Tipo de cambio: ¿qué hacer?

Por Asientocontable
Desde ya hace buen tiempo y probablemente durante mucho más, el tema del tipo de cambio ha sido y será materia de debate. Nuestra moneda nacional ha venido mostrando una inusitada y fuerte tendencia a la apreciación, lo cual, ha causado el beneplácito de muchas personas que tenían deudas en dólares –la deuda externa peruana también se estaría reduciendo- y de aquellas empresas en cuya estructura de costos los insumos importados representaban una porción importante, huelga hablar de los importadores. Empero, no todo puede ser felicidad y nuestro próspero sector exportador ha visto disminuidas sus ganancias esperadas,como también aquellas familias y empresas que tenían una considerable proporción de sus riquezas atesorada en dólares.

Como dijese alguna vez Bonaparte, las personas defenderán con más ímpetu sus intereses que sus derechos, por lo que no resulta sorprendente que cada grupo presione con ímpetu porque el tipo de cambio sea el que más le beneficie o el que menos le afecte, y tampoco que dijesen que aquel sería el adecuado. Entonces, ¿existe un tipo de cambio correcto?Y a su vez ¿cuál sería aquel?.
Si fuésemos economistas del enfoque llamado clásico, diríamos que el tipo de cambio correcto es aquel determinado por el mercado de manera libre, por lo tanto, si las tendencias a la apreciación fuesen consecuencia de las manos invisibles de las fuerzas del mercado, si no fuese causado por distorsiones en la economía, no habría nada que hacer y los afectados con la apreciación deberían aceptar su suerte, ya que el tipo de cambio sería el natural y
por ende el correcto.
En el caso de ser economistas del enfoque opuesto, al que llamaremos keynesiano -solo por darle un nombre-, podríamos decir que como a largo plazo todos estaremos muertos el tipo de cambio correcto sería aquel que genere más beneficios al país de manera agregada, así que sería cuestión de encontrar el tipo de cambio que maximice el Producto Interno Bruto, el empleo, o cual sea el objetivo. Y si fuese inevitable que hayan ganadores y perdedores, compensar a los últimos con la contribución de los primeros.
Como es de esperarse una proporción importante de los afectados, preferirían la opinión del segundo enfoque. Pero en el orden establecido del poder y de las ideas -por lo menos en el Perú- este suele considerarse desfasado e incluso nefasto, ya que correspondería a que el Estado tome un rol activo en la economía interviniendo constantemente con riesgo de volverse proteccionista. En el caso de la firma de tratados de libre comercio,los exportadores que se beneficiarían de las ganancias de una mayor apertura comercial, fueron los enemigos más acérrimos de la intervención del estado en las políticas comerciales y tildaron a los opositores de proteccionistas y enemigos del libre mercado y la competencia, por decir lo menos. Por ello, resulta aparentemente contradictorio que muchos de aquellos mismos defensores de la libertad económica traten de persuadir al gobierno para que intervenga en el tipo de cambio ya que ahora no les favorece. Sin embargo, recordemos que muchas veces las ideologías,más que determinar acciones, son creadas o desechadas en función de los intereses de quienes las sostienen.
Sobre las causas de la apreciación, estas son múltiples, como por ejemplo el gran crecimiento de nuestras exportaciones y de la inversión extranjera en el país, lo cual trae divisas y capital extranjero a nuestra economía, como también a la alta tasa de interés peruana en comparación con la internacional –léase norteamericana- lo cual hace que ingentes cantidades de capital extranjero vengan al país atraídos por la alta rentabilidad, y que seguirán viniendo mientras dicha tasa diferencial se mantenga elevada.
Lo que nos deparan en los próximos tiempos es un intenso juego de fuerzas, entre los perdedores y ganadores donde cada uno argüirá diversos motivos, todos ellos muy técnicos,para determinar cuál es el tipo de cambio correcto. Y quién sabe tras ello, quizás por casualidad, alcancemos el tipo de cambio conveniente.