Titanoboa, la serpiente más grande que ha existido

Por Duende25 @Duende25

Foto: Smithsonian.com

Filo: Chordata
Reino: Animalia
Clase: Sauropsida
Orden: Squamata
Suborden: Serpentes
Familia: Boidae
Subfamilia: Boinae
Género: Titanoboa
Head et al., 2009
Especie: T. cerrejonensis Head et al., 2009
Titanoboa cerrejonensis es una especie extinta de serpiente de la familia de los boidos, que vivió en el Paleoceno en Sudamérica entre hace 60 y 58 millones de años. Es la serpiente más grande encontrada hasta la actualidad, superando a la anterior poseedora del título, Gigantophis.
Titanoboa vivió entre hace 60 y 58 millones de años donde se sitúa la actual Colombia. Se le ha dado el nombre de Titanoboa cerrejonensis por su tamaño y por la mina de carbón del Cerrejón, una de las minas a cielo abierto más grande del mundo, en el Departamento de La Guajira, Colombia, situada en la formación geológica homónima. A través de un estudio comparado de sus vértebras, se estima que la serpiente medía 13 metros de longitud y tenía un peso aproximado de 1135 kg. 

Titanoboa tenía la apariencia de una boa constrictor y comía de todo, incluyendo cocodrilos y anacondas. En Cerrejón también fueron hallados esqueletos de tortugas gigantes (Cerrejonemys) y de cocodrilos (Cerrejonisuchus) que pudieron ser devorados por el enorme ofidio. 


Foto: Paleontología en Colombia.

"Es la serpiente más grande que ha existido en el planeta, de la familia de las boas, vivía en lagos y mataba a sus víctimas estrangulándolas y comiéndolas enteras", relata el geólogo Carlos Jaramillo, del Instituto Smithsonian de Investigación Tropical.

El Cerrejón, la mina de carbón al aire libre más grande del mundo, se convertiría desde 2002 en el mayor depósito de fósiles del planeta cuando Fabiany Herrera, por aquel entonces estudiante de pregrado, bajó del autobús y observó una roca que le llamó la atención, la levantó y descubrió una hoja fósil. El investigador Jaramillo intuyó entonces que en esos terrenos había existido una excepcional selva tropical. Fósil a fósil, los especialistas recrearon que en El Cerrejón había habido flores, frutas, plantas y tortugas gigantes, así como cocodrilos de quince metros y peces pulmonados de tamaño increíble.

En 2005, otro estudiante colombiano, Edwin Cadena, se sumó a las expediciones para buscar restos de tortugas, y encontró unas vértebras, que investigadores en Florida, EE.UU., identificaron como "de Titanoboa".
La investigación sobre el reptil, coordinada durante cinco años por el Instituto Smithsonian de Investigación Tropical y el Museo de Historia Natural de Florida, ha encontrado restos que indican que unas sesenta titanoboas vivieron en la zona. También abrió la puerta a otra revelación: la selva en la que vivía el gigantesco reptil era más húmeda, con más dióxido de carbono y varios grados más cálida que las actuales, lo que rompe la creencia de que a mayor calor, menos diversidad de especies. Y es que este poderoso animal no estaba solo. De acuerdo con investigadores de la Universidad de Florida, que publicaron un estudio en Paleontology, habría vivido ahí también una especie extinta, un pariente de los cocodrilos modernos de unos 6 metros de largo que pudo haber entablado cruentas batallas con Titanoboa, el Acherontisuchus guajiraensis, el cual dominaba un ancho río que desembocaba en el Caribe. Tenía un hocico largo, estrecho y con dientes puntiagudos, lo que indica una especialización en la caza de peces. De hecho, es el primer animal terrestre del Paleoceno, época inmediatamente posterior a la extinción masiva del final del Cretácico (que marca la desaparición de los dinosaurios), especializado en comer pescado, lo cual significa que competía con Titanoboa por la comida.

Acherontisuchus guajiraensis

"Con seguridad, los ejemplares más jóvenes corrían riesgos con Titanoboa, pero los más grandes podrían haber sido demasiado para la serpiente", comenta Alex Hasting, autor principal del estudio.
Otro antecesor de los cocodrilos también enfrentó a Titanoboa. Hace un años, paleontólogos de la Universidad de Florida presentaron al Cerrejonisuchus improcerus, un reptil de unos 2 metros de largo, un pequeño tamaño en comparación con los gigantes que vivían en la época. Fósiles de ambas especies han sido encontrados juntos en la mina de El Cerrejón.

Lo mismo que extinguió a los dinosaurios acabó con la mayoría de los cocodrilos que vivían en la época, pero los dirosáuridos, procedentes originalmente de África hace 75 millones de años y que cruzaron el Atlántico hasta llegar a Sudamérica, fueron unos de los pocos grupos que consiguieron salvarse.



Fuente: Muy Interesante.