Hace pocos días anunciaba a través de mi página en Facebook y a través de Twitter que lo que hago es dedicar mi tiempo libre a planificar un gran día.
Un gran día... o mejor dicho, El Gran Día. En letras grandes y con alegría.
Un día en el que dos personas se dicen "Sí" para toda la vida, prometen lo que ya saben que van a cumplir y aún no saben como suena dicho en voz alta, rodeados de todos aquellos que estarán para verlo, desde el presente y el recuerdo, desde Francia o desde el cielo, desde el mismo banco, de pie o sentados, haciéndose un hueco y buscando la complicidad que se comparte en momentos como esos, tan fuertes y a la vez delicados.
La emoción que te desborda en los meses previos a tu propia boda es difícil de definir, pero viene acompañada de la lírica. Al menos en mi caso. Viene en un tarro de cristal, que se va llenando con las amigas que te dan consejos, de los nervios y con ellos, con ese nosequé que podríamos traducir diciendo que no se encuentra la ocasión para soltar "oye, que me caso!" por lo fuerte que suena y retumba en el pecho. Por los nudos en la garganta que carraspeas y los abrazos. Las manos bien apretadas, que no se escape el encanto. El momento preciso en el lugar adecuado.
Hay que tomárselo con calma pero atándolo bien todo. Y como dice el chico de la eterna sonrisa, "cualquier día te sorprende".
A modo de inspiración, para aquellos y aquellas que inspiráis bien hondo y lo hacéis ahora mismo leyendo este post..
Próximamente... Tips pre-boda!
Besos y más besos!!!!!!
Canción del día: