“Time” ha decidido dedicar la portada de su próximo número, del 29 de julio, al Papa Francisco, con motivo de su viaje a Brasil en donde participó en las Jornadas Mundiales de la Juventud(JMJ). Las redes sociales se han hecho eco de la portada, pero, al contrario de lo que cabría pensar, no por el viaje en sí del Pontífice, sino por el peculiar montaje de la revista, que ha sacado dos peculiares cuernosa Francisco. Efectivamente, en la portada de dicha revista puede verse la imagen del Papa sobre un fondo negro y, encima de su cabeza, dos cuernos rojos formados por la letra M de la palabra Time. Los internautas se preguntan si se trata de una coincidencia o de una acción premeditada. Y triunfa la segunda idea. No obstante, la revista destaca el carácter “humilde” de dicho papa y el papel transformador que puede llegar a desempeñar la Iglesia católica en Latinoamérica. Un perfil positivo que contrasta con la imagen de diablocon cuernos rojos con la que la revista no duda en jugar. Según informa “El Mundo”, la portada sólo podrá verse en las ediciones de Europa, Asia y Sudamérica, pero no en Estados Unidos, donde se ha elegido la imagen de la sudadera con capucha que vestía el joven afroamericano, Trayvon Martin. Pero, con cuernos o sin ellos, este pontífice parece dispuesto a enfrentarse a todo, incluso a la existencia de una red de corrupción homosexual en El Vaticano, un “lobby gay” que posiblemente fuera una de las supuestas razones que provocaron la dimisión de Benedicto XVI. Y, hace unos días, durante un encuentro de una hora que Francisco I mantuvo con la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), el Papa habría reconocido la existencia de dicha red de corrupción homosexual, según recoge la web chilena Reflexión y Liberación. “En la curia hay gente santa –habría dicho Bergoglio–, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay, es verdad. Se habla del ‘lobby gay’, y es verdad, está ahí (y) hay que ver qué podemos hacer”. Esta fue una de las razones de la reforma de la Curia romana “algo que pedimos casi todos los cardenales en las congregaciones previas al Cónclave. Yo también la pedí”, asegura el Papa. “La reforma no la puedo hacer yo. En estos temas de gestión… soy muy desorganizado y nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante”, explica, en referencia a la comisión de ocho purpurados que ha creado prar reformar la jerarquía de la Iglesia.
Sin embargo, en otros temas como en el aborto, eutanasia, matrimonio homosexual o el liberalismo salvaje, el nuevo potífice no parece haber cambiado de idea. “¿Ha empezado el Papa Francisco –se pregunta Enric Sopena en ElPlural.com– a quitarse la careta respecto al aborto? No, porque nunca había postulado su aceptación legal. Desde que fue elegido Papa, este jesuita ha procurado eludir o pasar de puntillas en torno a una cuestión tan polémica como ésa. Tampoco se ha pronunciado, siendo Papa, sobre los matrimonios gays y sobre la eutanasia. En su larga carrera sacerdotal, según es sabido, jamás se ha mostrado partidario de tales bodas ni partidario de la eutanasia. Y menos aún en las leyes que permiten el aborto. Francisco ha sido extraordinariamente cuidadoso, hasta el día de hoy, en su opinión acerca del aborto, que tantos dolores de cabeza, por cierto, le promueven al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. La batalla interna en el PP, entre los favorables a la legislación actual y los que pretenden frenarla y hasta borrarla, no es una anécdota. Refleja que estamos frente a un problema de calado para unos y otros. Francisco tiende a confirmarnos que él, por razones obvias, practica a veces el llamado recurso jesuítico, una fórmula que para algunos es nociva e incluso hipócrita. En su reflexión, no hay formalmente ningún dogma inamovible ni tampoco discursos retóricos, denominando asesinas a las mujeres que defienden las leyes abortistas y asesinos a los promotores políticos y médicos del aborto. Sin embargo, el fondo de la cuestión continúa en pie. Ni abortos, ni matrimonios homosexuales, ni eutanasia. O sea, la cúpula eclesiástica sigue exigiendo a hombres y mujeres que pongan su conciencia al servicio de las teorías de obispos, cardenales y papas. Jorge Mario Bergoglio comienza a defraudar a cuantos respiraron, con una cierta alegría, cuando un tal Francisco llegó a Papa. Fue predicando contra la pobreza por todas partes y anunciando que la Iglesia católica tenía también que ser pobre. Y decía que era prioritario ayudar sobre todo a los pobres. Muy bien está, y fue aplaudido por ello. Pero muchos creyeron que, además, Francisco sería más flexible en asuntos como los enumerados. La libertad de conciencia siempre ha enojado a la jerarquía católica. Y este Papa bondadoso es un conservador moderado, pero no un progresista?”
A bordo del avión con destino a Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, Bergoglio expresó que “este primer viaje es para encontrar a los jóvenes no aislados, sino en medio del tejido social”. En diálogo con los periodistas que lo acompañaron en el vuelo, expresó su preocupación por la situación de los jóvenes en todo el mundo. “La crisis mundial no ha generado buenas cosas para los jóvenes –dijo–. La semana pasada examiné el porcentaje de los que están sin trabajo. Corremos el riesgo de tener una generación que no ha tenido jamás un trabajo”, declaró el papa, quien subrayó que la sociedad “necesita” también de la “sabiduría” de los ancianos, “a menudo víctimas de la cultura del rechazo”. A su llegada a Río de Janeiro, Bergoglio no sólo rechazó el papamóvil blindado que le ofrecieron, sino que, además, eligió uno de los coches más pequeños del mercado –un Fiat Idea– y una escolta reducida. Su chofer se equivocó de camino y se metió de bruces en un atasco, provocando momentos de alarma, con una multitud rodeando el utilitario. La gendarmería vaticana tuvo verdaderos problemas para mantener el orden. “El secretario del Papa –indicó Federico Lombard, portavoz del Vaticano– me confió que estaba asustado, pero que Francisco permaneció muy sonriente”. En concordancia con su estilo sencillo y su inclinación a estar cerca de sus fieles, el pontífice resolvió realizar un paseo por el centro de Río de Janeiro, en un vehículo abierto en vez del papamóvil blindado. Visitó una favela y tuvo un encuentro con deportistas, entre ellos con el ex futbolista Pelé, y otro exclusivamente con fieles argentinos, que viajaron en masa para verlo. Mujeres medio desnudas protestan, en Río de Janeiro, por la venida del Papa.
Cuatro heridos y siete detenidos, fue el saldo del enfrentamiento entre policías y manifestantes cerca del Palacio de Guanabara. Un policía sufrió quemaduras en el tórax tras recibir el impacto de un cóctel molotov y fue trasladado “con urgencia” a un hospital, según informó la Policía Militarizada de Río de Janeiro. La policía dispersó con balas de goma y gas lacrimógeno a los manifestantes tras el enfrentamiento, ocurrido en una de las calles bloqueadas por los efectivos para impedir la llegada al Palacio, sede del gobierno regional. Según la red Globo de Televisión, uno de sus vehículos fue destruido por manifestantes violentos, que también atacaron coches de grandes medios de comunicación. Los participantes en la protesta, que congregó a unas 1.500 personas, según la policía, gritaron consignas contra el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, quemaron un muñeco que lo representaba e hicieron otras hogueras en la calle. Previamente, un grupo se reunió en frente del estadio de fútbol de las Laranjeiras para defender los derechos de los homosexuales. El evento, coordinado por las redes sociales, comenzó en la plaza Largo do Machado, con representantes del movimiento LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis y transexuales), que realizaron una protesta en las escalinatas de la iglesia Nuestra Señora de la Gloria. Allí organizaron “un besazo gay”, entre homosexuales, y algunas mujeres se quitaron la parte superior de la ropa como forma de protesta, lo que molestó a los peregrinos que se encontraban en el lugar, aunque no hubo enfrentamientos. “La Iglesia –decía un folleto publicado en Facebook– discrimina a una parte significativa de la población por ser quienes son”.
En el Palacio de Guanabara, tuvo lugar la ceremonia oficial de bienvenida del Papa Francisco, en la que participaron la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y otras autoridades. Los agentes detuvieron a varias personas por llevar cócteles molotov, tirar piedras a los uniformados y por desacato. En junio pasado se registraron protestas por mejores servicios públicos de salud y educación, y contra la corrupción, entre otras reivindicaciones, llegando a movilizar a más de un millón de personas en Brasil. Algunas de ellas terminaron en enfrentamientos entre la policía y manifestantes. En las últimas semanas, el movimiento había perdido fuerza, aunque el miércoles pasado se registraron actos vandálicos contra tiendas y sucursales bancarias en Río de Janeiro tras manifestarse contra Cabral. La policía brasileña encontró una bomba de fabricación casera en la ciudad santuario de Aparecida, que recibió el pasado miércoles la visita del Papa Francisco. Según la agencia estatal brasileña ABR, el artefacto fue hallado el domingo y destruido por expertos de la división antibombas de la policía de Sao Paulo. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó que el caso no preocupó a la Santa Sede. “Era un caño hecho de plástico con un poco de explosivo adentro, muy artesanal. No había ningún peligro para el Papa y no fue motivo de preocupación para nosotros”.
Nada más ocupar su puesto en el Vaticano, Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, conocido como Francisco I,tuvo que enfrentarse con la prematura y precipitada marcha de Benedicto XVI, así como con las luchas de poder, las corrupciones económicas y las relaciones homosexuales que habrían frustrado a Ratzinger a la hora de intentar atajarlas. Sin embargo, la Santa Sede había rechazado oficialmente que hubiera un lobby gay entre sus muros. En la España católica circuló el rumor de que el nuevo papa quería que el presidente de la Conferencia Episcopaldejara su puesto y fuera sustituido por Cañizares, pero Rouco se aferró al cargo y negó haber abordado con el Papa su salida. El rumor circula desde hace semanas por los circuitos de la jerarquía católica española y se asegura que habrá relevo al frente del arzobispado de Madrid y, por ende, al frente de la Confederación Española. Su actual titular, el arzobispo Rouco Varela no se quiere ir pero, en el Vaticano, las cosas se hacen con extrema delicadeza aunque con extrema firmeza. Y, cuando se toma una decisión, no hay marcha atrás. El relevo será a partir del 20 de agosto, fecha en la que Rouco cumple los 77 años, uno más que Francisco I. De acuerdo con una norma no escrita, los arzobispos deben jubilarse a los 75. De hecho, en el derecho Vaticano, lo que se dice es que, a los 75 años, arzobispos y cardenales deben ponerse a disposición del Papa. PeroRouco no quería jubilarse, y, al cumplir ese tope de edad, pidió al Papa Benedicto XVI seguir en los cargos y lo consiguió. No obstante, era una permanencia con fecha de caducidad y las intrigas ya habían comenzado. Se dice que en nuevo Papa ya ha decidido quien le sustituirá al frente de importantísima Diócesis de Madrid. Rouco Varela ha sido uno de los presidentes de La Conferencia Episcopal que más abiertamente ha intervenido en política. Sin disimulo alguno, la Conferencia emitió un comunicado tanto en las elecciones generales de 2008 como en las últimas, pidiendo el voto para el PP. Rouco se prodigó en ruedas de prensa y entrevistas cuyo único objetivo fue atacar al gobierno socialista y, especialmente, al presidente Zapatero. La oposición de Rouco a Zapatero y a su laicismo le llevó a hacer algo sin precedentes en la democracia española, convocar una manifestación contra el Gobierno en la que obispos y cardenales sujetaban las pancartas. Allí estaba Rouco, y también Cañizares.
A punto de ser jubilado por el Papa Francisco, el cardenal Rouco Varela cuenta con un sucesor, el cardenal Antonio Cañizares, igualmente reaccionario. Valenciano de 68 años y también del ala ultraconservadora de la Iglesia española, Cañizares cuenta con un talante más negociador y cercano que Rouco Varela. Fue Obispo de Ávila, Granada y de Toledo (y, por tanto, Primado de España), desde donde se hizo famoso por sus duros ataques al Gobierno de Zapatero por su “laicismo”. Ascendió, en el año 2008, hasta la jerarquía vaticana y fue nombrado por Bendicto XVI Prefecto de la Congregación Vaticanapara el Culto Divino. Ahora el Papa Francisco le saca del ‘gobierno’ Vaticano para enviarlo de nuevo a España y sustituir a Rouco Varela. Nada que ver con la admirable sensibilidad social de Francisco, demostrada recientemente gracias a su presencia en la isla de Lampedusa, donde el número de inmigrantes muertos ahogados es de escándalo. “Cañizares –escribe Enric Sopena en El Plural– es doctrinalmente igual o muy parecido a Rouco Varela. Que nadie se llame a engaño. El 8 de noviembre de 2005, Cañizares anunciaba: ‘El Estatuto de Cataluña, puerta abierta a la poligamia y a la poliandria, deja también una puerta al incesto’. El 11 de noviembre de 2008, Cañizares afirmaba: ‘La humanidad se encuentra en una de las revoluciones más insidiosas de su historia, en las que no se sabe lo que es bueno y lo que es malo’. El 26 de junio de 2009, El Paísanunciaba: ‘El cardenal Cañizares casará a la hija de El Pocero, Francisco Hernando. Boda íntima y familiar, con 150 invitados. Ejemplares asistentes, entre otros: Enrique Cerezo y Fernando Fernández Tapias. ¿Es esta la Iglesia pobre que predica Francisco?’. Tres días más tarde: ‘Cañizares veía peor abortar que abusar de niños. Y decía que ‘la reforma de la ley del aborto es parte del proyecto de Zapatero para hacer una sociedad y una cultura totalmente nuevas’. Pues bien, el Cardenal Cañizares aspira a convertirse en el jefe católico de la Iglesia española. Era amigo de Benedicto XVI, el Papa dimisionario, otro que bailaba acosando a católicos progresistas. Francisco no te equivoques. No queremos ni a Rouco Varela ni a Cañizares”.
El europarlamentario popular disidente, Alejo Vidal-Quadras, que ha llegado a criticar al líder del PP en la prensa internacional, asegura que el PP “parece el Partido Comunista de Corea del Norte” y que, si no se escuchan más críticas públicas de altos cargos del partido en relación con la forma en que se ha gestionado la crisis de los papeles de Bárcenas es porque nadie se atreve a hablar contra los líderes porque estos controlan la elaboración de las listas electorales. Dice que si él habla es porque su conciencia se lo impone, le cueste lo que le cueste. Como por ejemplo, haber sido excluido por Rajoy el pasado año del Comité Ejecutivo al que perteneció durante dos décadas. Es uno de los pocos del PP que empezaron a ver al Papa Francisco como una amenaza. Le recrimina su afán de humildad y le advierte de que, con sus actos, puede dar alas a la Teología de la Liberación. ElPapa, dice en su blog en Economía, confunde conceptos: el “componente admirable de las enseñanzas de Cristo” y su “compromiso cristiano con los marginados, los desfavorecidos, los desposeídos y los dolientes (…) no debe conducir al error de considerar que la carencia de bienes materiales es algo bueno o incluso encomiable”. Dice que “una cosa es la obligación fraterna de asistir a los parados, los mendigos, los refugiados y los abandonados y otra que tales condiciones dejen de ser vistas como lo que son, una terrible desgracia, para pasar a ser un mérito”, añade el eurodiputado popular. Vidal-Quadras no quiere una “Iglesia pobre”, sino lo más rica posible y justifica que “gracias a su patrimonio, estará en disposición de prestar su ayuda a los necesitados; si careciera de bienes quedaría imposibilitado de cumplir su misión caritativa”. En opinión de Vidal-Quadras, la Iglesia y sus ministros han de practicar una austeridad extrema en sus hábitos y costumbres, lo que convierte en un acierto el conjunto de gestos e iniciativas de Francisco para eliminar boatos inútiles, lujos ofensivos u ostentaciones obscenas. “Pero la Iglesia, como institución, ha de procurar que sus activos inmobiliarios, artísticos y financieros crezcan continuamente, ya que sólo así podrá alcanzar sus benéficos fines”. A Vidal-Quadras le espanta la posibilidad de que el Papa simpatice con los principios progresistas de la teología de la liberación. “El Sumo Pontífice no ha de confundir conceptos porque si su grey se despista en asuntos fundamentales, se corre el peligro de que teólogos subversivos como Leonardo Boff anuncien que, con Francisco, ha vuelto la teología de la liberación”, se atreve a escribir el eurodiputado del PP.
Pero volvamos al papa Francisco, cabeza de la Iglesia universal y objetivo de todas las alabanzas y críticas. “Si la Iglesia –escribe Fran Ruiz en su artículo ‘Atrévete, Francisco’, en Crónica.com.mx– sigue consistiendo en que las monjas y los misioneros sean los que limpian los culos de los viejos y cuidan a los pobres en África y a los enfermos contagiosos, mientras los obispos y cardenales son los que se visten con túnicas purpuradas y viven en palacios episcopales, la palabra de Francisco tendrá poco valor. Mientras la Iglesia siga siendo un privilegiado club vetado a las mujeres, donde la democracia es inexistente porque se eligen entre ellos mismos (y se protegen, si es necesario, en casos de turbios asuntos de sotana), la palabra de Francisco sonará hueca. Mientras la Iglesia no sea capaz de reconocer que ser homosexual no es una enfermedad, sino una orientación, y se empeñe en condenar el preservativo, la masturbación o las relaciones extramatrimoniales, los jóvenes que se acercarán a Francisco serán cada vez menos (o serán en el fondo unos hipócritas, que hacen en secreto lo que reniegan en público, como hacen, por cierto, tantos sacerdotes). En fin, que la igualdad empieza por uno mismo, y no veo a este Papa en esa labor. Al contrario, en lo que sí parece entusiasmado en declarar santo a Juan Pablo II, recurriendo, como siempre ha hecho la Iglesia, al mayor de los fraudes posibles: el de adjudicar milagros a quien interesa en cada momento, en este caso al popular Karol Wojtyla, que cuando sea santo será una fuente inagotable de ingresos para las arcas vaticanas. Si Francisco quiere ser verdaderamente revolucionario debería atreverse a corregir esa desigualdad histórica de la Iglesia y, para empezar, debería impedir que Juan Pablo II ascienda a la gloria de la santidad, al menos mientras no se aclare por qué ocultó los graves delitos de abuso sexual que cometió su amigo el padre Maciel y tantos otros bajo su papado. Si nada de esto hace, su fulgurante éxito en los primeros meses de papado del latinoamericano acabará siendo flor de un día, llamarada de petate, y habrá perdido una oportunidad de oro de frenar en seco el lento declive de la Iglesia”.
“Francisco –cuenta David Torres en ‘El Papa en las favelas’– está cometiendo un pecado de soberbia por humildad, intentando ser un pobre de favela por una noche, un pobre de cinco estrellas. No es sencillo ser humilde cuando uno es Papa, no es sencillo hablar de pobreza y de sencillez cuando uno tiene detrás toda la curia romana, la banca vaticana y media cristiandad. Por cercano que pretenda sentirse, por simpáticos que resulten sus gestos, Francisco debería haber comprendido ya el precio de las medidas de seguridad de su séquito, un precio que quizá, al igual que en la película, incluya vidas humanas. Pero es que ser Papa significa, entre otras cosas, estar fuera de la realidad, fuera del mundo y fuera de toda lógica. Si quiere imitar una película acorde con sus principios, el Papa debería hacer un remake de Las sandalias del pescador, aquella cinta inolvidable donde el hombre recién ingresado al trono de Pedro anuncia que va a regalar las inmensas riquezas y los incalculables tesoros del Vaticano entre los pobres del mundo. Tuvo que ser Anthony Quinn, un actor sobrenatural, con un rostro capaz de metamorfosis raciales telúricas, quien interpretara tal quimera: un Papa justo. Lo demás es un brindis con tiara, puro marketing católico. Francisco predicando la pobreza en una explanada de Río, a millones de dólares el minuto, es como aquel chiste en que el Papa, cualquier Papa, viaja a Etiopía y manda detener la comitiva porque ve a un niño desnutrido y alquitranado de moscas en una cuneta. El Santo Padre desciende del papamóvil, indignado, y pregunta a uno de sus ayudantes qué sucede, cómo es posible que ese crío se esté muriendo de hambre. El ayudante le explica: ‘Es que no come, santidad’. Entonces el Papa se acerca, le da un tirón de orejas al chaval y le grita: ‘¡Hay que comer! ¡Hay que comérselo todo!”.
Las fuerzas policiales de Río fueron movilizadas en su totalidad. Además de los diez mil integrantes del ejército, la marina y la fuerza aérea, en puntos de seguridad máxima, hubo otros mil militares acuartelados en condiciones de ser movilizados en caso de necesidad, tropas de la Fuerza Nacional de Seguridad distribuidas por todos los sitios de conglomeración. Y agentes disfrazados y oficiales de inteligencia esparcidos por las calles. Un total de unos 50 mil hombres de seguridad actuaron en la visita de Francisco. Lo que supone un coste total de unos 35 millones de dólares. Pese a ello, los manifestantes no se desanimaron y convocaron grandes concentraciones. Pero, el impacto de una visita papal se diluyó en medio de la tensa confrontación entre manifestantes y el gobernador de Río, Sergio Cabral, blanco preferencial de la furia popular. “Francisco –escribe Eric Nepomuceno, periodista brasileño del diario argentino Página 12– llegó a Brasil en un tiempo de reflujo del catolicismo. El país sigue siendo la nación más católica del mundo, pero, entre los casi 200 millones de brasileños, el porcentaje de seguidores del Vaticano bajó considerablemente. En 1994, 75 por ciento de los brasileños se decía católico. En 2007, habían bajado a 64 por ciento. Y ahora, acorde a un sondeo divulgado ayer, es católico el 57 por ciento de los brasileños. Además, la distancia entre los rígidos dictámenes del catolicismo y los tiempos reales se amplió considerablemente. En vísperas de la llegada del Papa, las autoridades eclesiásticas distribuyeron un libreto con recomendaciones y conclusiones que de poco servirán para atraer a los jóvenes al rebaño de Francisco. El folleto insiste en reprochar el aborto, inclusive en caso de estupro de la madre, y en rechazar la adopción de niños por parejas del mismo sexo. A su vez, la defensa que Francisco hace de la necesidad de atender a los pobres no hace más que reiterar la línea de los discursos que vienen desde Lula da Silva y prosiguen con Dilma Rousseff. Es decir, no será ningún discurso nuevo a los oídos de los brasileños, que están más bien hartos de la mala calidad de los servicios públicos y de la alta calidad de la corrupción política”. Nepomuceno, insiste en que resulta difícil creer que alguien se opondrá al Papa de los católicos o tratará de generar tumultos durante su visita. “El peligro es otro. Cualquier concentración de gente –un partido de fútbol, por ejemplo– es un buen pretexto para que los manifestantes traten de hacer que se oigan sus voces airadas. Y eso hace de la visita de Su Santidad una ocasión perfecta para que las escenas de violencia y descontrol se repitan. La verdad verdadera es que el Papa no podría haber elegido momento más inoportuno para hacer su primer viaje al exterior. Mucha razón tenía ayer, al pedir a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, que orasen por él”.
Los habitantes del asentamiento Varginha, perteneciente al conjunto de favelas Manguinhos, retocaron sus viviendas ante el interés que despertó ese barrio en los católicos brasileños que querían ver al Papa de cerca. El requisito para el hospedaje era que se respetase un horario límite de llegada por la noche y que los hombres durmieran en cuartos separados de las mujeres. Aunque tiempo atrás, dicha favela fue conocida como la “Franja de Gaza” por su peligrosidad, la zona es más segura desde que se instaló una Unidad de la Policía Pacificadoraque logró expulsar a parte de los narcotraficantes que dominaron el área durante décadas. Pese a la implantación de las fuerzas de seguridad, de vez en cuando, amanece sacudida por los tiroteos entre narcotraficantes y policías. El Papa, visitó el jueves la casa de Manuel José da Penha, un electricista de 58 años que vive con su familia en la favela. “Gusta de los pobres”, dijo Penhatras la inusual visita. El Papa quiso expresamente añadir esta cita en su agenda de la JMJ. Se trata de una favela pequeña, de unos 1.000 habitantes y de condiciones muy precarias. Durante décadas fue una zona muy violenta por los continuos enfrentamientos provocados por el narcotráfico. Recientemente la policía logró recuperarla y despojarla del mando de los narcotraficantes. El Papa bendijo el altar de la iglesia, aún sin terminar, y visitó a la familia de esta discreta barriada.
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