Relacionado con las condiciones higiénicas y sanitarias muy defectuosas, el tifus es una enfermedad causante de graves epidemias, descritas ya en tiempos de los griegos, y que ha ocasionado grandes mortandades, particularmente en períodos de guerras o de calamidades, durante la edad moderna.
El vehículo de ésta infección son los piojos de la ropa, a veces también los de la cabeza, que han sido contaminados por el germen. Las heces del piojo pasan al polvo atmosférico y son inhaladas por el hombre a través de las vías respiratorias. La expansión del tifus requiere que las condiciones ambientales sean deficientes desde el punto de vista higiénico; el periodo de incubación de la enfermedad es de quince a veinte días, la afección cursa con fiebre elevada, cíclica, dolor de cabeza y en las extremidades, escalofríos y erupciones exantemáticas por el cuerpo. Los exantemas son manchas rojizas pequeñas particularmente notorias en las palmas de las manos y la planta de los pies. Transcurridos unos días, dichas manchas se transforman en las llamadas petequias, de carácter hemorrágico y que no desaparecen al presionar con los dedos, al contrario de lo que ocurre con los exantemas.
Posteriormente se observan delirios, sopor y alteraciones nerviosas y cardiovasculares. A veces se presentan también neumonías y nefritis colaterales. En caso de no tratarse la enfermedad, puede llegarse al coma irreversible, donde puede sobrevenir la muerte.