Toda una fiesta de piratas

Publicado el 18 enero 2018 por Johnny Zuri @johnnyzuri

TODA UNA FIESTA DE PIRATAS – Desde hace años una celebración playera es efectuada por un bar. En los últimos años el acontecimiento está ambientado con arena y más. Se trata de Pirata Bar que festeja la estación más entretenida del año con una celebración playera sin precedentes. Una experiencia mágica. Llevan la playa a Pirata. Todo en bonito lugar de Brasil. Y con actuaciones como La Siega Roots, Kaya y Psique Nativa. Las bandas ponen en sintonía a los asistentes, ambientando la celebración con reggae bien, pero que bien playero. En las consolas están los DJ’S residentes de Pirata Bar, DJ Micro y DJ Concep.

COSAS: FIESTA DE PIRATAS

Así son las fiestas piratas que se celebran, como esta, por todas partes del mundo. Si te han invitado a una de ellas puedes encontrar como vestirte en disfraces piratas mimo.

Celebración Pirata

Una celebración pirata es un sueño para cualquier peque. Inclusive para cualquier adulto. Es más, si la celebración se hace bien la persona que asiste se transportará a esa dimensión soñada y se va a sentir como un genuino delincuente, cañoneando y usurpando navíos… Al final, ese planeta de las cosas piratas nos gusta porque nos viene de la historia que tenemos en la psique. De la repercusión de la literatura y del cine. Muchas las películas, las series e inclusive dibujos animados y libros, han basado sus historias en la piratería… En ese saqueo marítimo de navíos para hurtar cofres, tesoros y monedas.

 

¡Que tiempos!

A fin de que no haya dudas, los piratas, corsarios y bucaneros eran y son personas, que navegan en navíos privados, por todas y cada una de las aguas internacionales y que procuran un sitio en el que no haya jurisdicción por un Estado, para de esta manera poder hurtar las monedas, mapas de tesoros, carga de otros navíos o demandar rescates. Pero a estos no queremos parecernos en las fiestas, sino a esos que tan de forma romántica nos presenta la literatura y el cine.

Los piratas, los de las fiestas, siempre van con su disfraz propio. Un parche, un garfio, una bandera con calavera, un gorro…

Los de verdad, en los principios, procuraban a quienes estaban en los navíos transformarlos en esclavos y conforme fueron pasando los siglos se fue creando la imagen que tenemos actualmente.

Y guardando esa imagen que nos ha dado la historia, elaboramos hoy día las fiestas piratas. La literatura y el cine han ayudado mucho en el momento de imaginar sus navíos, sus indumentarias, trajes, disfraces y sus costumbres… Da igual que nos hayamos quedado con una imágen un tanto distorsionada de lo que fueron en realidad. En la actualidad todo disfraz de pirata tiene un parche, un sombrero, un papagayo en el hombro, unas botas, unas pistolas y una espada…

En una celebración pirata de adultos vamos a precisar complementos y cosas. Unos buenos disfraces y una decoración con ornamentos acordes. En toda celebración pirata infantil va a ser precisa una buena mesa de madera maciza en la que poder gozar de una buena comida, un buen botín, una buena música, banderas, navíos y los colores: negro, colorado y blanco. Toda celebración pirata debe tener una zona en la que comer, a saco. Un candy bar o bien sin más ni más una mesa con diferentes comestibles dulces y salobres. Además de esto, si la celebración es para pequeños podemos presentar la comida con un poco de humor.

Unos hot dogs con una bandera con una calavera. O unos vasos de gelatina azul (simulando el tono de mar) con un gajo de mandarina y una bandera pirata. Esto simulará un navío. Y no van a poder faltar las monedas de chocolate que son uno de los accesorios en fiestas piratas más singulares.

Más siniestro, cajas de madera de fondo, una enorme bandera pirata, una red de pesca, candelabros, cofres con collares de perlas, monedas falsas… Bombones ferrero, dejando a la vista únicamente el envoltorio dorado, tarros de cristal con dulces de color colorado o bien negro y una buena tarta. También podemos dibujar un mapa del tesoro gigante y ponerlo de fondo…

TODA UNA FIESTA DE PIRATAS

Ideas y cosas piratas

Esa zona de la celebración pirata la podemos decorar con guirnaldas o bien banderines tematizados… Y un photocall o bien algo afín. No nos olvidemos de hacer resaltar los colores blancos, negros y colorados. Son un tradicional. Y… una buena música. De fondo la banda sonora de alguna película, la de piratas del caribe, por ejemplo, para no estrujarnos mucho los sesos. Y si es una celebración pirata para adultos siempre y en toda circunstancia vamos a poder poner alguna del Mago de Oz.

TODA UNA FIESTA DE PIRATAS

Una historia curiosa de ¿piratas? de los años sesenta, que no viene a cuento, pero que mola

Comenzó el último mes del año de mil novecientos sesenta y nueve. Fue entonces cuando la protagonista de la historia, la ex- guerrillera Marília Guimarães, se plantó con sus 2 hijos en casa de Dilma Rousseff y Claudio Galeno, entonces jefe de la guerrilla Vanguardia Popular Revolucionaria (VAR). La ex-presidenta brasileira hizo de niñera de Marcello (tres) y Eduardo (dos), mientras que Marília y Galeno planeaban el rapto más largo de la aviación brasileira.

La meta de las VAR era claro: sacar con vida del país a la madre y a los 2 pequeños. Eran finales de los sesenta, la etapa más atroz de la dictadura brasileira. Marília se juntó a las VAR para pelear contra el régimen militar. Por la mañana era una joven maestra en una escuela en el distrito rico de Coelho Neto. De noche, una guerrillera. Su doble vida se truncó a inicios de mil novecientos sesenta y nueve cuando llevaron preso a su marido y al día después preparó dos mochilas, cogió a sus hijos y comenzó un peregrinaje por Brasil.

Tras pasar diez meses en la clandestinidad, Marília para escapar del país rapta un aeroplano de la compañía Cruzeiro do Sul, con veintitrés pasajeros y siete personas de tripulación.

Nadie podía sospechar de una madre de familia. Los 5 secuestradores y los 2 menores entraron a la aeronave y se sentaron en la primera fila, Marília y sus hijos en el medio. El destino ya no era Rio de Janeiro, sino más bien La Habana. Nadie pudo eludir que La Habana fuera el destino final. Marília se sintió como «en casa» cuando uno de esos hombres de verde acarició la nuca de su hijo Eduardo, y después le dio un zumo de naranja. Pasajeros y tripulación retornaron a Brasil 3 días después y el resto de los secuestradores negociaron su asilo en Cuba.

Su hijo Marcelo, el día de hoy tiene cincuenta años y setenta y dos horas de vuelo que son un vacío en su memoria. Recuerda su niñez en Cuba como «la mejor etapa» de su vida. Su madre se transformó en un personaje de La Habana de los setenta. Su vecina era Beatriz Allende, una de las hijas del presidente chileno. Las dos montaban fiestas con escritores como García Márquez y con «muchos poetas».