Cuando Valentina se queda huérfana a los once años, se ve obligada a atravesar el océano desde su Habana natal a la Galicia de sus antepasados para quedar al cargo de su abuela, Bruna Mencía, marquesa de Novoa. La matriarca la recibe en su solitario, decadente y majestuoso pazo y comienza a educarla para convertirla en la heredera de la dinastía.
Valentina conocerá a través de Bruna la convulsa historia de su familia y cómo la salvaje estirpe de las mujeres Mencía, criadas por la naturaleza en las profundidades del bosque gallego, se unió a la aristocrática dinastía de los Novoa, la más rica de la región. Las historias de amor y poder entre ambas familias, que han pervivido durante muchos años, marcarán el destino de Valentina, que tendrá que decidir si continúa o no con ese linaje, extraño para ella, plagado de intrigas y culpas secretas.
Editorial: Debolsillo (2021)
Nº de páginas: 400
Formato: Libro de bolsillo / Versión Kindle
Precio: 9,45 € / 7,59 €
Si tuviese que resumir en pocas palabras mis impresiones acerca del presente título, me limitaría a nombrar a la autora. Todo en la novela me recuerda a ella y ella, a su vez, es novela. Si dicha opción me estuviese vetada, me conformaría con decir que en dos palabras, Realismo Mágico, todo se resume, se concreta. Por supuesto, Galicia como telón de fondo; no se puede pedir más.
Esta extensa novela narra las visicitudes de una familia gallega de un modo un tanto peculiar. Nos sentiremos dentro de un cuento que es narrado bajo las nubes y la ventisca para terminar sintiendo cómo el amor y el dolor pueden igualar la pobreza y la riqueza, al pueblo y a la realeza, porque Bruna Mencía quiso ser reina, y lo consiguió...
El marquesado de Novoa es un fin. La tragedia es el medio y las distintas generaciones de dos familias sirven de hilo conductor a una trama, a un drama, en donde nada es lo que parece y, al final, todo lo que parece, es.
Santiñas, bruixas, marqueses, revolucionarios, una paseo franqueado por sauces y sicomoros y una fuente en la que nadan peces dorados. Vida y muerte, suerte y desgracia, y la historia se narra desde la perspectiva de quienes estuvieron allí para sentir sus caricias y el roce áspero de las aristas de lo inenarrable. En definitiva, la familia en todo su esplendor.
Cristina López Barrio nos cuenta una historia que guarda semejanzas con aquella contenida entre la cubierta y la contracubierta de La Casa de los Amores Imposibles, pero realiza un viraje que concede lentitud a la exposición de los hechos, que se cuecen a fuego lento. Habrá quienes acepten el plato y quienes se impacienten pensando que la comida se puede quedar fría.
Una escopeta, una anillo, un pazo y muchos frascos de miel, miel milagrosa, miel de amores que curan heridas y tapan orificios en el alma. José, Jacinto, Roberta, Angustias, valentina y, delante de todas, Bruna, Bruna Mencía, la señora.
Historia de matriarcado enmascarado, nudo en el que se cruzan historias paralelas y perpendiculares y la égloga gallega se materializa en forma de lluvia un día cualquiera de caza. Cristina López Barrio sale a cazar, y todos sus lectores nos convertimos en sus presas. Quizás por ello merezca enrolarse en el curso de escritura que dirige en la plataforma Domestika, aunque tan solo sea para conocer cómo lo hace. Cómo cocina letras y como emplata la historia y nos la sirve a la temperatura correcta, a la que a ella le parece correcta. Tiene tablas, y nosotros somos los clavos hundidos en ellas.
El resto, estimados lectores, lo deben de comprobar por ustedes mismos, y si son tan ambles, compartir sus sensaciones con este humilde reseñador. Espero que así sea. Es tiempo de lectura...
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