El pueblo de Cadaqués (en la comarca del Ampurdán, Girona) es, como poco, peculiar. Al ser la más oriental de la península ibérica y quedar aislada del resto de comarca por las montañas Puig de Paní y Puig de Bufadors, esta localidad de algo más de 2800 habitantes en la actualidad, tiene una historia marcada por la temperamental tramontana y el aislamiento, lo que también ha repercutido en su catalán, con particularidades únicas.
El auge del turismo supo ver en el pequeño pueblo pesquero el encanto propio de los lugares hechos a sí mismos, y a las pudientes familias de Barcelona, Figueres y Girona que lo tomaron como lugar de veraneo se les sumaron turistas llegados de otros países y artistas en busca de inspiración.
El artista ampurdanés Salvador Dalí, cuya familia tenía en Cadaqués la residencia veraniega, se instaló en Portlligat (una de las calas del término) a su regreso de Nueva York, en 1948. También Marcel Duchamp fijó en el pueblo su residencia veraniega a partir de 1958. Eugeni d’Ors, Federico García Lorca, Pablo Picasso y Joan Miró fueron otros de los muchos personajes de la escena cultural y artística internacional que pasaron por Cadaqués.
«He vivido aprendiendo siempre de mi maestro de estética que es Cadaqués, y es difícil, porque Cadaqués habla muy poco, pero cuando habla, habla en griego» Salvador Dalí
Ayer fue mi tercer viaje a Cadaqués (2004, 2013 y 2017) y, aunque solo fue una escapada para pasar el día, cundió lo suficiente como para -por fin- quitarme la espinita de poder admirar esta segunda Libertad catalana (la otra está en Barcelona) que anteriormente había pasado por alto. En mi defensa debo decir que en mis dos anteriores viajes no tenía ni idea de que en el pueblo hubiera una estatua de la libertad y, por lo tanto, no la buscaba.
La Libertad de Cadaqués está situada a la entrada del pueblo, en lo alto de una pequeña oficina de información hecha de piedra que queda medio escondida tras los árboles de una plazoleta. Desde que me dio por escribir esta serie sobre las damas de la libertad en el mundo, he estado buscando información sobre esta en particular, pero poco he encontrado. Por lo visto, fue John Peter Moore, el secretario inglés de Dalí durante más de veinte años, quien regaló la estatua al municipio en 1994. En la oficina de turismo cercana al paseo marítimo cadaquense solo me supieron contar lo que figura en su web, que la estatua fue realizada por Bartholdi. Las preguntas que me surgen son muchas y, hasta ahora, no puedo darles respuesta, aunque seguiré indagando: ¿fue entonces idea de Bartholdi hacer que la estatua levantara los dos brazos o bien se debió a un encargo?; de ser esto último, ¿quién realizó el encargo? Está claro que Moore no pudo hacérselo directamente al artista por no ser contemporáneos… No me cuadra nada.
“Oh Salvador Dalí de voz aceitunada! / No elogio tu imperfecto pincel adolescente / ni tu color que ronda la color de tu tiempo, / pero alabo tus ansias de eterno limitado (Federico García Lorca, ‘Oda a Salvador Dalí’) – Estas líneas figuran en la placa situada sobre la construcción de piedra, a la izquierda de la imagenOtra duda que tengo es un detalle del propio aspecto de la estatua, ya que en las imágenes que vi de ella antes de poder disfrutarla personalmente la corona tenía algunas puntas dobladas. Sin embargo, lo que había tomado como otra genialidad quizá no sea tal, puesto que ayer me encontré ante una Miss Liberty portando una corona perfectamente normal. ¿Habrán reparado lo que fuera un acto vandálico?
La Libertad de Cadaqués es hermosa y peculiar, como corresponde a un lugar como este, marcado por la singularidad, la tramontana y el espíritu artístico del surrealismo.
Me quedo con el compromiso de seguir investigando para despejar los interrogantes que os he planteado y aprender más sobre la dama de la libertad más libre de todas.
*