Toca elegir entre empollonas y fulanas

Publicado el 08 junio 2011 por Cavalleto

Una sociedad en crisis necesita nuevos modelos de conducta a imitar. Los chavales encuentran en la tele siempre el mismo perfil de personas más o menos famosas, cuyos méritos profesionales brillan por su asuencia. No hay ni el más mínimo interés por incentivar el esfuerzo de superación. Hacer poco, lo mínimo, para vivir bien a costa de los demás.

Hoy salió una noticia habitual en estas fechas, una empollona que logró 39 matrículas de honor en la carrera de Matemáticas (42 asignaturas). En cualquier país normalizado esta chica sería utilizada como un ejemplo de lo que se puede lograr con esfuerzo y constancia.

Pero claro, qué chavala de 16 años sueña con llegar a sacar una matrícula de honor en la universidad, si ella no tiene ningún interés en estudiar. Si con las pastillas y el cristal que le vende a las amigas los fines de semana ya tiene suficiente para sus gastos habituales. Y claro, en parte tiene razón. Quién está dispuesto a renunciar a gran parte de sus mejores años dedicándolos al estudio, cuando pueden estar socializando, bebiendo en la calle y bailando puesta hasta las trancas de cristal hasta las 6 de la madrugada.

Además, está convencida que esa apuesta de futuro tendrá éxito. Lo sabe porque en la tele tiene docenas de muestras a modo de ejemplo. Fulanas sin oficio ni beneficio, sin educación, sin un mínimo de cultura general, que no sólo viven de salir en tv sino que además reciben el cariño y la admiración de millones de personas que sueñan ser como ellas.

Lo de esta chica es un exageración, lo sé. Pero cuantos chavales de 20-21 años tomaron ese camino hace 6-7 años, abandonando los estudios por un puesto en un andamio? Cuantos sacaban a final de mes 1.800 euros mientras sus colegas tenían que quedarse en casa estudiando los fines de semana.

Ahora toca llorar y criticar al gobierno por quedarte en el paro y no tener un futuro digno. Pero en esta crisis hay un compinche forzoso: nosotros mismos.
El que se lo jugó todo a una carta, sin ahorrar cuando tenía ingresos fijos, quien no planificó su vida, ese ahora se encuentra sin salida a su situación. Y estará así durante muchos años, que eso todavía no se lo acaban de creer muchos, que piensan que después del verano se arreglará todo.

No meto en este saco a todos los que han perdido su empleo durante la crisis, ojo. Pero de esos supuestos 5 millones de parados (que no hay ni la mitad, seguro) un elevado porcentaje especuló con su futuro y aquí tiene las consecuencias. Lo hay que especularon con su futuro laboral, otros con la compra de una vivienda, el caso es que fueron muchos los que se creyeron más listos que el sistema, y el sistema se los comió sin masticar.

Y no, no esperen que los que si nos hemos adaptado al sistema a través del trabajo diario y el sacrificio, hagamos una excepción, detengamos el tren social para que los excluídos se puedan subir. En ese sentido soy muy liberal (en el sentido económico me refiero). Cada uno apuesta su futuro en lo que considera acertado. Si fallas el único que se hace cargo de las consecuencias eres tú. El único culpable serás tú. Porque por muy arriesgada que sea tu apuesta, con trabajo y esfuerzo se logra siempre salir adelante.

Este es el momento de retomar todos esos valores abandonados en pos de la vida fácil. Hay que volver a valorar el ahorro, el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo duro y constante. Están los chavales de 16 a 21 años preparados para estas nuevas reglas sociales?

Ayer vino al trabajo la familia de un compañero. El chaval tenía unos 8 años y se le veía cara de pillo. Le pregunté que qué quería estudiar el día de mañana. Su respuesta fue:

- Nada, quiero ser community manager.

No, ni tienen suficiente formación ni han mamado esos valores en la sociedad donde han crecido. Solución a la situación actual? Para muchos no habrá solución, serán unos parias que poco a poco quedarán excluídos del ritmo que marca la sociedad. Se harán llamar antisistemas, pero eso es sólo una etiqueta bajo la que esconderse antes de reconocer que tienes gran parte de la culpa de tu situación.

Los hay que abren los ojos a tiempo y se salvan. Otros morirán con las botas puestas. Tú eliges.