Ya he hablado en otra ocasión de las cosas de las revisiones ortográficas. Ayer tuvimos más noticias sobre esto. Resulta que poca gente obedece la recomendación de la RAE de no usar ciertas tildes diacríticas como la de ésta (pronombre) y sólo (adverbio que equivale a solamente) para distinguirlas de esta (adjetivo) y solo (también adjetivo).
Según algunos defensores de esas tildes hay dos argumentos para mantenerlas. El primero es el mismo que defendía la RAE cuando eran norma: sirven para distinguir algunos casos de ambigüedad: "Compré solo el regalo" puede significar que estaba yo solo al comprarlo o que compré el regalo y nada más. Esta razón no puede ser suficiente para defender su necesidad. Expondré cuatro razones:
1. En la lengua hablada tampoco hay manera de distinguir esos casos y nos apañamos bien. El contexto es el que deshace las ambigüedades, así que basta hablar y escribir con un poco de cuidado para evitarlas.
2. "Te espero en el banco" puede significar tanto que te espero en un sitio de sentarse como que lo hago en donde pagamos la hipoteca. No he visto todavía a nadie reivindicando la necesidad de una tilde diacrítica para escribir "bánco" refiriéndose a uno de ellos. Hay la misma necesidad de esa tilde que de la de "sólo": ninguna.
3. Desde que salió la revisión ortográfica desaconsejando su uso, servidor maniático que es uno (y que, según dicen quienes de mí exageran, me escandaliza más una tilde mal puesta que el hambre en el mundo) cuando leía un texto y me acordaba de mi manía miraba si encontraba algún caso de "esta" como pronombre que, al no llevar tilde, diera lugar a ambigüedad. Ni un solo caso, oiga. Me da que los únicos que existen son los ejemplos rebuscados para vendernos marcas diacríticas.
4. Pero pongamos que no he estado atento y que la ambigüedad ocurre una vez de cada 1000 veces. Esto querría decir que deshacer esa ambigüedad nos cuesta mil tildes. Muy caro. Voto por no pagar.
El otro argumento es el de la costumbre y lo costoso que es salirnos de ella porque nos da inercia y nos condiciona la estética. Este argumento es cierto y lo doy por bueno, pero de nuevo habrá que ponderarlo. Recordemos que no hace tanto se acentuaban cosas como "fué", que ahora nos irritarían al verlas. No cuesta tanto desembarazarse de complicaciones inútiles. A no ser, claro, que lo tengamos como seña de identidad, cual británico que se apega a conducir por la izquierda o usamericano que sigue midiendo la temperatura en grados Fahrenheit. Cada uno con sus excentricidades. Si es eso, yo lo respeto, pero como lo que es, como una excentricidad.
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