To the Wonder, EE.UU. 2012

Publicado el 13 marzo 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

Terrence Malick, capaz de los mayores excesos sin que se perciba la menor inquietud (de hecho huye de la prensa como del diablo), sorprende con cada nueva película, lo que hoy en día ya es todo un lujo. Puede dejar pasar veinte años entre sus trabajos o, como en esta ocasión, rodar casi dos al mismo tiempo, para gozo de su, cada vez más nutrido, público. Pero con tal propensión al exceso llega también a descolocar al personal. The tree of life en Cannes 2011 dividió tanto a los espectadores como a la crítica. Personalmente estimo que la película pecaba de media hora, mínimo, en demasía (que en lugar de iluminar cegaba su originalidad), un montaje sublime por momentos y reiterativo en otros y, sobre todo, una espiritualidad new age con olor a naftalina que resulta difícil de digerir cuando se añadían patitas de dinosaurio y big bang cósmicos. Me maravilló y me irritó a la vez. Lo que en realidad es bueno dado que lo habitual en el cine actual es la indiferencia y un olvido casi instantáneo. Lo malo es que, como a todo genio del cine, a Terrence Malick se le exige muchísimo más que al resto de los cineastas.To the wonder me temo que va a causar la misma, o aún mayor división, entre el público. Sin embargo, en este caso, a mí me ha hipnotizado desde la primera a la última escena de la película. Cuando comenzaron a desfilar los títulos de crédito sufrí un inmenso abandono y me hubiese gustado que su duración igualase a Lo que ele viento se llevó. Este poema visual, fragil como un amor desplazado, logra pegarte a la butaca y conseguir que desees con todas tus fuerzas enamorarte de la primera persona que cruce tu mirada.Una pareja visita el Monte Saint-Michel (también conocido por el nombre de La maravilla, de ahí el título de la película). En La Maravilla –un juego de palabras que también podría evocar el estado de ánimo que produce el amor- la pareja ocupa el lugar, se balancea sobre la marea y recorre la abadía. Mixta en sus nacionalidades y creencias: Olga Kurylenko (excelente actriz que el Festival 4+1 presentó con su Land of Oblivion), europa del norte, etérea, soñadora y con una hija de 10 años, y Ben Affleck, norteamericano con la presencia de los grandes galanes de la época dorada del cine hollywodiense, se deja llevar por el carisma, la belleza y la energía de ella. ¿Quién no se enamora en París?Pero el tiempo avanza y por las circunstancias o coincidencias de la vida, deciden cruzar el charco e instalarse en uno de tantos estados americanos, Oklahoma, alejado del glamour de las ciudades más interesantes y tan vistas en el cine. Allí no están en La Maravilla y su amor comienza a perder luminosidad. Allí otro personaje, Javier Bardem (espectacular como siempre) se encuentra con la misma dificultad: como padre de la Iglesia también está dudando es su amor sagrado. Y como él, también Ben Affleck dudará cuando se encuentre con una antigua amiga, Rachel McAdams (que Brian de Palma ya había fichado con anterioridad).Siempre resulta difícil contar la sinopsis de un filme de Malick porque trata temas como lo sacro, la levedad, el origen, la incertidumbre, la inmensidad… Cuando uno se imagina que el director ha cortado en el montaje final las escenas en las que actuaban monstruos como Rachel Weisz, Jessica Chastain, Michael Seen, Amanda Peet o Barry Pepper, sin dudar, queda claro el nivel de exigencia al que aspira. Por eso a través de las voces que van narrando más sensaciones que acontecimientos  (en inglés, francés, español…), el espectador asiste a las dudas existenciales universales sobre la vida y el amor, y a una de las experiencias más interesantes del año cinematográfico, pese a sus repeticiones y altibajos. Ahí es nada. Bravo Malick, eres un genio.