Por la segunda fecha del Torneo Final 2013, un Tigre envalentonado por su rendimiento reciente recibía a Boca Juniors, que buscaba recuperarse de la caída copera ante el Toluca. El hecho de recibir al “Boca de Bianchi”, pese a que éste no está mostrando su mejor faceta, siempre es atractivo, y más aún si el rival viene jugando en un alto nivel (como en el caso de Tigre), por lo cual el partido prometía varias emociones. No fue así, de todas formas, lo que se vio en el campo de juego, y el partido terminó 0 a 0, un resultado justo en vista de que ninguno de los dos mereció ganar.
Si bien hubieron muy pocas chances (y de hecho no hubo ninguna ocasión clara de gol), el equipo del Virrey pudo rescatar una mejoría en la zona defensiva. Albín, asentado en la posición de lateral derecho, aportó claridad a una zona que traía dolores de cabeza hace rato. Por otra parte, el “Chiqui” Pérez aportó voz de mando a la defensa, aspecto en el cual Boca se mostraba con anemia luego de la partida de Schiavi.
Por su parte, Tigre se mostró muy dependiente del juego de Botta, pero no le alcanzó con el buen rendimiento del joven para superar al Xeneize en el trámite general. Tuvo poca posesión de la pelota y cedió el mediocampo a un rival que tampoco se mostró ingenioso a la hora del armado de juego.
Sobre los 19 minutos se dio una de las pocas jugadas peligrosas del encuentro. Guillermo “Pol” Fernández recibió tras un pase de Viatri y, sólo frente al arco, la envió por arriba del travesaño. A los 30 minutos, el que pudo convertir fue Tigre con un remate de Pérez García, pero Orión controló bien y desvió el tiro al córner.
Tigre la pasaba peor que Boca debido a su poca seguridad defensiva, pero el conjunto visitante tampoco aprovechaba estos huecos y atacaba con mucha imprecisión. Hacia el final de la primera parte, Boca parecía mejor perfilado de cara a la segunda mitad, pero Tigre aguantaba con algunos flashes de Botta y Peñalba.
Durante la segunda mitad, el partido cayó en un pozo aún peor que en la primera parte. Ningún equipo fue superior al otro, y el partido se asimiló a un tatetí en donde cualquiera de los dos pudo llevarselo de haber convertido.
El partido finalizó con empate en cero y la sensación de que, con un poco más de esfuerzo y precisión en la zona delantera, Boca podría haberse llevado los 3 puntos. De todas formas no cayó mal el empate, mucho menos al haber terminado el encuentro con la valla invicta. A este Boca le falta mucho aún para parecerse al del viejo Virrey, no hay que confundirse. Pero con trabajo se ajustan los detalles, y quizás este mezquino empate sea el punto de partida para comenzar a aceitar la máquina de Bianchi. Por lo menos, la valla invicta dio esa sensación.