encarecidamente. Pese a ello, no lo hubiera leído hasta dentro de muchos años si no hubiera sido porque casualmente estaba en mi biblioteca como novedad. No podría estar más contenta, pues me he encontrado con una de mis mejores lecturas del año.
Tienes que mirar (cuanto más lo pienso, más me maravilla el título, por todo lo que implica) es un libro necesario. La autora, que no se esconde en ningún momento, escribió esas memorias con la voluntad de lidiar con el dolor y al mismo tiempo criticar el sistema sanitario ruso actual. Este libro es un grito sostenido, unas memorias escritas con el corazón en un puño, donde la autora nos narra las vicisitudes internas y externas que sufrió desde el momento en que supo que el niño que anidaba en su vientre no sobreviviría al parto.
Hablar del aborto me parece algo muy valiente, sea en la época que sea. Defiendo el derecho al aborto, pues no solo las mujeres deberían poder decidir sobre su cuerpo, sino que en algunos casos, peligra la vida de la madre. Abortar, especialmente en las etapas más avanzadas de un embarazo, implica acabar con la vida de una criatura inocente que se ha estado gestando dentro de ti y tomar esa decisión no es nada fácil. No he pasado por ello, pero leer este libro me ha ayudado a imaginar lo que siente una mujer que se enfrenta a una tesitura como esta.
La autora, al haberlo vivido en carne propia, nos ofrece un relato narrado con absoluta franqueza y da voz a todas aquellas mujeres que sienten sus mismas dudas e inseguridades, que padecen los mismos miedos, que reciben las mismas recriminaciones, los mismos insultos. No es solo el dolor de perder a un hijo, no es solo la culpa que pesa sobre la consciencia, no es solo el miedo a tomar esta decisión, sino también el peso del juicio del resto de la sociedad. Sus silencios, su desaprobación (velada o no), el hecho de que finjan que nada ha sucedido.
El tema del aborto me parece tratado de forma magistral. No solo la autora no se posiciona, sino que vemos cómo va explorando todas las posibilidades, todos los puntos de vista. Incluso nos comparte en cierto momento comentarios de foros de Internet donde vemos distintos posicionamientos. Y eso que la decisión parecía sencilla: si el niño morirá al nacer, ¿por qué no ahorrarse el esfuerzo? Y aún así, la protagonista duda de forma completamente coherente. Si tomar una decisión en una situación así, en la que la elección correcta parece tan evidente, resulta ser tan difícil, no puedo ni imaginarme lo que deben sufrir aquellas mujeres que han sido violadas y no quieren tener al niño o las que saben que su hijo tendrá una discapacidad grave que padecerá toda su vida.
Puede que algunos, nada más saber el tema, penséis que esto no os incumbe, que es una lectura demasiado dura para vosotros. En ese caso, no estaréis haciendo más que apartar la mirada de la realidad, pese a que un día, podríais ser vosotros a quienes os toque decidir algo así. Libros como este ayudan a visibilizar estas situaciones, a que la gente empatice con las familias que pasan por ello, a que esas personas se sientan menos solas. Y no creas que por ser hombre este libro no va contigo, pues la autora insiste en que abortar es una decisión que se toma entre los dos.
Respecto a esto, mencionar que me ha parecido maravilloso el papel del Gran Tejón, el marido de la autora, quien le brindó su apoyo en todo momento, respetando sus decisiones, siendo el ancla que ella necesitaba y convirtiéndose en todo un ejemplo de lo que debería ser una relación sólida entre dos personas. Como todo ser humano, estoy segura de que tuvo sus momentos de flaqueza, pero este señor es mejor marido ever.
A todo esto hay que añadir la brutal crítica del sistema sanitario ruso, según su experiencia, muy inhumano. He quedado muy sorprendida al descubrir cómo se trata el asunto en Rusia, no solo por el papeleo que debe hacerse, sino también por la poca compasión y empatía que se muestra hacia mujeres que tienen que abortar. Me parece muy retrógrado que los psicólogos estén tan mal vistos o que tu marido no pueda acompañarte por la noche en el hospital. Durante toda la lectura, me chocaba mucho el contraste entre la tecnología actual (el presente) y la mentalidad y los valores tan anticuados de la sociedad.
Por supuesto, la autora habla desde su experiencia personal, lo dice, y es consciente de que quizás no todas las instituciones sanitarias de su país son iguales, pero también es cierto que eso no quita que los lugares y las personas con las que ha tratado sean reales. Es más, no ha cambiado un solo nombre en su relato, para ser lo más fiel posible a la realidad, algo que no sé cómo le habrá sentado a la gente mencionada.
La prosa utilizada es perfecta, pues la autora domina el lenguaje y equilibra muy bien sentimiento con objetividad. Se nota que, pese a ser una experiencia personal, ha sabido racionalizarla y contarla desde la distancia, mediante un lenguaje contenido al mismo tiempo que sincero. En más de una ocasión me he venido abajo ante la fuerza de su estilo narrativo.
De la trama, no puedo deciros mucho más de lo que ya os he contado. No hay misterio en torno al resultado final de su decisión, pues nos lo dice desde los agradecimientos iniciales. La obra no va tanto acerca de la intriga por la decisión que tomará la protagonista como de cómo va pasando por las fases del duelo.
Como fallos, poca cosa hay que decir de una obra que roza la perfección. Quizás en algunos puntos la profesión de periodista de la autora es demasiado patente, pues sus críticas a veces se desligan de la narración y son muy directas. Además, he notado cierta idealización de las sociedades extranjeras, pese a que gente intolerante la hay tanto en Rusia como en el resto de Occidente. Aunque no dudo de la experiencia de la autora, estoy segura de que en el resto de Europa también hay algunos hospitales donde se recibe un trato tan inhumano como en Rusia. Ni somos tan avanzados como afirma la autora ni creo que Rusia sea tan tercermundista como la pinta.
En conclusión, poco más puedo añadir a una novela que me parece tan redonda. Tienes que mirar son una memorias muy sentidas, que se atreven a tratar un tema tabú como el aborto. Es un libro necesario tanto como guía para aquellas personas que estén pasando por una situación similar como para el resto del mundo, pues aún necesitamos sensibilizarnos y empatizar con familias que están pasando por situaciones similares, puesto que, en el fondo no es algo tan inusual. Además, al crítica al sistema sanitario ruso es brutal, así como el sentimiento contenido que encontramos a cada página. Una obra que tardaré mucho en olvidar.
Cosas que he aprendido:
- La terrible situación de las mujeres que quieren abortar en Rusia.
- Mayor comprensión ante la diatriba de abortar.
- Una autora de la que quiero leer más.
- Cómo tratar bien las fases del duelo.
Y para terminar, mi avance en Goodreads:
PUNTUACIÓN...4'5/5!
Primeras Líneas...