Es temporada de Bodas, probablemente te toque asistir a alguna y como a toda fémina que se precie, te preocupará el estilismo. A veces no basta con elegir un buen vestido, pues son muchos los aspectos a considerar antes de elegir nuestro look definitivo.
Lo primero a tener en cuenta es la hora del evento, si se trata de una celebración por la mañana, lo correcto es lucir un vestido corto, de colores suaves y telas sencillas, nada de lentejuelas ni telas brocadas.
No todos los invitados tienen los mismos privilegios y es importante aceptarlo a la hora de escoger nuestro look, el protagonismo está reservado para los novios, es mejor optar por la discreción y dejar los vestidos más llamativos para las verdaderas protagonistas del día.
Primera regla evidente, "El blanco está reservado sólo para la novia", llevarlo no sólo es desacertado sino que puede ser considerado de mala educación.El negro tampoco es un color bienvenido, porque normalmente está asociado al luto y dicen que traerá mala suerte a los novios.Evidentemente, se pueden hacer excepciones en bodas para tarde-noche, por su elegancia, siempre y cuando se alegre con complementos llamativos que le den un toque de color a nuestro look final.
Respecto a los tocados o pamelas, es importante saber que éstas últimas sólo pueden ser utilizadas para las ceremonias de día celebradas en unas fechas concretas, entre el 15 de marzo y el 15 de octubre y siempre antes de las 18:00 de la tarde, se llevarán con vestidos por debajo de las rodillas, nunca con trajes largos, para los que optaremos por los tocados, que son los más apropiados para las ceremonias de tarde-noche, además se pueden utilizar en cualquier época del año y a cualquier hora, eso sí, siempre lo colocaremos al lado derecho, procurando que sea cómodo y acorde con el tamaño de nuestro rostro, el tocado es un complemento de nuestro look, por lo tanto hay que procurar que no reste protagonismo a nuestro vestido.
Chicas, las medias son imprescindibles, incluso en verano, el protocolo y la elegancia obliga a llevarlas en cualquier ceremonia, aunque, claro está, todo es cuestión de gustos.