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La creencia está tan extendida por el mundo que en la red puedes encontrar webs íntegramente dedicadas al asunto. Una de ellas, precisamente llamada Touch Wood for Luck, nos explica en su blog los posibles orígenes de esta curiosa costumbre. Porque lo cierto es que existen varias teorías que tratan de identificar las razones por las que la gente decidió empezar a echar mano a la madera como ritual rápido y sencillo para invocar o atraer a la buena suerte.
En algunos países consideran que para que el gesto surta el efecto deseado no sólo hay que tocar, sino que hay que propinar un par de golpecitos a la madera. El primero para transmitir aquello que deseamos, el segundo para comunicar nuestro agradecimiento. Esta explicación podría tener su raíz en las culturas que creían que los espíritus. las hadas y otras criaturas místicas tenían su hogar en los árboles.
En ciertos lugares, como variante, se pensaba que los golpes servían para despertar y liberar a las hadas benévolas encerradas en el interior de un árbol. Creencias muy parecida a la de determinados grupos de indios americanos, que ya hace varios siglos aseguraban que concretamente el roble era la morada de los dioses. El material les inspiraba confianza porque en él veían nobleza, protección, una manera eficaz de alejar los peligros de sus vidas.
La otra gran teoría tiene origen cristiano. Palpar un trozo de madera era originalmente como tocar la cruz de Jesucristo, un modo de solicitar su protección. De hecho, aunque en la actualidad no es ni mucho menos frecuente, llegó a haber quien llevaba siempre encima un pedazo para intentar que la fortuna le acompañase en todo momento. Tanta aceptación tiene la costumbre que la expresión «tocar madera» es prácticamente igual en una gran cantidad de idiomas distintos, como árabe, portugués brasileño, griego, finlandés o checo.
“El verdadero motivo por el que creemos que tocar madera da buena suerte”
(abc, 01.09.16)