Toda la vida juntas y toda la muerte también

Por Hesterprynne
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios sea capaz de mover montañas.
Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.
El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No es orgulloso.
No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.
Sólo el amor vive para siempre. Llegará el día en que ya nadie hable de parte de Dios, ni se hable en idiomas extraños, ni sea necesario conocer los planes secretos de Dios. Las profecías, y todo lo que ahora conocemos, es imperfecto.
(1 Corintios 13)
San Francisco, 1975. Stella, o Stina, como la llamaba todo el mundo, una mujer de 40 años de ascendencia mexicana, acude a la manifestación del Orgullo Gay tras haber roto con su marido, del que tiene cuatro hijos. Por su parte, Ina Mae, de 39 años, también divorciada y con un hijo, decide que tampoco puede perderse ese evento. Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual de Estados Unidos, estaría allí. La fiesta, la alegría en medio de la miseria en la que el armario te ahoga, es un alivio para todas esas personas que caminan sintiendo un cóctel de miedo y audacia. Estas valiosas imágenes en super8 nos ponen en contexto.
Es en este día que Ina y Stella se conocen y se enamoran. Deciden compartir casa y criar a sus hijos juntas, convirtiéndose así en una familia.
Pioneras y siempre involucradas en mejorar la vida de las lesbianas, Ina Mae y Stella se pronto se convirtieron en modelos a seguir por las mujeres de su comunidad y por muchas lesbianas de Estados Unidos, reivindicando los derechos de estas así como la existencia de las madres lesbianas.
Ina Mae tuvo un papel muy activo en Affirmation, un colectivo lgtbq mormón, siendo la única mujer en liderarlo, mientras que ambas formaban parte de un grupo de lesbianas mayores llamado Women Over 50 and Friends. Asimismo, fueron fundadoras de Lavender Seniors, un colectivo lgtbq de la tercera edad.
Stella siempre fue feminista, nunca se cansaba de llamar la atención a cualquiera que hiciera un comentario sexista. Antes de que se extendiese la práctica, ella ya promovió el reciclaje en su entorno. Tanto Ina Mae como Stella participaron en muchas organizaciones caritativas. Ambas tenían un gran sentido del humor y hacían amigos por donde quiera que fuesen. Les encantaba viajar y fueron pasajeras en muchos de los cruceros Olivia, ya sabéis, esos para lesbianas que salían en The L Word y con los que todas hemos fantaseado.
Ina Mae y Stella estuvieron siempre, pues, dedicadas a hacer un mundo mejor para todos, en especial para las lesbianas.
Este verano, exactamente el día 17 de julio, ambas mujeres regresaban de una reunión familiar. Ina Mae iba al volante cuando sufrió un devastador ataque al corazón que la mató prácticamente al instante. Stella vio que su coche se precipitaba contra unos peatones, con lo que agarró como pudo el volante y decidió precipitarse contra una camioneta para salvarles la vida. Los peatones no sufrieron ningún daño y el conductor de la camioneta tan solo heridas leves, pero la valiente Stella no pudo sobrevivir al accidente.
Murieron juntas, tal y como habían vivido.
Fuera de su comunidad eran unas desconocidas, pero yo quiero rendirles un homenaje en La Letra Escarlata porque su pequeña aportación ha hecho del mundo un lugar mejor y porque su valentía al vivir siempre abiertamente su sexualidad ha hecho que todas nosotras, estemos en el lugar del planeta que estemos, seamos un poquito más libres.
En honor a Ina Mae Murri y a Stella Lopez-Armijo, ni un armario más. Vamos, chicas, todas fuera, se lo debemos.Ina Mae, Idaho, 1953
Stella, Washington DC, 2000Les encantaba bailarSe amaban y formaron una familia unida y feliz