De hecho, no sólo para los cantantes, sino también para los instrumentistas.
Es muy habitual que los cantantes sintamos la llamada del instrumento, pero también lo es que otro músico sienta curiosidad por aprender a cantar mientras toca.
Y es muy normal que esto pase.
Tocar y cantar a la vez te da la independencia de poder ir de aquí para allá con tu instrumento sin necesitar que nadie te acompañe.
Puedes ensayar por tu cuenta, sin tener que quedar con nadie, sin salir de casa, a la hora que a ti te vaya bien.
¡Y los beneficios no son sólo esos!
Te ayuda a entender la música desde otro punto de vista.
A los cantantes nos ayuda a entender y escuchar más atentamente la música, a empezar a prestar atención a lo que antes pasábamos por alto.
A los instrumentistas les ayuda justamente a lo mismo, a prestar más atención a la voz y a entender un poquito más lo que se siente al llevar dentro tu instrumento.
Me he atrevido a escribir este artículo porque a pesar de que no soy ninguna experta, he empezado a hacer mis pinitos con el piano y quiero compartir contigo cómo ha sido y está siendo este proceso.
¿Por qué empecé yo a tocar y cantar a la vez?
Lo decidí hace mucho tiempo.
Muchas veces mientras estoy haciendo cualquier otra tarea me vienen a la cabeza melodías de voz y me pongo a canturrearlas.
Las grabo y ahí se quedan, en nada.
Cuando sabes tocar un instrumento es mucho más fácil componer tus propios temas.
Pero nunca me decidía, porque no sabía por donde empezar y mi tiempo para apuntarme a clases particulares ahora mismo es muy limitado.
Yo ya pasé por el proceso de aprender a hacer acordes y escalas mayores hace mucho tiempo y eso me llevó meses practicando a todas horas y equivocándome un montón, así que me daba mucha pereza tener que dedicarle un tiempo que no tenía sobretodo a esa parte en la que te pones a practicar y todo suena fatal.
Pero supongo que, gracias a ese trabajo previo, ya tenía mucho ganado.
Hará cosa de un mes dí con una canción que me pareció que era muy sencilla a nivel instrumental, así que me decidí a intentarlo.
Busqué un tutorial en Youtube y empecé a practicar.
Me dí cuenta de que el tutorial superaba mis conocimientos por el momento, ya que tenía que hacer cosas diferentes con cada mano y eso me parecía un mundo nuevo.
¿Ya era momento de rendirse?
¡Eso nunca!
La clave está en simplificar
Decidí centrarme sólo en los acordes, para empezar.
Resulta que en toda la canción hay tres acordes que se van repitiendo y que encima todos son mayores, ¡así que genial!
Ya los conocía todos y los tenía muy ensayados.
Me puse la letra delante con los acordes apuntados ¡y ale! a practicar muy despacito.
Al principio me equivocaba muchísimo, pero poco a poco empezó a salir mejor y mejor cada vez y en una mañana ya parecía que lo tenía.
Empecé a tocar y cantar a la vez, aunque aún sin mucho volumen.
Tuve que volver a ralentizar el ritmo porque me volvía a equivocar bastante, pero poco a poco y al seguir practicando, la cosa mejoró.
Entonces vino el aguafiestas de Carlos, con su alma de batería y me puso un metrónomo. XS
¿Por qué es tan difícil seguir el tempo?
Parece ser que me estaba yendo bastante de tempo, así que ahora tocaba pasar al siguiente nivel: Tocar y cantar a la vez, ¡pero a tempo!
Puse el metrónomo lo más lento que pude para empezar y en una o dos pasadas ya pude ir acelerándolo.
Así estuve practicando durante cada día un ratito.
Esto sí que me llevó más tiempo, pero en una semana lo tenía bastante controlado.
Eso sí, si me quitaba el metrónomo me volvía a descontrolar mucho.
Hice algo que me ayudó muchísimo con eso y quiero compartirlo contigo:
Grabé la parte instrumental con el metrónomo puesto.
Grabé encima la voz sin tocar.
Escuché la mezcla unas cuantas veces para ver en qué momentos encajaba la voz con el piano y luego recordarlo.
Y después borré toda la parte instrumental desde que entra la voz, para escuchar sólo la voz y así ir siguiéndola con el piano, pero ya sin metrónomo.
Al principio fue difícil, pero poco a poco cada vez salía mejor y me iba siendo más fácil.
¡Incluso me atreví a hacerme coros a mí misma mientras tocaba!
Cuando empiezas a aburrirte de practicar siempre con lo mismo…
Me entró la inquietud de aprenderme más canciones, para no tocar siempre la misma.
Y es que yo tengo un defecto muy grande, que soy una impaciente, aunque esta vez no fue algo negativo, sino que me ayudó más.
Una mañana que tenía libre me dediqué a aprenderme otra canción que siempre me ha gustado y en ésta sí tenía que usar las dos manos a la vez haciendo cosas distintas.
Ahora ya tenía la confianza necesaria para enfrentarme a eso.
Además me dí cuenta de que tenía acordes que no conocía, pero descubrí que no eran tan difíciles de hacer como me imaginaba.
El pianista del tutorial lo hacía muy bien y tocaba un montón de notas a la vez.
Lo intenté, pero no pude.
Gracias a mi impaciencia volví a lo mío de simplificar y fui probando cómo sonaba reduciendo notas. ¡La cosa prometía!
Volver a centrarse en la voz
Cuando consigues que tus manos vayan más o menos solas, hay que volver a centrar la atención en la voz, ya que al final es a lo que has de darle tu personalidad.
Primero lo intenté hacer normal, como cuando canto con una base instrumental y me dí cuenta de que ¡estaba forzando la voz!
Al intentar escucharme por encima del piano estaba gritando, así que una estrofa bastó para verlo y tuve que hacer un replanteamiento.
Bajar el volumen del piano para escucharme más por un lado, prestar mucha más atención a mi técnica por el otro.
Ahora ya tengo dos canciones que me he aprendido en un mes y aunque no las toco como Mozart, por lo menos suenan bien y me puedo acompañar mientras canto.
Estoy muy contenta porque pensaba que me llevaría mucho más tiempo, sobretodo teniendo en cuenta que no le puedo dedicar mucho tiempo todos los días.
Mi objetivo es aprenderme unas cuantas canciones más para ir adquiriendo práctica poco a poco y lo de componer vendrá después.
¿Te animas a empezar con un instrumento? Y si ya lo haces, ¡cuéntanos ese truquillo que tanto te ayudó!
Imagen: